Al ojo del amo, engorda el ganado


Artículo correspondiente al número 311 (21 de octubre al 3 de noviembre de 2011) REVISTA CAPITAL


Mientras el fin de semana pasado los consumidores repletaban la primera tienda de GAP, ubicada en el Parque Arauco,Arístides Benavente, uno de los dueños de Komax –la empresa que trajo la representación de la marca– decidió sentarse a miran quiénes entraban y salían de su nuevo negocio. Cual testigo oculto, se instaló en una banca frente al local para observar a sus nuevos compradores.

El empresario –quien junto a su socio,Carlos Alberto Cartoni, tiene también la representación de Polo Ralph Lauren, Brooks Brothers, The North Face, Kipling y Roxy- estuvo todo el fin de semana en el centro comercial para verificar en vivo y en directo el impacto de su nueva “joyita”, la que -según sus cálculos- reportará un 20% a las arcas de Komax junto a Banana Republic, que abrirá en 2012. Benavente comentó a sus cercanos 

Chile: Proyecto de ley busca retribuir económicamente a quienes usen paneles solares





solares
Me acuerdo cuando  escribía noticias como éstas pero que pasaban en países como China o en alguna otra potencia europea. Recuerdo que pensaba “qué suerte, ¿cuándo va a ser el día de que en Chile pase lo mismo?” Bueno, por fin se dieron cuenta en el gobierno que la única manera de incentivar la industria de las energías renovables era dándole un empujó, que en este caso, va a ir directamente a parar a los consumidores.
El ministro de Energía, Rodrigo Álvarez, dio a conocer un plan que tiene su cartera de otorgar beneficios económicos a quienes opten por usar paneles solares en sus casas o departamentos. Álvarez señaló que podía haber una reducción de hasta un 10% en la cuenta final de los gastos comunes de las personas.
El ministro señaló: “La idea es que las personas naturales y no sólo las empresas puedan recurrir a los beneficios tributarios y a los distintos beneficios fiscales que ayudan a la instalación de estos colectores”.
Si bien nada ha sido definido, lo concreto que este miércoles entró al Congreso un proyecto de ley que buscar retribuir a todos los que opten por este tipo de energía limpia en sus hogares.
Vía Emol

El Chile irrecuperable de Marcelo Montealegre


Daniela Silva Astorga
Diario El Mercurio, Domingo 30 de Octubre de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/10/30/actividad_cultural/actividad_cultural/noticias/eb04842a-fa2c-4013-b604-f1d5850e8a4a.htm

El libro "No me olvido" revive escenas cotidianas, sucesos noticiosos
y distintos rincones del país que el fotógrafo inmortalizó entre 1954
y 1968, antes de partir a Nueva York.
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Las ganas de salir corriendo, cámara en mano, siguen tal como antes.
Apenas sabe de una noticia, el chileno Marcelo Montealegre (75) se
siente igual que a fines de los años 50, cuando integraba la revista
La Voz, del Arzobispado, junto a jóvenes como Abraham Santibáñez y
Hervi. Le pasa lo mismo que cuando trabajaba como freelance para Time,
Newsweek o Manchete, y se involucraba muchísimo con las historias que
retrataba. Y lo mismo que lo hizo construir, cuando niño, cámaras
caseras, rompiendo una Brownie de Kodak. Sin embargo, ahora -dice
resignado- sus ganas de acercarse al máximo a la noticia (como sugería
Robert Capa) se ven truncadas por el cuerpo. "No me da para tanto. Es
frustrante. He hablado con pares de mi generación y han dejado la
profesión por limitaciones físicas, no por cansancio", cuenta.

Ya son 57 años de fotoperiodismo -siempre sin flash - y miles de
fotografías. Anécdotas con Ted Córdova y Mario Planet, entre tantos
otros. Dos matrimonios, cinco hijos, desilusiones, 42 años de vida en
Nueva York y pocas visitas a Chile. "Demoré veinte años en viajar",
dice. Y nueve en volver desde su última visita. Ahora, lleva una
semana en Santiago. Vino a presentar "No me olvido" (Ocholibros
Editores), una publicación con más de 200 fotografías que repasa la
vida de Chile entre 1954 y 1968. Llega hasta el momento en que él voló
a Estados Unidos.

"Siempre me dijeron que no se podían hacer las cosas que yo quería con
la fotografía. Era común oír: 'No, aquí en Chile, no es posible'. Y no
era verdad. Simplemente, era por cultura. Lo puedo decir porque, con
mi plata, que era poca, yo hacía las cosas y, luego, los mismos que me
habían negado recursos me compraban las fotos. Entonces, dije '¿qué
hago aquí?'".
-¿Se sentía viviendo en otro tiempo porque no usaba flash ?

"Claro. Además, ser fotógrafo en Chile no era bien visto. En cambio,
en Estados Unidos me obligaban a decir que lo era en voz alta. Me
sentí aceptado y, de verdad, había gran interés por este oficio".
País a tres caras

Estudió periodismo y mirando las revistas Life y Look -que compraba en
Librería Estudio- aprendió a tomar fotos como lo hace: apegándose a lo
que por sí solo pueda contar una historia. Con esa premisa,
Montealegre inmortalizó las escenas de "No me olvido". Sólo de los
años 50 y 60 tiene más de 50 mil negativos. Por eso, el proceso de
selección no fue fácil: "Encontré sorpresas a cada rato y creí que no
iba a ser capaz de revisar todo", afirma.

-¿Cree que dejó el país en una época bonita?

"No, no tanto. No había la energía de hoy. Pero, en ese tiempo, había
una esperanza de futuro y una creencia de que algo iba a resultar
bien. Una actitud más positiva que la actual".

-Con el paso del tiempo, ¿cómo define las fotos del libro?

"Las veo como de tres Chile. El oficial, que muestra las noticias; el
de mi familia, con una historia paralela, y el de los trabajadores,
que no tiene cobertura de la prensa".

-¿Piensa volver a visitar los lugares que fotografió?

"Sí. Pero la última vez que vine me dio un síncope por la manera en
que Chile ha cambiado. No sé si es para bien o para mal".
Marcelo Montealegre toma su cámara digital e interrumpe la entrevista
para tomar fotos. Rápidamente y sin escatimar disparos. Ahí confiesa
-cosa poco común en un fotógrafo de 75 años- que para él las cámaras
digitales son una bendición. Que puede reemplazar seis aparatos con la
suya, subir rápido las fotos a su sitio web y olvidarse de acarrear
tantos rollos. Toma su iPad, revisa cosas fácilmente y muestra un
portafolio que está armando ahí mismo. Las cosas también cambiaron
para él.

En internet
Montealegre sube constantemente fotos a www.doublemphotos.com

Fotos de Santiago de los años 50 y 60:
http://www.doublemphotos.com/santiago.html

La Biblioteca Nicanor Parra


Artículo correspondiente al número 311 (21 de octubre al 3 de noviembre de 2011) REVISTA CAPITAL
Nicanor Parra –para muchos, el mayor poeta vivo de la lengua– cumplió 97 años en septiembre. Y aunque ha tenido algunas complicaciones de salud, se encuentra de muy buen ánimo y haciendo gala de su lucidez. Sin ir más lejos, vendrá a Santiago el 4 de noviembre para inaugurar la biblioteca de la Universidad Diego Portales que llevará su nombre y que forma parte de un centro, diseñado por Mathías Klotz, de 15 mil metros cuadrados, con cinco pisos y cinco subterráneos y que será uno de los más modernos y completos del país.

Para confirmar su presencia en la apertura, el propio rector de la UDP, Carlos Peña, viajó hasta Las Cruces, donde vive el antipoeta. Cualquier duda sobre su estado anímico quedó disipada en el restaurante Puesta de Sol, en el que comieron un plato de locos. No es la primera vez que Peña visita al poeta, quien suele decir que una de las cosas que más le atraen de la actualidad es el auge de los columnistas, como el rector de la UDP.

La Biblioteca Nicanor Parra tendrá unos 180 mil libros y lo más probable es que para la inauguración se exhiban algunos artefactos o escritos del antipoeta, quien –por otro lado- lanzará en Chile su segundo y esperado tomo de Obras completas, publicado por la editorial española Galaxia Gutenberg.

