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Nuevo ensayo "Cinépata" Fuguet y el cine como obsesión



El escritor y cineasta declara en Cinépata su apego a las películas de los años setenta y al realismo como la opción de su narrativa literaria y fílmica.  

por Pedro Pablo Guerrero 

Diario El Mercurio, Revista de Libros
Domingo 18 de noviembre de 2012

No hay índice porque el orden en que están dispuestos los textos es aleatorio. Cinépata es un libro de no ficción raro, híbrido, experimental, hecho en un 50% a partir de material ya publicado, dice Alberto Fuguet, pero sometido a una fuerte remezcla. En este sentido, no es una recopilación ("para eso mejor internet", advierte), sino una "bitácora" en la que caben crónicas, ensayos, críticas, perfiles de los escritores cinéfilos Guillermo Cabrera Infante, Manuel Puig y Andrés Caicedo, así como trozos de guiones de "Perdido" (su abortada adaptación de El empampado Riquelme ), "Cincuenta minutos", "Velódromo" y "Música campesina". El DVD de esta última película se inserta, a manera de yapa, bajo la segunda solapa del libro. "Me interesa cada vez más que mis libros sean visuales", explica.
En las primeras páginas, Fuguet insiste en el grado de fanatismo que alcanza la cinefilia. "Una enfermedad, un vicio, un escape, un raye, una obsesión", escribe. El espectador como cinépata, nombre también de su productora y página web. Una palabra que creyó leer en un libro de Caicedo, aunque más tarde descubrió que la había inventado él mismo. "Fue wishful thinking , como dicen los americanos. Pero Caicedo dio el marco teórico porque inventó palabras ligadas a enfermedad, como 'cinesífilis'. Él sentía que el cine era algo que te dañaba. Para mi gusto, cinépata no es tanto enfermedad, sino obsesión y locura, porque uno reconoce que no es algo del todo normal. Un psicópata del cine, pero en el buen sentido, como un juego: celebratorio, alegre, que tiene algo de fútbol".
-¿De fútbol?
-Sí. Lo que me hizo sentir que podía armar este libro es la gran cantidad de escritores latinoamericanos serios, respetados y premiados que escriben de fútbol, tema que a mí no me interesa nada. Me llama mucho la atención tanto cuento y antologías. Me pregunto quiénes son sus lectores. Porque me cuesta creer que las barras bravas lean. Cinépataes de alguna manera mi libro "de fútbol": para fans. Con la diferencia, creo, que hay más lectores cinéfilos que lectores futbolistas.
"Los superhéroes no me interesan nada"
Invitado como parte de la delegación chilena a la Feria de Guadalajara, Fuguet presentará en México Cinépata junto con las ediciones mexicanas de sus novelas Mala onda yMissing , así como la película "Música campesina", protagonizada por su actor fetiche, Pablo Cerda. Además, conversará con el crítico Héctor Soto en una mesa redonda sobre escritores cinéfilos.
Por estos días Fuguet trabaja en "Locaciones", un documental sobre la película "La ley de la calle" (1983), de Francis Ford Coppola. Debiera estrenarse en abril o mayo junto a Tránsitos , el próximo libro de Fuguet, que publicará Ediciones UDP.
Tránsitos es el gemelo de Cinépata . Se separó naturalmente de él cuando con mi editor de Alfaguara nos dimos cuenta de que teníamos más de mil páginas acumuladas y dos líneas claras: cine y libros. Me propuse entregar Tránsitos el próximo 30 de enero. Es un libro gordito también. No quiero que sea una acumulación de columnas, sino que tenga una estructura orgánica extraña. Son viajes por libros de Salinger, Vargas Llosa, la autobiografía de Elia Kazan y memorias de rockeros, más que análisis académicos o sesudos", adelanta.
-¿Cuál es el tipo de autores que te interesan hoy?
-Todos aquellos que no son escritores. Gente que viene del periodismo, cronistas, investigadores o personas que hacen pseudomemorias. Me parece que una de las grandes escritoras chilenas de los últimos veinte años fue Pilar Donoso. De las extranjeras, te voy a nombrar a Joan Didion. Sus novelas me interesan poco y nada, pero todo el resto de lo que hace me parece increíble: sus crónicas, sus libros políticos, sus últimas memorias sobre de la muerte de su marido y de la hija. Anoche estuve leyendo dos horas un libro de Pauline Kael que me trajo de Estados Unidos mi productor. Quinientas páginas de críticas sobre el cine de los 70. Se lee como una novela: me reí, lo pasé bomba, no podía parar.
-¿Por qué te gusta el cine de los 70?
