Cuando ocurrió el atentado a las Torres Gemelas
la Bolsa de Nueva York era una empresa sin fines de lucro
(¿qué pensaría de esto Camila Vallejo & Company?)
que había cambiado poco desde 1792:
miles de corredores gritaban órdenes de comprar y vender.
por Suzanne Kapner
Diario El Mercurio, miércoles 7 de septiembre de 2011
Con el bajo Manhattan inundado de polvo
y las autoridades prohibiendo el acceso
a la zona de los trabajadores no esenciales,
abrir la bolsa no era una opción hasta el lunes siguiente.
NYSE (New York Stock Exchange): Bolsa de Comercio de Nueva York (Wall Street)
Ahora, el mercado forma parte de NYSE Euronext
(que cotiza en bolsa y tiene fines de lucro),
la mayoría de las transacciones se realiza
electrónicamente y oficinas fuera de Nueva York
pueden manejar las operaciones
sin dificultades durante una emergencia.
La transformación no fue totalmente impulsada
por el 11 de septiembre, pero es parte de los muchos cambios
que ha atravesado Wall Street en los últimos diez años.
Como el resto del núcleo financiero de Nueva York,
la NYSE ha cambiado desde los ataques terroristas.
Ahora depende mucho menos del piso de operaciones
y ha asumido un perfil más importante
a nivel global con la compra en 2006
de la firma de corretaje electrónico Archipelago
y su acuerdo pendiente para fusionarse con Deutsche Börse AG.
"Wall Street es hoy mucho más una idea que un lugar físico",
dijo Roy Smith, profesor de la Escuela de Negocios
Stern de la Universidad de Nueva York.
Inmediatamente después del 11 de septiembre,
los observadores predijeron que la élite financiera
de Nueva York huiría de los riesgos de seguridad
percibidos en la punta sur de Manhattan y podría reducirse.
Una década después, Wall Street
es de hecho más pequeña y está más dispersa.
El empleo en la industria financiera en la ciudad
cayó a 168.000 empleos, frente a 190.000,
de acuerdo con datos del estado de Nueva York.
El colapso de las torres gemelas
aceleró el éxodo de las grandes firmas.
Morgan Stanley, el principal inquilino
del World Trade Center, ya trasladó
su sede central a la parte media de la isla
y sacó otras operaciones de la ciudad
para reducir su vulnerabilidad
en caso de una emergencia.
Pero a pesar de las vidas
que se perdieron el día de la tragedia
y la partida desde entonces de grandes compañías,
Wall Street está lejos de quedar desierta.
NYSE, Deutsche Bank AG y Bank of New York Mellon Corp.,
están entre los pesos pesados que retienen una presencia importante allí.
A unas cuantas cuadras, Goldman Sachs Group Inc. inauguró su nueva sede,
a pocos pasos de un gigante que nunca se fue, American Express Co.
Otro cambio todavía más grande
es el incremento de las operaciones computarizadas.
Mientras eso ha generado una industria totalmente nueva,
también ha reducido las ganancias de muchas empresas de Wall Street,
recortando sus lucrativas comisiones.
Grandes firmas viraron hacia otros negocios, como la renta fija,
incluida la venta de títulos respaldados por créditos hipotecarios
durante el boom económico de mediados de la década.
Debido a que los inversionistas se volvieron reacios al riesgo,
firmas venerables como Bear Stearns y Lehman Brothers
-que ocuparon parte del World Trade Center
y el adyacente World Financial Center- sucumbieron
cuando no fueron capaces de asegurar financiamiento.
La quiebra de Lehman hace tres años
obligó a gobiernos de todo el mundo
a ofrecer garantías de billones de dólares
para apuntalar los sistemas bancarios
y los mercados financieros,
dando pie al clima de mercados volátiles
y frágil recuperación económica de hoy.
Las consecuencias de la adopción
por parte de Wall Street de las hipotecas de alto riesgo
como una fuente de ganancias se siguen sintiendo.
Sin embargo, algunos inversionistas opinan
que las preocupaciones sobre el sector son exageradas.
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