Mordisqueando el mito


Artículo correspondiente al número 311 (21 de octubre al 3 de noviembre de 2011) REVISTA CAPITAL 
El hombre que democratizó la computación, que devolvió la importancia del diseño a las máquinas y que, básicamente, transformó el mundo forjó una leyenda difícil de descifrar. Complejo, insoportable, misterioso, pero siempre genio. Por Federico Willoughby Olivos.


1. Steve malo versus Steve bueno

El ex CEO de Apple no era un tipo fácil. Todo lo contrario. Si logró lo que logró fue porque su visión personal de cómo tenían que funcionar las cosas nunca respetó ni egos ni visiones paralelas. El periodista Alan Deutschman detalla en la biografía The second coming of Steve Jobs que había un Steve bueno y un Steve malo. “Cuando aparecía el Steve malo, éste no se preocupaba del severo daño que causaba en los egos y las emociones de sus empleados en la medida en que los presionaba por lograr la grandeza en las cosas que hacían. Es más, enfrentados a la terrible furia del Steve malo (muchas veces gatillada por el menor de los detalles), los cerebros de Apple trabajarían más allá de cualquier límite para encontrar la manera de cumplir con las específicas demandas de su jefe y así, volver a estar en gracia con él”. Sin ir más lejos, en The Atlantic relataron la anécdota de lo que fue el diseño del primer iPod. De acuerdo a la publicación, Jobs exigió mucho al equipo de ingenieros, en especial respecto al diseño. De hecho, la primera vez que le presentaron un prototipo terminado Jobs lo miró un rato, lo tocó, jugó con él para después, con una seria mirada, decirles que no, que no servía, “que era muy grande”. Los ingenieros, desesperados, le dijeron que era imposible hacerlo de un tamaño más pequeño, que ya lo habían tratado todo. El siguiente paso de Jobs fue acercarse a un acuario y tirar el iPod dentro. Apenas el aparato tocó fondo algunas burbujas de aire salieron a la superficie. “¿Ven esas burbujas? Significa que hay espacio. Háganlo más pequeño”, dijo en tono seco y se fue. Más tarde el primer iPod saldría a la venta y no sólo vendería millones sino que cambiaría la industria del entretenimiento para siempre.

2. La revolución alternativa

Jobs no enfrentó la vida pensando que ésta tenía un patrón definido. Por el contrario, se encargó de dudar de todo, sin tener miedo a probar. En 1972, después de dejar el Reed College, un importante centro de pensamiento liberal, empezó una profunda etapa de búsqueda y experimentación. Fue en esos años cuando probó el LSD, momento –que de acuerdo a lo que le confidenció años después a un periodista– estuvo entre las tres cosas más importantes que había hecho. “Hay cosas acerca de mí que la gente que no ha probado las drogas psicodélicas –incluida gente que me conoce muy bien, como mi mujer– nunca podrá entender”, explicó. Esa curiosidad y fe en los métodos alternativos fue lo que en 2003, cuando se le descubrió un raro pero operable tipo de tumor en el páncreas, lo llevó a decidir no operarse inmediatamente y optar por un cambio en su dieta pescetariana (que se trata sólo de comer carnes de mariscos y pescados), además de intentar con métodos de sanación orientales.

3. ¿Quién era Lisa?

Jobs siempre fue un tipo celoso de su intimidad. No sólo obligaba a que cada nuevo empleado de su compañía firmara complejos acuerdos de confidencialidad, sino que siempre se preocupó de que los detalles de su familia no fueran públicos. Y dentro de este esquema, quizás la persona que nos permite entender un poco más su figura es Lisa Brennan-Jobs. Ella es la hija que Steve tuvo en 1978 en el marco de de una larga e intermitente relación con la pintora Chris Ann Brennan. Lisa nació justo en el año en que Apple empezaba a tener considerables ganancias y para muchos, el modelo Apple Lisa era un homenaje a ella (algo que Jobs negó, señalando que significaba Local Integrated Software Architecture). Es más, durante muchos años no quiso confirmar su paternidad y, enfrentado a la corte dijo que era imposible que él fuera el padre ya que era “estéril e infértil” y por lo tanto no tenía “la capacidad física de procrear”. Eventualmente Jobs (que tiene 3 hijos más) reconoció a Lisa como su hija, vivieron juntos la adolescencia de ella y le pagó sus estudios en Harvard, donde cursó periodismo, actividad que hasta el día de hoy realiza para revistas como Vogue o The Oprah Magazine. Ocasionalmente escribe en su blog http://www.lisabrennanjobs.net/

4. Cuello de tortuga

En la vida de Jobs nada fue al azar, incluyendo su particular “uniforme”: jeans, zapatillas y polera negra con cuello de tortuga, con el que presentaba cada año nuevos productos. Era lo que vestía también en su rutina diaria y lo que, de paso, le permitió ser uno de los CEO más fácilmente reconocibles del planeta. De acuerdo a la biografía que Walter Isaacson publicará en un par de semanas, la vestimenta tiene que ver con un viaje que Jobs hizo a Japón a principios de los ochenta. Fue entonces cuando le preguntó al director de Sony, Akio Morita, por qué todos los empleados en las fábricas usaban uniforme. Morita le explicó que después de la segunda guerra mundial nadie tenía ropa y por eso Sony les había dado a sus trabajadores ropa para todos los días. Con el correr de los años, los uniformes se convirtieron en una manera de que los empleados se sintieran más identificados con la empresa. Jobs quería lo mismo para Apple y le pidió al diseñador de Sony, Issey Miyake, que creara un uniforme para la empresa. Al regresar a Palo Alto y mostrar algunas de las ideas de Miyake, los empleados le dijeron no estar dispuestos a usar esa ropa y el CEO tuvo que archivar la idea. Eso sí, antes le pidió a Miyake que le diseñara un uniforme para él y así fue como llegaron los famosos cuellos de tortuga negros.

5. Los mails de steve@apple.com
La obsesión de Jobs con los clientes era tal que el propio CEO respondía los mails que le mandaban los consumidores de Apple. Si bien con el deterioro de su salud se fue convirtiendo en una práctica cada vez menos habitual, en sus correos dejó una serie de frases que ejemplifican bastante bien qué tipo de persona era.

“Para la mayoría de la gente, el diseño es sólo la apariencia de algo. Es el tapiz de las cortinas o el color del sofá. Para mí, por el contrario, el diseño es el alma misma de las creaciones humanas, que termina expresándose en las diferentes capas del producto o servicio”.

“Estoy tan orgulloso de las cosas que no hacemos como de las cosas que hacemos”.

“Mi inspiración para los negocios son los Beatles: eran cuatro tipos que mantenían a raya las tendencias negativas de cada uno logrando un particular balance. Y el todo era mucho más grande que la suma de sus partes. Las grandes cosas en los negocios nunca las hace una sola persona, siempre es un grupo”.

“A Bill Gates le deseo lo mejor, en serio. Sólo que pienso que él y Microsoft son un poco estrechos. Hubiera sido mucho mejor si hubiera probado un ácido alguna vez o hubiera asistido a un ashram cuando joven”.

“La cura para Apple no está en recortar costos; la cura para Apple está en innovar de manera que pueda salir de su actual predicamento”.

“No tenemos la oportunidad de hacer muchas cosas, por eso cada una de las que hagamos debería ser excelente. La vida es breve, uno muere, ¿sabías? Y todos hemos decidido qué hacer con nuestras vidas, por eso ojalá hayas decidido bien, ojalá haya valido la pena”.

Jesse Norman y la importancia del "relato"

Artículo correspondiente al número 311 (21 de octubre al 3 de noviembre de 2011)REVISTA CAPITAL

Piñera subestimó una herramienta política tremendamente relevante. Y al hacerlo, debilitó su conducción. Por Cristóbal Bellolio.



Durante la campaña presidencial, el entonces candidato Sebastián Piñera tuvo que aguantar una procesión de analistas e intelectuales que enfatizaban la importancia de contar con un “relato” de gobierno que trascendiera al mero perfeccionamiento de la gestión pública. Digo que tuvo que aguantar porque nunca se compró mucho esa necesidad. Para Piñera, educado en el rigor de los números y los balances, esta obsesión por el “relato” obedecía más bien a la deformación profesional de asesores esotéricos, metafísicos y buenos para la paja molida. Por lo anterior, no les prestó oreja y siguió adelante con el plan señalado: convencer a los chilenos de que el país requería menos ideas abstractas y mejor trabajo en terreno. Que lo que le faltaba a Chile era una “nueva forma de gobernar”. (sigue...)

