Apretado para regalar

Opinión
Diario El Mercurio, Lunes 24 de Diciembre de 2012

http://blogs.elmercurio.com/cienciaytecnologia/2012/12/24/apretado-para-regalar.asp

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Nicolás Luco Rojas
Ni siquiera a mi hija en Londres le mandé regalo por internet. Podría haberle mandado un libro, flores, algún par de calcetines. Ya es demasiado tarde. Nada que hacer.
También les podría haber mandado a mis amigos y amigas dispersos por el mundo, gracias a Amazon, pero no lo hice. (Ellos saben que los quiero, jeje).
En cuanto a los regalos locales -tómese en cuenta que tenemos 18 nietos- los elegimos con mi mujer, ella propone y yo aplaudo, aunque a veces, objeto y también propongo.
Por fortuna, mi mujer compra toda la batería de regalos. La lista ocupa algunas páginas de su libreta. No. No usa la aplicación "The Gifted" para smartphone, que permite, persona por persona, anotar sus gustos, y luego comprar en línea, por internet. Ni me atreví a sugerirle que la probara.
Todo comprado, ella ya está lista, no quiere un smartphone, y a mí ya me regaló la autorización para abandonarla e ir a una conferencia internacional seis días en febrero, justo para las vacaciones.
En cuanto a mí, yo no necesito para mi teléfono ninguna aplicación de regalos de Navidad, obvio.
El papel de Vieja Pascuera (sin smartphone) que mi mujer desempeña no es despreciable al fin y al cabo. Regalar puede ser algo definitivo: algo que va al hueso. Algo que se toca. Elegir es un acto de generosidad que se concreta en algo. Parece distinto, más vacío, comprar por internet.
De repente, mirando las vitrinas, busco un rastro de los regalos que me hicieron cuando chico. ¿Dónde habrá un caballito-balancín de palo?
Los regalos de la infancia pesan tanto. Los regalos físicos. El misterio de la película "El ciudadano Kane" se resuelve al final, cuando aparece "Rosebud", un juguete de infancia entre la nieve.
Por eso está ocurriendo un fenómeno, según el "New York Times" de la semana pasada: tiendas que sólo vendían en línea se están aventurando a instalarse en locales y vitrinas. Para que la gente toque lo que quiere elegir. Para que imagine cómo lo tocará el beneficiado.
Al fin y al cabo, los regalos son así, para que la gente los toque. Rosebud, para tocarlo. Mi caballito de palo. El Niño Dios.

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