El viernes la Universidad Diego Portales inaugura una biblioteca con
el nombre del antipoeta. Este anunció que irá a la ceremonia.
por Roberto Careaga C.
Diario La Tercera, sábado 28 de Octubre de 2011
http://diario.latercera.com/2011/10/29/01/contenido/cultura-entretencion/30-88659-9-abren-biblioteca-nicanor-parra-con-sus-legendarios-quebrantahuesos.shtml
"Broma periodística hace reír a Santiago", se leía en la portada del
diario Las Ultimas Noticias del 23 de abril de 1952. En la foto que
ilustraba la nota, cinco santiaguinos de traje, corbata y pelo
engominado miraban encandilados una vitrina en el Paseo Ahumada, donde
estaba dispuesta una cartulina con recortes de diarios que formaban
noticias absolutamente improbables. Se leía: "Profesor universitario
afirma que es absurdo pensar", o "Vaca perdida aclara su actitud
frente a vaca encontrada". Sí era una broma, pero bastante más que
eso. Antecedente prehistórico del arte conceptual en Chile, según
Nicanor Parra los Quebrantahuesos eran "pinchazos a la médula".
Hoy legendarios, los Quebrantahuesos fueron una creación colectiva de
Parra y sus discípulos veinteañeros, Enrique Lihn y Alejandro
Jodorowsky. Por varios meses de 1952, semana a semana, fueron colgados
en el Paseo Ahumada y en la calle Bandera, frente a los Tribunales de
Justicia. Ideados por Parra en los albores de la antipoesía, en 1975
tuvieron una segunda vida al ser impresos en Manuscritos, la revista
del Departamento de Estudios Humanísticos de la U. de Chile, que los
situó como un referente de la estética de la vanguardia de los 70. La
próxima semana verán de nuevo la luz.
Es hora de recuentos y homenajes: mientras se lanza el tomo II de
Obras completas y algo + (ver nota pág. 75), el próximo viernes la
Universidad Diego Portales inaugurará la Biblioteca Nicanor Parra (ver
recuadro) y para la ocasión exhibirá ocho Quebrantahuesos originales,
los únicos que han resistido 60 años. Es una nueva etapa en la
relación entre el poeta y la universidad: periódicamente la biblioteca
acogerá muestras de viejos y nuevos trabajos plásticos de Parra. Para
el próximo viernes, de hecho, habrá dos nuevos artefactos: uno alusivo
a Diego Portales y otro compuesto con el libro Bolaño por sí mismo.
A la comisaría
Arrancan los 50 y aunque Pablo Neruda está en el exilio, la escena
literaria chilena se mueve bajo sus códigos y mandatos. Pura
solemnidad. Parra volvía de Inglaterra y ya tenía prácticamente listos
Poemas y antipoemas (1954). Venía a abrir ventanas y puertas. "Parra
fue la alegría. Trajo el intelecto, el humor, fue una explosión", dice
Jodorowsky desde París, y cuenta que junto a Lihn empezaron a
frecuentarlo.
Lo seguían a un bar cerca de la iglesia San Francisco o a su casa,
donde según Lihn jamás se detenía una "praxis poética de trabajos
verbales". Parra, por ejemplo, celebraría como poesía una frase de su
hija Catalina, de 6 años: "Un pez que nada en sus propias aguas". En
ese contexto, apareció un día con la idea y el nombre de los
Quebrantahuesos: collages hechos a partir de noticias de los diarios
que creaban un universo noticioso paralelo, hilarante, absurdo y
poético.
Bajo la tutela de Parra, Lihn, Jodorowsky y un grupo que incluía a
Jorge Berti, Roberto Humeres, Luis Oyarzún y Jorge Sanhueza, se
armaban los textos. Cada uno buscaba sus recortes y, según Jodorowsky,
era él quien tomaba las tijeras y la colafría y los pegaba en la
cartulina. Luego, iban a la vitrina del restaurante Naturista o a la
calle Bandera .
Y funcionaban. Uno de los números provocó que el público se riera de
un carabinero que pasaba por el lugar ante la frase "Carabinero se
tragó su lapicera". Indignado, el uniformado detuvo a Berti y se llevó
el Quebrantahuesos. "En la comisaría", contó Lihn, "el oficial de
guardia se murió de la risa con el cuerpo del delito, y desde esa
comisaría nos llegaban colaboraciones".
"Teníamos 20 años, qué nos íbamos a dar cuenta que durarían tanto. A
nosotros con Lihn qué nos importaba, era una gran diversión", dice
Jorodowsky, que recuerda que Parra veía algo más en los
Quebrantahuesos: los guardó.
Parra veía una subversión radical. "Lo que lográbamos en el
Quebrantahuesos era poner en tela de juicio las leyes del
funcionamiento del lenguaje y del espíritu. La fuerza que hay en
algunos textos no tiene nada que ver con lo que ordinariamente se
llama logos: son pinchazos a la médula", dijo en 1990. Agregó algo más
personal: "Cuando me siento muy abatido y me doy cuenta de que no
estoy en condiciones de ver más allá de mi nariz, vuelvo al
Quebrantahuesos".
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