Hace un par de semanas el propio Piñera, esta vez como presidente, recibió en La Moneda al parlamentario y académico británico Jesse Norman. Se trata nada menos que de uno de los ideólogos de “relato” del gobierno de David Cameron, autor de The big society, obra calificada como la piedra angular del nuevo conservadurismo del Reino Unido. Por supuesto, no estuve presente en dicho encuentro e ignoro qué consejos pudo haber recibido el presidente chileno de boca del señor Norman. Sin embargo tuve la oportunidad de conocerlo y escucharlo el día anterior en una actividad organizada por la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez. En la ocasión, lo interrogué directamente acerca de la importancia que, a su juicio, revestía para un gobierno –independiente de su color político– el contar con un relato articulador o narrativa central. La respuesta no dio espacio a dudas: lo consideraba fundamental. Asumo que le dijo lo mismo al presidente unas horas después.

Mi tesis es que Piñera subestimó una herramienta política tremendamente relevante. Y al hacerlo, debilitó su conducción. Las razones son las siguientes.

La primera es estratégica. Un eje semántico al cual apegarse ordena la agenda. Si la bandera es, por ejemplo, reducir la desigualdad, todas las batallas se articulan en función de dicha bandera. Todas las propuestas políticas salidas del Ejecutivo van con el sello “reducir la desigualdad” y la opinión pública entiende que la evaluación depende del cumplimiento de ese objetivo. En el caso del actual gobierno, la dispersión ha sido constante. Un día es la sociedad de las oportunidades, al otro día la sociedad de las seguridades y una semana después la sociedad de los valores. Al mes siguiente son siete ejes y al rato tres transformaciones. La dispersión facilita la pérdida del control de la agenda.

La segunda razón es interna. Tal como los jugadores de un equipo de fútbol saben a qué atenerse cuando el planteamiento táctico es conocido, un relato orientador de la gestión de gobierno funciona como la brújula que ordena todos los esfuerzos hacia un mismo norte. Sean del partido político que sean, de la repartición que sean o del nivel que sean, los funcionarios de gobierno juegan con un libreto que establece prioridades y administra contingencias desde una idea central. Más aún, si el Presidente no es capaz de contagiar a sus huestes de mística y sentido colectivo, un relato atractivo y compartido por los miembros de un gobierno puede suplir esa carencia.

En tercer lugar, un relato sustantivo –es decir, uno que conecte con ideales políticos y no sólo con mejoras en la administración– promueve una serie de discusiones intelectuales de las cuales el gobierno puede sacar provecho. Una vez instalado en el debate público, el relato es defendido por algunos y criticado por otros, pero en ese proceso crece y adquiere vida propia. Hasta las teorías extravagantes merecen discusión. Una discusión, por lo demás, que no termina en el primer ni en el segundo año de gobierno. Ya que se trata de ideas relativamente abstractas, no es fácil tampoco desecharlas a la primera, lo que le ha ocurrido al gobierno de Piñera cada vez que se denuncia la lentitud del proceso de reconstrucción o las fallas en los hospitales públicos; si la promesa era excelencia y sentido de urgencia, es procedente su cobro en cualquier momento.

Finalmente, contar con una idea fuerza capaz de proyectarse en las labores más relevantes de un gobierno le permite al oficialismo elegir la asociación simbólica que le sea más favorable. En otras palabras, no tiene que aceptar el calificativo que le ponga el rival. Así por ejemplo, si somos el gobierno de la clase media –y situamos el eje en la igualdad de oportunidades– dejamos de ser el gobierno de los empresarios o de los trabajadores. Pero ello implica también convocar un gabinete que represente a dicha clase media. Si el eje está totalmente volcado a la superación de la pobreza, lo mismo. Cuando esto se hace en forma coherente, la oposición ya no sólo ataca al oficialismo sino a todo lo que el oficialismo representa. Hoy, en cambio, pegarle a Piñera es gratis: son pocos los que tienen en alta estima a los grandes empresarios.

Entendería si todo esto le resulta al lector inasible, etéreo y, una vez más, paja molida. El presidente Piñera estaría de acuerdo con usted. Pero en tiempos en los cuales la aprobación o desaprobación depende tanto de la habilidad política y comunicacional de los actores, ignorar estos consejos puede ser una mala idea. Jesse Norman le diría lo mismo.

Mario Waissbluth....Modern family

Modern family

Artículo correspondiente al número 311 (21 de octubre al 3 de noviembre de 2011)REVISTA CAPITAL

Mario Waissbluth, el conocido ingeniero que ha dedicado los últimos cuatro años a pelear por una educación de calidad, tiene su historia. Convertido en uno de los más reconocidos twitteros locales, todos sus hijos –los de él, los de su señora y los de ambos- le han seguido los pasos. Entre los Waissbluth y los Berlin, las dos familias que se convirtieron en sólo una hace más de 20 años, llegan casi a los 80 mil seguidores y están dando de qué hablar en la red. Por Catalina Allendes E.; Fotos, Verónica Ortiz.


Cuando a fines de la década de los ’80 Mario Waissbluth volvió al país tras 14 años de exilio en México, tenía dos hijos adolescentes –Andrés y Javier, hoy de 38 y 35 años– una separación a cuestas.

Hoy, más de dos décadas después, el creador de Fundación 2020 –el primer movimiento ciudadano que comenzó masivamente a exigir una reforma a la educación chilena–, aglutina harto más que eso. Sus dos hijos le han dado cinco nietos, más dos en camino. Se casó con Elena Razmilic, quien lo hizo padre postizo de dos hijos más –Eduardo (36) y Paola Berlin (38), los cuales aportan otros 4 nietos- y un “nuestro” de 19 años, que llegó a completar esta familia de “tuyos, míos y nuestros” que desde distintas trincheras está dando de qué hablar.

Les propusimos juntarnos a conversar. A desmenuzar esta familia de obsesivos tuiteros que en conjunto suman casi 80 mil seguidores y sin tener ningún rostro de TV entre ellos.

Divertidos, creativos y todos muy ocupados, no fue fácil dar con día y hora para la reunión. Finalmente, el encuentro se produjo un miércoles a las ocho y media de la noche en “Mirasol”, como llaman todos a la casa familiar en Los Dominicos, donde el grupo vivió por años y en la que hoy sólo queda Nicolás, el “concho” que recién está en segundo año de Ingeniería Civil en la UC. En todo caso, ahí llegan casi sagradamente cada domingo –cada uno con sus respectivos clanes– al almuerzo familiar.
Vamos por partes.

¿Quiénes son? Mario, la cabecera, es el más público de todos y el que aporta casi 50 mil seguidores. Él es “el aglutinador”, dice su mujer. Él responde que es ella. Ambos son los encargados de mantener a firme al clan. De reunirlo, llamarlo y convocarlo. Aunque a juzgar por la convivencia, la unión se da sola.

Pero la historia entre ellos no partió tan color de rosa. Cuando Mario Waissbluth y Elena Razmilic decidieron convertirse en familia, hace 22 años, pocos apostaban por ellos. “Al principio nadie daba un peso por este matrimonio. Decían este gallo que viene llegando del exilio, que se está casando con esta niña de derecha, no va a durar nada. O cómo van a juntar a esos niños que andan más o menos que con ojotas, por los Waissbluth, con los Berlin, que eran más compuestos. Pero aquí estamos”, confiesa Mario.
“La gente engancha con nosotros porque somos percibidos como un grupo de gente inteligente, culta y poco densa”, acota Paola Berlin.
Todos se ríen del comentario. Incluso sienten que han congeniado tan bien desde siempre que dudan que alguna vez alguien haya pensado lo contrario. Por lo demás, todos venían de una enseñanza escolar similar: los Waissbluth, del Andrée y los Berlin, del Grange, ambos colegios bilingües, más bien liberales y emplazados en La Reina.

Mario cree que el hogar que formaron fue justamente una muestra de la “reconciliación nacional” que se vivía en el Chile de comienzos de los ´90. Al final del día, dice, “entre nosotros siempre estábamos de acuerdo”. Eso ayudó en la fusión.

