Los empresarios y la voz del pueblo

Jorge Correa Sutil
Sábado 26 de Noviembre de 2011



El temario del Enade da cuenta de las preocupaciones políticas de los empresarios. Quisieron sintonizar con la que llamaron "la voz del pueblo". Parecen avizorar riesgos para el crecimiento y para sus propios emprendimientos no sólo en los problemas de las economías desarrolladas, sino también en la percepción de abuso que deslegitima el modelo y en la desigualdad que hace muy difícil seguir creciendo.
Los expertos en opinión pública que llamaron para comprender esas voces populares les advierten que en este clima se hacen más probables las políticas populistas. Cuestión que el debate del presupuesto educacional hace patente, pues mientras la deliberación racional convence que la inversión más eficaz para disminuir la desigualdad es aquella que se focaliza en la educación pública preescolar, básica y media, el movimiento estudiantil, que empezó con generosas banderas, se hace firme presionando, cual viejo grupo corporativo, para aumentar aportes basales sin transparencia y alcanzar más gratuidad en la educación universitaria, sin exigir a los privilegiados de mañana que retribuyan a futuro estos beneficios.
El mayor problema no es que estos problemas existan, sino que nadie las destrabe; que los canales institucionales no se vayan limpiado para permitir que la próxima vez la política advierta con fidelidad y a tiempo la voz de la calle, que el modelo siga en condiciones de producir una nueva La Polar o que hagamos políticas públicas que mantengan o agudicen la desigualdad.
Sólo la política puede enfrentar estos problemas. Su función esencial es representar a la ciudadanía y sólo ella puede regular la actividad privada para evitar los abusos. Es el único ámbito en que nos reconocemos como iguales y sólo ella, a través de buenas políticas regulatorias, puede morigerar las desigualdades a las que tienden los mercados. La política chilena, particularmente la parlamentaria, no está cumpliendo bien esas funciones y no existen incentivos para que esto cambie.
Los abusos del mercado son problemas no advertidos o deliberadamente ocultados. El caldo en que se cultiva la mala regulación o la falta de ella es el del lobby y la relación oculta entre dinero y política. Los parlamentarios en ejercicio tienen pocos incentivos para cambiar este maridaje y los empresarios individualmente se privilegian de él, aunque al hacerlo dañen al modelo y, así, sus intereses de largo plazo.
Si el Congreso ya no percibe bien la voz de la calle, es porque la falta de competencia electoral, fruto del binominal, el registro electoral previo y la falta de primarias abiertas, ha terminado por hacer que los políticos tengan que recorrer menos calles. Pueden, desde luego, saltarse a los jóvenes pobres, pues ellos no están inscritos y a veces no necesiten entrar a la mayoría de las casas de los distritos que representan. Esto tampoco cambiará sin agentes externos que presionen, pues el cambio representa riesgo electoral para los que ya detentan cargos parlamentarios.
La mejor demostración es la renuencia de la Cámara para aprobar la ley de inscripción automática y la falta de decisión del Gobierno de ponerle urgencia al proyecto, a costa de comprarse un probable conflicto con la UDI.
Me temo que el movimiento estudiantil ya no hizo la tarea de presionar por el cambio de las reglas del juego político. A pesar de su renovado interés por lo público, los jóvenes no parecen creer en su fuerza electoral o no tener suficiente interés, paciencia o esperanzas en la democracia representativa. Su desprecio por la igualdad del voto no hace sino agudizar la crisis de la democracia.
¿Podremos poner ahora las esperanzas en que los empresarios se empeñen en destrabar los males electorales que aquejan a la política chilena? ¿Se decidirán, en aras de salvar el modelo, a presionar a la UDI y al Gobierno para que finalmente la política cambie las actuales reglas del juego, que arriesgan el crecimiento y los negocios, o se irán a sentar a presenciar el choque de trenes que parecen haber advertido se nos viene a no mucha distancia?

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