-Lo siento muy identificado con lo que estoy haciendo ahora. En los Estados Unidos de esos años, los estudios dejaron de ser glamorosos, los presupuestos se achicaron, había mucha más libertad, se filmaba en la calle, había menos maquillaje, todo era más francés, más nueva ola. Al Pacino andaba en las calles de Nueva York como cualquier hijo de vecino. Hoy las cerrarían. Todo es superproducción. El cine de esa época tiene una cosa guerrillera. En los 70 se podía perder. Hoy es muy difícil: finales felices, héroes felices. Mira la cantidad de superhéroes, que a mí no me interesan nada.
-¿Qué te pasa con X-Men o Batman?
-Es un cine muy parecido a las novelas best sellers de abogados increíbles, como las de Grisham. O a las de vampiros y detectives. Incluso a los best sellers latinoamericanos de hoy: gente que se pasa viajando por el mundo y escribe en París. Me parece que todos son estereotipos. Lo que más me interesó del último Batman fue la visualidad, la estética, pero no esta idea de que el personaje sea oscuro, porque no me parece realmente tan oscuro. Sabes lo que va a pasar, no hay suspenso. Ya no soy el escritor joven tampoco. Yo veía otras cosas. "Tiburón" me parece entretenida, pero nunca entendí "La guerra de las galaxias".
-¿Prefieres un cine y una literatura realistas?
-Sí. Lo que a uno le gusta también es lo que uno hace. No tengo libros de superhéroes ni de ciencia ficción ni de terror. Realismo suena como mala palabra, pero creo que hay que reivindicarla. Las cosas que he filmado y las que he escrito van por ese lado.
"Yo no maduré, los críticos maduraron"
-¿Qué implica esa opción?
-Como realista, me parece que parte de mi labor es captar las señales de los tiempos. Siento que eso está en "Se arrienda": cómo la gente cambió, cómo se vendió, cómo tus compañeros guerrilleros de la universidad ahora trabajan en grandes empresas. Cuando entré a periodismo pensé que muchos de ellos iban a terminar como Carlos, el Chacal. Creí que iba a correr sangre, que incluso yo iba a ser asesinado por mis propios compañeros. Y hubiera sido hasta cool . Pero al final nadie mató a nadie. Lo digo un poco en broma, pero de verdad con cierto grado de decepción. Porque para mí esa gente fueron héroes. Iban a ser los grandes escritores, los grandes guerrilleros, los grandes políticos. Y ahora todos cotizan en una AFP y están mucho más en el mercado que yo. Y mucho más obsesionados con la fama, que es el nuevo poder, hablando de farándula en televisión. Eso me parece horroroso.
-¿Sientes que a partir de Missing cambió la percepción que tenía de ti el medio literario?
-Sin duda. Pero también fue porque sigo vivo y publicando. No tiré la esponja y había mil motivos para tirarla, porque fui súper apaleado por la crítica. Yo de verdad creo que me adelanté un poco, que quizás estuvo bien que atacaran mis libros o que ciertos autores más cultos dijeran que eran de otro planeta. Hoy me parece que no son de otro planeta, son de éste, y más bien muchas cosas que se publicaron en paralelo a mí eran de otro planeta o se quedaron en el tiempo. El mundo cambió y yo seguí aquí. Como en "Toro salvaje", el boxeador siguió en el ring. Me dediqué a hacer películas porque me di cuenta de que no todo es literatura, pero no me retiré.
-¿No percibes también que esa novela era distinta a tus libros anteriores?
-Al contrario. Missing se parece mucho a mis otros libros. El cliché dice que yo maduré. No, los críticos maduraron.Missing está, casi toda, ambientada en Estados Unidos, que es lo primero que me criticaban. La cantidad de inglés es casi inmoral, y ni siquiera está en cursiva. Tiene mucho de periodismo, que supuestamente no es literatura. Hay crónica, no ficción, experimentos, mucho diálogo. Me parece que no es tan distinto a los otros libros que he escrito. Matías Vicuña perdido en Estados Unidos. Es muy satisfactorio lo que pasó con esa novela, porque ahora siento que mi territorio es legítimo. Ya no soy el peor, y no soy el mejor. Es súper creativo y súper cómodo.
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"En literatura, apuesto por Roncone"
-En "Cinépata" te la juegas por Che Sandoval entre los nuevos directores chilenos. ¿Y en literatura?
-Cuando uno dice esas cosas las dice para hacer guerrilla. Ya no soy crítico de cine, pero me parece que parte de la labor de uno es también marcar territorio. En literatura, apuesto por Juan Pablo Roncone. Escribe sobre temas pequeños. Es una especie de Carver nacional, que no le tiene miedo a los sentimientos. Todos los personajes son parecidos: chilenos de cierta edad, de su generación, losers que viven en ciudades chicas o al tres y al cuatro. Sus historias están ligadas a la incapacidad de comunicación y aunque a lo mejor sean cien por ciento mentira, tienen la suficiente potencia como para que uno crea que son cien por ciento verdad.
 

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