Y luego vino Nicolás, que los unió para siempre. Tanto así, que aunque Javier y Andrés Waissbluth Weinstein –hijos de la sicóloga María Eugenia Weinstein– no vivían en la nueva casa familiar, Andrés decidió desembarcar ahí, pues quería que su nuevo hermano lo sintiera como a uno de verdad, no a medias.

El único que faltó a la cita con Capital fue Javier, ingeniero civil de la UC, que se convirtió en rabino y tiene muy bajo perfil. Ese día era su cumpleaños, pero estaba “fuera de combate en una de sus fiestas judaicas”, según contó el padre. De hecho, Mario Waissbluth revela –medio en serio medio en broma–que “aquí todos somos ateos, menos Javier, que fue el único que no vivió en esta casa”.

El clan suelta carcajadas otra vez y aprovecha de chequear entre ellos que todos hayan saludado a Javier por su día.
Los Waissbluth y los Berlin confiesan que son una familia civilizada y abierta. Nadie se mete en los temas de otro si éste no lo invita a hacerlo. “Claro que si el tema se pone en la mesa, ahí todos nos lanzamos”, advierte Andrés, también ingeniero civil, pero además director de cine y televisión.

La política a secas, las políticas p úblicas, la diversidad y hasta la descentralización de Chile son parte de los temas que cruzan sus intervenciones, tanto en el mundo terrestre como en el espacio digital. Pero, por lejos, la educación es la madre de todas sus preocupaciones. Aunque Paola Berlin –que estudió leyes, algunos años de Periodismo y ahora es parte de la escuela de talentos de Canal 13–, es la única que ha trabajado en Fundación 2020, el discurso de Mario les ha calado hondo. Todos creen en la necesidad de mejorar los estándares de la educación chilena.

La única que a estas alturas tiene casi prohibido ese tema, es la Nena, como le dicen a la madre. “Me tiene bien aburrido la verdad, siempre es lo mismo”, dice ella. “Pero mamá, si pasan cosas nuevas”, le señala Nicolás, a lo que ella responde con simpleza: “no, todo sigue igual”. Aclaremos que no es que no le interese, sino que ya van a ser casi cuatro años en que su marido ha sido verdaderamente abducido por el asunto.

¡Ya estás tuiteando!

Eduardo Berlin es arquitecto y vive en Boston, tiene oficina allá y acá. Viene a Chile cada mes y medio y se aloja en su “hotel cinco estrellas”, como le dice a la casa de Mario y su madre.

Ese miércoles participó de la junta vía Skype. “Somos una familia que tiene intereses bien universales, muy amplios”, acota a través de la pantalla del computador mientras el clan discutía sobre cuáles eran sus principales motivaciones. “Somos expertos en todo”, dice con algo de sarcasmo su hermana Paola. “Buenos para discutir. Opinantes desde siempre. Tenemos la escuela de hablar”, agrega Andrés quien, como buen cineasta, se encargó toda la noche de enfocar bien la cámara del computador para que Eduardo no se perdiera detalle de la conversa. “La gente engancha con nosotros porque somos percibidos como un grupo de gente inteligente, culta y poco densa”, acota Paola Berlin.

Nena y Javier, el rabino, son los únicos que no tienen Twitter. Mario, Andrés, Nicolás, Eduardo y la Paola, en cambio, le dedican parte importante del día. “Pero no creas, yo tengo iPhone y whatsapp”, dice la mater del grupo para no quedar tan out.

“Mario, ya estás tuiteando”, le dice su mujer en medio de nuestra conversación y él le responde “no, si estoy mirando una cosa”. Esa es la dinámica en esta familia. El único, eso sí, que no ha entrado a la era del smartphone es Andrés (muestra casi con orgullo su antiguo celular) y sólo tuitea desde la oficina. “O sea cuando tuiteo, es porque estoy sacando la vuelta”, dice con risa. Bien vale decir, en todo caso, que es el menos tuiter-adicto.

Eduardo interviene y admite que él hace todo lo contrario: tuitea sólo cuando está en la calle, en el ascensor o caminando, pero siempre desde su teléfono. Algo similar ocurre con el resto.

Todos acumulan varios miles de seguidores. Lo de Mario es tanto que, a estas alturas, tiene que bloquear entre 5 y 10 personas diarias, por el calibre de las ofensas que recibe.

Cada loco con su tema

¿Por qué tanto Twitter? “A estas alturas, para mí se ha convertido en una herramienta de trabajo”, dice Mario, y Eduardo Berlin responde lo mismo. Andrés reconoce que también le ha servido para promocionar sus películas.
“Las redes sociales se han convertido en un eje estructurante de Educación 2020”, cuenta Mario, el patriarca del clan.
Efectivamente, para Mario Waissbluth ya es parte de su rutina de trabajo. “Las redes sociales se han convertido en un eje estructurante de Educación 2020”, explica. Y agrega que en Twitter “puedes detectar el ambiente que se vive. Sirve para testear la receptividad a un tema determinado”.

Aunque a veces se retuitean entre ellos, el clan no tiene acuerdos previos ni concertación alguna para enfrentar juntos la red. “Jamás retuitearía algo de la familia que no me parezca”, sentencia Andrés para dejar las cosas claras.

Eduardo, desde el computador, señala que igual se ayudan cuando alguno hace algo bueno o escribe algo interesante, pues en general lo reenvían a sus seguidores. En todo caso, “para mí es más fácil mandar algo de Eduardo que de mi papá”, agrega Nicolás. Retuitear el mismo apellido le da algo de pudor. A Andrés no le importa. De hecho, ese mismo día se encargó de reenviar a todos sus followers la polémica inserción que Educación 2020 puso en los diarios. “La verdad es que es algo más bien espontáneo”, agrega el cineasta.

Lo de Andrés, por otro lado, tiene mucho que ver con temas políticos. Le gusta hablar de política por Twitter. Es el más “zurdo”, dice el padre. “Me gusta reírme del gobierno”, señala el hijo. “Es opinólogo de la política”, agrega su hermano Nicolás.

Mario tiene varios intereses y así los describe: educación, políticas públicas, política pura y “leseo puro”. Por Twitter se ha hecho famoso por sus personajes como Lucifer o Snoopy. “Con eso lo paso bomba, he terminado llorando de la risa solo. Y mi señora me mira con cara de qué le pasó a este”, comenta.

A Eduardo, este canal lo acerca a Chile y para poner en la palestra temas que, a su juicio, falta que la gente debata. Le gustan los asuntos ciudadanos.

Paola, en cambio, “es la más frívola”, como dice por ahí un integrante de la familia, en medio de risas. Ella aclara, sin que le moleste el comentario, que lo suyo ha ido más bien por el lado de la terminar con la discriminación, cualquiera sea su motivo. A Nicolás lo seduce la música y “crecientemente la política”, agrega Mario.

Con todo, tienen sus críticas a esta red social. “Se ha puesto más fome. Se ha ido gente buena y ha aparecido otra menos entretenida, con menos aporte al debate”, dice Eduardo. Mario añade que está “preocupado por la polarización que está habiendo en Chile, lo que se refleja en la agresividad de Twitter”. Andrés no lo ve así, cree que está exactamente igual, mientras su papá insiste que en educación, al menos, “se ha polarizado en forma bestial”.

Distintos todos. Pero parecidos al fin. Ambos padres estudiaron en la Universidad de Chile, todos los hijos –Berlín y Waissbluth– lo hicieron en la Católica. En política, tienen opiniones distintas. En los valores, están alineados. Son liberales.

La mayoría de los Waissbluth usa Blackberry; la madre y los Berlin, se fueron por el iPhone. Pero para sentarse a la mesa la madre-madrastra impuso una regla: fuera el celular… claro que sólo algunas veces se cumple.

Una familia “bizarra”, como la define Andrés.

Huracán Fontaine


Artículo correspondiente al Martes 18 de Octubre, 2011
Un discurso totalmente rupturista es el que tiene Paul Fontaine para la economía chilena. Dice que el sistema tributario ya no da más y que el Estado debería hacerse cargo de las cotizaciones de las rentas más bajas y dejar de obligarlas a ahorrar en el sistema de AFP. Aquí, su fórmula. Por Catalina Allendes E.; fotos, Verónica Ortíz.
-¿Te consideras rico?
-Ser rico es relativo. Pero de todas maneras estoy dentro del 1% más rico del país.

La pregunta no es porque sí. Es porque, durante la entrevista, Paul Fontaine (45 años, casado, 4 hijos) varias veces puso como ejemplo la comparativa frase “y yo que soy rico”. No tiene ningún empacho en confesarlo. Al contrario, se siente orgulloso de serlo, pues lo suyo ha sido a punta de trabajo, cabeza y un tremendo ojo empresarial.

Hijo del emblemático economista Ernesto Fontaine –uno de los padres de la economía chilena de los años setenta y fiel representante de los llamados Chicago Boys–, Paul también quiere hacer historia desde las ideas, las soluciones y las propuestas. “Me gusta influir en temas que considero que son buenos para Chile. Si yo viera que el país sigue las directrices correctas, no influiría más”, asegura.

Por esa misma razón fue parte del equipo de Marco Enríquez-Ominami en las últimas presidenciales. Por eso también sus columnas en el Diario Financiero, sus cartas al director en El Mercurio y, más recientemente, su tribuna virtual como un empoderado twittero, a la que se sumará su debut en un programa de TV de La Red.

Desde todos esos flancos, Fontaine ha venido pidiendo un alza impositiva para los más ricos, a sabiendas de que su propuesta lo afectará directamente. Pero costos por ello ya ha pagado, cuenta. Después de apoyar a ME-O, tuvo que reducir su consultora a la mínima expresión, pues ninguna empresa volvió a pedirle asesoría.

-¿Qué es lo que te motiva a estar en el debate público?
-La visión de que Chile tiene que progresar. Las ideas que yo he lanzado respecto a distintos temas apuntan directamente a eso.

-Jorge Errázuriz, de Celfin, te acusó de querer influir en beneficio de tus negocios con tus planteamientos. En Twitter te desafió a opinar de la quiebra de Campanario, donde tienes participación.
-Él preguntó en Twitter: ¿qué opina Fontaine de Campanario? Porque piensa que yo opino por beneficio propio, pero nunca he opinado en un tema que me favorezca. Sobre HidroAysén, por ejemplo, lo que he dicho es que debe pagar un royalty y yo tengo inversiones en Endesa y Colbún, y eso no me beneficiaría en nada. Propongo temas que considero que son justos para el país.

Las cosas raras de este país

De ahí su obsesión con la reforma tributaria. Se le hincha el pecho cuando recuerda que Hernán Büchi –el máximo crítico al alza impositiva– dijo hace un tiempo que en temas de números parecía estar gobernando ME-O y no Piñera. “Si analizas el fondo del programa tributario de Piñera, la mayoría de los aspectos en que se ha avanzado son propuestas mías”, dice, pues él mismo le pasó el programa tributario al presidente, tras la primera vuelta presidencial.

Pero para él los cambios que se han visto en ese sentido –producto del terremoto– no son suficientes. “Tenemos que bajar los impuestos a las personas y subirlos a las empresas. Hoy existen fondos de inversión privados que te permiten incluso no pagar el impuesto de primera categoría. Yo eliminaría todas las exenciones tributarias raras que existen; una de las cuales son las sociedades limitadas, donde puedes poner a tu abuela con un 0,1% de la propiedad, que ella retire la plata y así no pagar impuestos. Son cosas muy raras que no se permiten los países desarrollados”.

-Muy en línea con lo que plantearon Warren Buffett y otros millonarios del mundo…
-Warren Buffett tiene una mirada civilizada y razonable frente al pago de impuestos de los más ricos. Fíjate que en Chile una persona que gana 500 mil pesos al mes no ahorra nada y paga el 19% de IVA, más otro 19% entre salud y previsión. Es decir, paga casi 40% de impuestos. El ultra rico, en cambio, que gana 100 millones de dólares al año, paga IVA sobre la proporción que consume, que no debe ser más que el 2%, y de salud y previsión: prácticamente nada por el tope imponible. Si la ganancia es de capital, cero también; si pone la plata en un fondo de inversión privado, también cero. Y si lo pasa por una empresa, paga el 17%. O sea, un pobre paga casi un 40% y un ultra rico, no más de 20%.

Nada de lo anterior es razonable. La torta está repartida para que los ultra ricos no paguen nada, o muy poco, y para que los trabajadores paguen demasiado.

-¿Qué harías tú?
-Varias cosas. Subir impuestos a las empresas a un 30%; bajar la tasa máxima del impuesto a la renta desde el 40% actual a un 30% y que sólo los que ganan más de 20 millones de pesos mensuales paguen el 40%; que las empresas con inversión de hasta un millón de dólares no paguen impuestos si reinvierten, y crear una figura para que los millonarios paguen un 10% adicional cuando retiren dinero.

-¿Y con eso logras recaudar más o sólo se redistribuye?
-Si se sube a los ricos y se mantiene a los otros, se recaudaría muchísimo más. Muchas de las grandes empresas chilenas invierten en el exterior con tasas impositivas mucho más altas que en Chile. Cuando el señor Horst Paulmann dice que subir los impuestos en Chile es malo porque va a bajar la inversión, yo le preguntaría por qué invierte en Perú, entonces, si la tasa allí es de un 30%. O por qué se la lleva a Argentina, donde paga un 35%. La pregunta es por qué tienen que pagar menos impuestos en Chile que en otras partes donde están invirtiendo.

Cambio radical

Pero no es todo. Paul Fontaine propone algo todavía más osado: que todas las rentas menores a 250 mil pesos dejen de pagar las cotizaciones de AFP. Tal cual. Que el Estado se haga cargo de ese pago –manteniendo cada persona su cuenta de capitalización individual–, pero que, con una escala prediseñada, sólo paguen el total de ese 12% aquellos que están cercanos al tope.

“Obligar a las rentas más bajas a ahorrar el 12% de su sueldo, cuando no tienen cómo alimentar bien o educar bien a sus hijos, me parece inequitativo. Y esto es algo que dijo el propio Milton Friedmann: impuesto negativo a los que ganan menos”, advierte.
Según cálculos de sus propios consultores, el 50% de los chilenos gana menos de 250 mil pesos. “Por eso, esto sería un cambio radical y revolucionario. Somos un país con una tremenda desigualdad de ingresos y si subes en 12% los sueldos de los más pobres, provocarías un cambio gigante”, sentencia.

“El 1% más rico de Chile gana lo mismo que el 60% más pobre en su conjunto. Feroz. El 1% es responsable del 90% del patrimonio del país. ¿Cuánto vale una casa en La Dehesa versus una en una población? ¿60 veces más? Matemáticas simples”.

-¿No será poco viable en un país modesto como este?

-Hay que romper un poco el modelo.

-Es que eso no es romper “un poco”...
-Cuando tienes problemas cuánticos, necesitas soluciones cuánticas. Por eso yo propongo un cambio que nunca antes se había analizado. Súper radical. Si tú haces un plebiscito, te aseguro que el 70% de los chilenos estaría de acuerdo. La gente lo querría. Técnicamente, Milton Friedmann me apoya. Nadie de la derecha se podría negar y los socialistas, menos. Sólo se podrían oponer los grupos de interés. El tema tributario actual, que lo impuso el gobierno de Pinochet, está equivocado.

-Pero a juzgar por el crecimiento de Chile en los últimos años, dio frutos.

-Sí, pero está equivocado. Como uno lo ponga es una equivocación y es inmoral.

La voz de los ochenta
“En Chile un pobre paga casi un 40% en impuestos y un ultra rico, no más de 20%. No es razonable”.

A los economistas que armaron este sistema, Fontaine los llama ochenteros. “Que no son los setenteros, como Sergio de Castro. El ochentero fue un economista radical, liderado por Hernán Büchi y Libertad y Desarrollo, que dijo aquí lo que importa es el ahorro y nada más que el ahorro. Olvidémonos del consumo. Pusieron a las empresas pagando 10% de impuestos sólo sobre lo distribuido y puro premio al ahorro… Pero de lo que no se dieron cuenta es de que la gente pobre no puede ahorrar. Yo tengo muchos amigos de clase media a los que no les ha ido tan bien como a mí, que se comen hasta el último peso. Y los ricos, como yo, ¿qué hacemos? Ahorramos y ahorramos, sin pagar demasiados impuestos. ¿Resultado? Se concentra la riqueza. No es justo”.

Agrega: “yo he sido ejecutivo, ahora soy empresario, tengo más de 500 trabajadores, veo a mis empleados, veo el sacrificio de lo que hacen, cómo viven, sus deudas en las casas comerciales. Qué les importa a ellos estar cotizando. No pueden vivir el presente y estamos hablando de 40 años más. ¡Por favor!”

-Pero este sistema responde precisamente a eso, a que no se conviertan en una carga para el Estado en 40 años más, como pasa en otros países.
-El Estado, con todos los excedentes que tiene, les puede cotizar. Es un negative tax. Se puede financiar perfectamente con el alza a 30% a las empresas.

-Más allá de la teoría, ¿lo ves factible políticamente?
-Debiera serlo. Si Piñera hiciera esto, se pelearía con la derecha tradicional pero te aseguro que Chile cambiaría. Les estarías subiendo el sueldo a todos los chilenos más pobres. ¿Tú crees que la gente no querría a Piñera? ¿Quién se perjudicaría? Las grandes empresas, claro. ¿Pero crees que van a tomar menos whisky?

-No, pero podrían generar menos empleo, menos inversión.
-En absoluto. Les sobra tanta caja en Chile, que invierten afuera como enfermos y con tasas impositivas mayores del 30%. Pagan menos en Chile y eso es inmoral. ¿Cuál es la lógica de estar dispuestos a pagar menos plata en Chile que en Perú?
-Bueno, no es fácil llegar y cambiar las reglas del juego. Hicieron inversiones con ciertas tasas impositivas y claramente les cambiaría el modelo si produce un alza de esa magnitud.

-Parte de las reglas del juego es que se cambien. Si no, sería todo inmóvil. Cambió. Y punto. Usted ganó plata de esa forma durante 30 años, pero ahora va a pagar el 30%. Y punto. Cambiar las reglas del juego de verdad sería hacerlo retroactivo y no digo eso. Pero de aquí en adelante cambió.

Si esto se hiciera, además de otros cambios sencillos que propongo, el país cambia de verdad. La izquierda no podría oponerse a ninguno de estos cambios, la derecha se podría oponer a la reforma tributaria, pero sólo a la profunda…

-Eres bien optimista.
-Yo creo que va a salir, tiene que salir. No es razonable que a los pobres les quiten sueldo como ahorro forzoso. No son razonables las diferencias en el pago de los impuestos. Nadie podría votar en contra de la reforma tributaria que propongo. Hay que hacerlo. Los empresarios no representan más del 0,1%.
Desilusionado
Más allá de lo tributario, Fontaine tenía la esperanza de que este gobierno implementara otras reformas, como las siete medidas que apuntan a agilizar trámites que él entregó a La Moneda. Se refiere a elevar de 5 a 10 años la vigencia del pasaporte; eliminar los papeles de entrada y salida del país; eliminar la obligación de publicar en papel los resultados de las empresas (FECU); eliminar la tasa máxima convencional para deudas sobre 5 mil UF; potenciar la atención remota de las embajadas; devolución de impuesto de primera categoría a las AFP (por las acciones que poseen) y licitar al mejor postor todas las señales de TV digital, sin preferencia para los canales establecidos.

-Pero ya tomaron en cuenta varias de tus ideas, ¿no? No se puede pedir todo…
-Es que, por ejemplo, no hay ninguna explicación técnica para que el pasaporte dure 5 años, salvo que quiera cobrar más seguido. Es una pérdida de tiempo y de recursos enorme.

-¿Y no tiene que ver con que con guitarra en mano la cosa es distinta?
-Creo que es un tema de liderazgo.

-¿Piñera no tiene liderazgo? ¿O no deja que el resto avance?
-Algo de eso puede haber. A lo mejor ha puesto a políticos en sectores clave que tienen otras prioridades. No veo que estén haciendo las cosas que realmente hacen falta. No sólo en este ámbito, sino que en muchos más… El gobierno de Piñera me tiene bastante decepcionado. Ha cometido errores infantiles que afectan a la economía, como el pos natal de 6 meses para las mujeres, eliminación del pago del 7% de salud para los jubilados, por ejemplo.

-¿Qué relación tienes con Piñera? Tras la primera vuelta, le diste públicamente tu apoyo.

-Con Sebastián Piñera me junté hace un tiempo y hemos intercambiado algunos emails.

-¿En La Moneda?
-Sí.

-¿Solo?
-Sí. Supongo que ha recibido a mucha gente. Tuvimos una reunión puntual, donde hablamos de distintos temas económicos. De lo que yo creía que era bueno para el país.

-¿Te ofreció algún cargo?
-No. Nunca lo he pedido tampoco.

-¿Qué relación tienes hoy con Marco Enríquez-Ominami?
-De vez en cuando intercambiamos mails, pero no tenemos demasiada relación. No soy miembro del PRO, el partido político que formó.

-Él ha dicho que quiere ser candidato de nuevo. ¿Lo volverías acompañar?
-Con Marco hicimos un programa económico en el que tuvimos bastantes avenencias. Ahora tendría que ver los lineamientos del PRO. Yo soy independiente por definición.

-¿En qué caso dirías que sí y en qué caso no?
-Lo más probable es que, con el partido político, él ya tenga equipos propios y yo no haga falta. Habría que analizarlo. Cuando participé en el programa económico de su campaña fue porque creíamos en políticas que eran buenas y convenientes para el país. Yo no tendría inconveniente en apoyar a Marco de nuevo en la medida que las políticas sean las que yo considero adecuadas. Si en algún momento el PRO toma lineamientos muy de izquierda o estatistas, yo claramente no podría estar ahí.

Campanario y sus inversiones
Paul Fontaine tiene 0,1% de la propiedad de la polémica termoeléctrica Campanario, que hace poco se declaró en quiebra.
Advierte que fue una quiebra por liquidez, pues en su análisis “la empresa, incluidos los contratos de venta energía, vale más que las deudas que tiene”. De hecho, dice en octubre los contratos hubieran dejado 4 millones de dólares de utilidad para Campanario.

El, en todo caso, dice no tener ninguna responsabilidad en la quiebra. Lo que sí reconoce es que SW, que es su vehículo de inversión, es socio de Southern Cross en Tierra Amarilla y además en otros proyectos de generación en etapa de prefactibilidad.

Paul Fontaine y su socio Rodrigo Danús tienen inversiones en el sector minero, de transporte, financiero y energético, con desarrollos no sólo en Chile, también en Colombia y Paraguay.

PARA ENFOCAR EL FUTURO

Para enfocar el futuro


Joshua Silver, profesor de física de la Universidad de Oxford, propone una solución simple y brillante.

Más de 1,000 millones de personas en el mundo en vías de desarrollo necesitan anteojos. Pero los oculistas no se encuentran en cada esquina en el África subsahariana. En algunos lugares la proporción es de uno por millón de residentes. 

Para enfrentar el problema, Joshua Silver, profesor de física de la Universidad de Oxford, llegó con una solución simple y brillante: un par de anteojos, a un costo aproximado de 19 dólares, ajustables por el usuario. 

Se inyecta aceite de silicón en un hueco entre dos láminas de plástico, hasta que el lente proporcione una visión nítida. La investigación de campo del inventor muestra que la corrección puede ser mejor que la de los lentes prefabricados que se venden en tiendas. 

Como director del nuevo organismo no lucrativo Centre for Vision in the Developing World, Silver prevé 1,000 millones de pares para 2020. Hasta el momento, en África y Europa Oriental se están usando 30,000 pares, dos tercios de ellos distribuidos a través de programas de ayuda militar de EUA. 

Los anteojos parecen de "cerebrito", pero hay pocas quejas. Silver recuerda al primer receptor, en Ghana en 1996: un sastre en sus treintas, cuya vacilante visión de cerca le hacía casi imposible enhebrar una aguja. 

El sastre ajustó los lentes, enhebró la aguja en su máquina y comenzó a coser a gran velocidad. "Nunca olvidaré ese momento -dice Silver-, hasta que pierda completamente la memoria".

Grandes cambios climáticos pueden llegar en nuestras vidas


El aumento de la temperatura mundial podría superar los niveles "seguros" de los dos grados centígrados en algunas partes del mundo a lo largo de nuestras vidas, si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando, tal y como advierten dos artículos de investigación publicados en la revista Nature.
ENVIADO POR: ECOTICIAS.COM / RED / AGENCIAS, 24/10/2011, 12:13 H | (474) VECES LEÍDA
"Ciertos niveles de cambio climático es muy probable que se vean superados durante la vida de muchas personas que viven ahora ... a menos que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan sustancialmente en las próximas décadas", según un estudio presentado por académicos de las universidades Inglés de Reading y Oxford, el Met Office Hadley Centre del Reino Unido y la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda.
   "Una gran parte de Eurasia, África del Norte y Canadá podrían experimentar incrementos de temperaturas de dos grados centígrados anuales sobre lo normal en periodos de cinco años para el año 2030, un plazo que no es tan lejano", advierte el informe.
   Hace dos años, los países industrializados establecieron un calentamiento de 2 grados centígrados como el límite máximo para evitar cambios climáticos peligrosos, como más inundaciones, sequías y elevación de los mares, mientras que algunos expertos dicen que un límite de 1,5 grados sería más seguro.
   Existe un amplio consenso entre los científicos respecto a que los compromisos mundiales logrados hasta ahora para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no son lo suficientemente fuertes para evitar el "peligroso" cambio climático.
   El próximo mes, las naciones se reunirán en la próxima Cumbre del Clima de la ONU en Durban, Sudáfrica, donde parece poco probable un pacto vinculante para reducir las emisiones. Asi, un acuerdo global podría demorarse hasta 2014 o 2015.
   El estudio encontró que es muy probable que la mayor parte de la superficie terrestre del mundo registre para 2060 temperaturas medias en periodos de cinco años dos grados superiores a los niveles preindustriales. Si las emisiones se redujeran sustancialmente, el umbral de dos grados podría retrasarse hasta varias décadas.
   Por otra parte, un estudio independiente realizado por académicos del Instituto de Zurich de la Atmósfera y Ciencias del Clima, del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático y el Met Office Hadley Centre, del Reino Unido, entre otros, considera que sería difícil limitar el aumento de la temperatura a dos grados.
   Para conseguir una probabilidad mayor al 66 por ciento de limitar el aumento de temperaturas, las emisiones globales probablemente tendrían que llegar a su máximo antes de 2020, con unas emisiones de 44 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente para entonces.
   "Sin un compromiso firme para poner en marcha los mecanismos que permitan llegar pronto a un pico de las emisiones globales seguido por importantes reducciones a partir de entonces, hay un riesgo significativo de que el objetivo de 2 grados, aprobado por tantas naciones, quede fuera de alcance," sostiene este estudio.
ECOticias.com – ep

Hegel y lo sublime por Juan Ignacio Rodriguez

Diario El Mercurio, Revista de Libros,
Domingo 30 de Octubre de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/10/30/al_revista_de_libros/revista_de_libros/noticias/53ED587A-7AF3-49D2-839B-BCE8113625C0.htm?id={53ED587A-7AF3-49D2-839B-BCE8113625C0}


Contra los que ven en él al archirracionalista (Deleuze, Foucault), al
místico totalitario (Rusell, Popper), al máximo representante del
racionalismo machista (Lonzi); en fin, contra "los mitos" en torno a
George Friedrich Wilhelm Hegel se lanza Carlos Pérez Soto en Sobre
Hegel (Lom). Una apología en la que el oyente (el libro tiene la
agilidad y el tono de una clase) puede introducirse con pedagogía en
el pensamiento -el espíritu, la lógica- de un filósofo que pasa por
oscuro.

Es notable como Pérez, por ejemplo, lleva de la mano al lector por la
Fenomenología del espíritu . El objetivo es claro y rotundo: "...
rescatar su obra (y su vida) de las garras del escepticismo y el
irracionalismo o, con mucha mayor frecuencia, simplemente de la
ignorancia". El autor de la Ciencia de la lógica sería el primer
filósofo en pensar con consistencia más allá de la Ilustración y el
Romanticismo: contra los que presumen de tal -Pérez habla de
"neorromanticismo" o "neoilustración"-, el alemán sería el primer
postmoderno; es decir, la vanguardia de aquel pensamiento que va más
allá de las dicotomías modernas.

Y si de pensar más allá se trata, Hegel es también uno de los temas de
Razón del éxtasis. Estudios sobre lo sublime. De Pseudo-Longino a
Hegel (Universitaria), de Pablo Oyarzún Robles. En lo sublime, explica
el autor, "se trataría de la manifestación del ente en su totalidad
con ocasión de la presentación de un ente singular" (una obra de
Shakespeare, digamos).

El libro, que demanda del lector alguna familiaridad con la jerga
filosófica, traza una trayectoria que comienza con Pseudo-Longino, y
sigue con Edmund Burke, Immanuel Kant, Friedrich Schiller hasta llegar
a Hegel. Más allá de las divergencias -como el empirismo de Burke-,
hay un rastro común que le permite a Oyarzún hablar de la "unidad
ideal de una tradición", que esboza lo sublime como un exceso respecto
de la representación sensible. Allí, Hegel sería el "momento
decisivo", donde se explicita la determinación dialéctica del asunto
o, en otras palabras, donde se presenta lo sublime como inadecuación
de forma y contenido, de finito e infinito. Habría en Hegel, entonces,
un "pensamiento del conflicto", propio de la tradición citada.

Ese punto, que pareciera emparentar las lecturas que hacen Pérez y
Oyarzún del pensador alemán, en realidad señala una divergencia
crucial. En el primero la inestabilidad es lo propiamente hegeliano, y
la dialéctica hace referencia precisamente a ese sello de lo real. En
cambio, en Oyarzún, la irrupción del conflicto a propósito de lo
sublime, se sugiere como un "temblor", como algo "no dialectizable",
es decir, algo que la dialéctica no puede estabilizar o conciliar. Lo
sublime, en fin, haría cierto ruido en la filosofía de Hegel, ruido o
discordia que -si seguimos a Pérez- no sería tal.

Productos màs que ganancias...

En las conversaciones con Diego Maquieira
publicadas en el libro 'Give me a Break'
el poeta dice en una parte que
el artista no está para obtener ganancias
sino para descubrir tesoros.

Me acordé de esto cuando leo
hoy domingo en el cuerpo Artes y Letras
un artículo de Arturo Fontaine
(íntimo amigo de Maquieira)
sobre la recién publicada biografía
de Steve Jobs escrita por Walter Isaacson.

De allí se desprende que Jobs
creó una nueva manera de ser empresario.

Productos, no las ganancias eran su motivación.

Es una sutil diferencia, pero termina siéndolo todo:
a quienes se contrata, a quienes se promueve,
lo que se discute en las reuniones.

El talento para escoger a los que tienen talento
y de enfocarlos en tareas que ellos mismos
muchas veces no habrían asumido
y en las cuales sacan lo mejor de sí.

Sus conocimientos le permitieron interactuar
directamente con los ingenieros
y entender lo suficiente como para poder
dirigir su creatividad y presentir hacia dónde
había que canalizar sus esfuerzos.

Por si a alguien le interesa leer el artículo de Fontaine
se encuentra en esta dirección:

http://diario.elmercurio.com/2011/10/30/artes_y_letras/_portada/noticias/9BC2B0E3-1FA9-47F9-91F6-180B6E0790BA.htm?id={9BC2B0E3-1FA9-47F9-91F6-180B6E0790BA}

Abren Biblioteca Nicanor Parra con sus legendarios Quebrantahuesos



El viernes la Universidad Diego Portales inaugura una biblioteca con
el nombre del antipoeta. Este anunció que irá a la ceremonia.

por Roberto Careaga C.
Diario La Tercera, sábado 28 de Octubre de 2011
http://diario.latercera.com/2011/10/29/01/contenido/cultura-entretencion/30-88659-9-abren-biblioteca-nicanor-parra-con-sus-legendarios-quebrantahuesos.shtml

"Broma periodística hace reír a Santiago", se leía en la portada del
diario Las Ultimas Noticias del 23 de abril de 1952. En la foto que
ilustraba la nota, cinco santiaguinos de traje, corbata y pelo
engominado miraban encandilados una vitrina en el Paseo Ahumada, donde
estaba dispuesta una cartulina con recortes de diarios que formaban
noticias absolutamente improbables. Se leía: "Profesor universitario
afirma que es absurdo pensar", o "Vaca perdida aclara su actitud
frente a vaca encontrada". Sí era una broma, pero bastante más que
eso. Antecedente prehistórico del arte conceptual en Chile, según
Nicanor Parra los Quebrantahuesos eran "pinchazos a la médula".

Hoy legendarios, los Quebrantahuesos fueron una creación colectiva de
Parra y sus discípulos veinteañeros, Enrique Lihn y Alejandro
Jodorowsky. Por varios meses de 1952, semana a semana, fueron colgados
en el Paseo Ahumada y en la calle Bandera, frente a los Tribunales de
Justicia. Ideados por Parra en los albores de la antipoesía, en 1975
tuvieron una segunda vida al ser impresos en Manuscritos, la revista
del Departamento de Estudios Humanísticos de la U. de Chile, que los
situó como un referente de la estética de la vanguardia de los 70. La
próxima semana verán de nuevo la luz.

Es hora de recuentos y homenajes: mientras se lanza el tomo II de
Obras completas y algo + (ver nota pág. 75), el próximo viernes la
Universidad Diego Portales inaugurará la Biblioteca Nicanor Parra (ver
recuadro) y para la ocasión exhibirá ocho Quebrantahuesos originales,
los únicos que han resistido 60 años. Es una nueva etapa en la
relación entre el poeta y la universidad: periódicamente la biblioteca
acogerá muestras de viejos y nuevos trabajos plásticos de Parra. Para
el próximo viernes, de hecho, habrá dos nuevos artefactos: uno alusivo
a Diego Portales y otro compuesto con el libro Bolaño por sí mismo.

A la comisaría

Arrancan los 50 y aunque Pablo Neruda está en el exilio, la escena
literaria chilena se mueve bajo sus códigos y mandatos. Pura
solemnidad. Parra volvía de Inglaterra y ya tenía prácticamente listos
Poemas y antipoemas (1954). Venía a abrir ventanas y puertas. "Parra
fue la alegría. Trajo el intelecto, el humor, fue una explosión", dice
Jodorowsky desde París, y cuenta que junto a Lihn empezaron a
frecuentarlo.

Lo seguían a un bar cerca de la iglesia San Francisco o a su casa,
donde según Lihn jamás se detenía una "praxis poética de trabajos
verbales". Parra, por ejemplo, celebraría como poesía una frase de su
hija Catalina, de 6 años: "Un pez que nada en sus propias aguas". En
ese contexto, apareció un día con la idea y el nombre de los
Quebrantahuesos: collages hechos a partir de noticias de los diarios
que creaban un universo noticioso paralelo, hilarante, absurdo y
poético.

Bajo la tutela de Parra, Lihn, Jodorowsky y un grupo que incluía a
Jorge Berti, Roberto Humeres, Luis Oyarzún y Jorge Sanhueza, se
armaban los textos. Cada uno buscaba sus recortes y, según Jodorowsky,
era él quien tomaba las tijeras y la colafría y los pegaba en la
cartulina. Luego, iban a la vitrina del restaurante Naturista o a la
calle Bandera .

Y funcionaban. Uno de los números provocó que el público se riera de
un carabinero que pasaba por el lugar ante la frase "Carabinero se
tragó su lapicera". Indignado, el uniformado detuvo a Berti y se llevó
el Quebrantahuesos. "En la comisaría", contó Lihn, "el oficial de
guardia se murió de la risa con el cuerpo del delito, y desde esa
comisaría nos llegaban colaboraciones".

"Teníamos 20 años, qué nos íbamos a dar cuenta que durarían tanto. A
nosotros con Lihn qué nos importaba, era una gran diversión", dice
Jorodowsky, que recuerda que Parra veía algo más en los
Quebrantahuesos: los guardó.

Parra veía una subversión radical. "Lo que lográbamos en el
Quebrantahuesos era poner en tela de juicio las leyes del
funcionamiento del lenguaje y del espíritu. La fuerza que hay en
algunos textos no tiene nada que ver con lo que ordinariamente se
llama logos: son pinchazos a la médula", dijo en 1990. Agregó algo más
personal: "Cuando me siento muy abatido y me doy cuenta de que no
estoy en condiciones de ver más allá de mi nariz, vuelvo al
Quebrantahuesos".

Piñera, los jueces y el corazón de los chilenos


por Jorge Correa Sutil
Diario El Mercurio, sábado 28/10/2011
http://diario.elmercurio.com/2011/10/29/nacional/politica/noticias/AAEE89FC-5EB1-4A0C-A958-0092D1AF82AD.htm?id={AAEE89FC-5EB1-4A0C-A958-0092D1AF82AD}


En la medida en que el Gobierno impone su tesis de llevar las demandas
sociales al terreno del orden público, los problemas políticos se
judicializan, al igual como ha ocurrido con tantos otros en los
últimos años , un síntoma más de la mala calidad de nuestra política.
En el "combate por el orden", al igual que antes en "la batalla contra
la delincuencia", el "garantismo" judicial es un escollo mayor para el
Gobierno, pues sus enfáticos cañonazos mediáticos corren el riesgo del
ridículo, si en los tribunales se moja la pólvora, como ocurrió ya en
el caso Bombas.
No es de extrañar entonces que La Moneda haya decidido emitir fuertes
mensajes a los jueces para tratar de que sean más severos.
El vocero los llamó a colaborar, aplicando la ley con el mayor rigor
posible. El ministro de Justicia puso la sustancia, advirtiéndoles que
el modo en que fallaran este tipo de causas incidiría en sus
promociones. Desde el Poder Judicial se enarboló, como siempre, la
bandera de la independencia, se acusaron presiones y se invitó a
evitar el hostigamiento. El Presidente dijo que pedía a los jueces lo
mismo que todos los chilenos, "desde lo más profundo de sus
corazones": que aplicaran todo el rigor de la ley en contra de los
delincuentes.
En cuanto a presiones, aseguró respetar la independencia judicial,
pero dijo sentirse con el derecho de pedirles que hicieran su mejor
esfuerzo por "ganar esta batalla".
El Presidente tiene derecho a elegir y a promover a los jueces, de
entre una lista que confeccionan los propios tribunales, que deben
considerar la antigüedad y el mérito. Entre los pocos propuestos, el
Mandatario es libre para escoger, salvo para la Corte Suprema, en que
participa el Senado. Es parte del poder que un Presidente obtiene por
la legitimidad de las urnas, y si lo tiene es precisamente para que,
por su intermedio, las mayorías puedan incidir en nombrar a jueces más
proclives a ciertos valores jurídicos que a otros. Patricio Aylwin fue
celoso en revisar el historial de los candidatos en casos de derechos
humanos, y Frei examinó su disposición a la reforma procesal penal. En
eso, este gobierno no me merece críticas, explicita sus criterios, a
los que tiene derecho, en vez de ocultarlos en el velo cínico del
mérito.
Otra cosa es exhortar a los jueces a unirse a un combate. Aun hoy, el
prestigio judicial paga caro haber aceptado, hace más de 35 años, la
invitación a combatir al marxismo. Puede que el costo de los jueces
sea aún mayor que el de los propios uniformados, y hay razones para
ello, pues la judicatura, por definición, no está llamada a tomar
parte de ninguna batalla. La defensa del derecho es el reino de la
razón, no el de las armas. En él no caben combates ni propósitos
absolutos, pues todos deben ser ponderados.
El Gobierno no se equivoca al entender que las inclinaciones y valores
de los jueces son tan decisivos como la letra de la ley. Tampoco al
pensar que la política puede influir en los criterios judiciales. El
mejor ejemplo es el de los derechos humanos: sin que cambiara una
letra de la ley, los jueces pasaron desde el rechazo a las peticiones
de amparo a la condena de los mismos actos que antes habían calificado
de inventos y propaganda. Eso lo logró la política.
La política, pero no los empellones. Para ello fue necesario demostrar
primero que los derechos humanos sí estaban en el "fondo del corazón"
de la gente y entonces cambió la judicatura, que es independiente,
pero no impermeable a los valores que se muestran duraderos y
dominantes.
El Presidente, por la vía del nombramiento, tiene derecho a incidir en
los criterios de los jueces. Su debilidad, cuando los exhorta en
materias de delincuencia y de orden público, es que no resulta claro
que interprete fielmente "el fondo del corazón" de todos los chilenos,
al que los jueces sí terminan por inclinarse.
La arena del combate en el que ahora el Gobierno quiere trabarse
vuelve así porfiadamente al centro de la política: a la misma y vieja
batalla por la opinión pública.