Cartas por Carlos Williamson B. Diario El Mercurio, Sábado 09 de Julio de 2011http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2011/07/09/educacion-superior-1.asp Señor Director: No discuto la afirmación de José Joaquín Brunner de que "el sistema dio un giro entre 1973 y 1981" con "la intervención por la fuerza de las universidades y su completa subordinación al poder político de la época". Pero si nunca me he referido a ese período. Mi tesis es que la reforma al sistema ocurre, como él describe, "a comienzos de los 80, en un giro decisivo, la política gubernamental establece un mercado para el sector", o sea sucede exactamente después de 1981. Y si bien se mantiene "la vigilancia" sobre las universidades, lo que tampoco apruebo como estilo de gestión pública y coincido con su descripción de los daños que ello ocasionó, la verdad histórica es que los fundamentos institucionales del actual sistema arrancan en la década anterior al retorno a la democracia. ¿Que no fue importante admitir la creación de universidades privadas sin fines de lucro a partir de 1981? ¿O no fue decisivo en aquel año iniciar el traspaso gradual del financiamiento de la educación superior a estudiantes o sus familias, similares a él y yo, que podían y tenían el deber ético de pagar, reservando los recursos públicos en becas y crédito para apoyar a los sectores más desposeídos? Estos dos pilares que marcan la diferencia, aunque pese a muchos, son del año 1981. Y respecto a su mención de que las universidades privadas se comenzaron a crear a fines del siglo 19, y no habría nada de novedoso en la reforma de 1981, bien sabe que fue bajo un contexto radicalmente distinto. Eran corporaciones de derecho público o privado, que solo podían fundarse mediante una ley específica y con financiamiento íntegro del Estado. Fue un modelo esencialmente "público-estatal", el mismo que aún deambula sin destino en muchos países de nuestra región. Chile se anticipó y marcó una pauta que hoy siguen muchos países del orbe. Y sucedió a partir de 1981. Por otra parte, al lector Atria parece necesario darle un ejemplo para que entienda por qué es regresivo un impuesto general como base para financiar educación superior gratis para todos. Para que el Estado financie el costo del arancel de una carrera de 1,5 millones de pesos para 50 mil alumnos de todas las condiciones sociales, y supongamos que lo incluimos a él entre los elegibles, se debieran elevar los impuestos, digamos el IVA o la renta de primera o segunda categoría, por un porcentaje determinado. Dada nuestra estructura tributaria, que es la de un país serio, sería imposible cargar todo el peso al quintil más rico y liberar del pago a los más necesitados, simplemente porque la progresividad debe conjugar equidad, eficiencia y una base tributaria razonable para financiar las múltiples necesidades sociales, no solo la universitaria. Al final, el costo de los estudios del señor Atria terminaría siendo pagado o por su nana cuando paga el IVA al comprar el pan para los hijos propios o por el negocio de una pyme con escaso capital que fabrica blocks de hojas para los estudiantes de su universidad. Es decir, inequitativo o regresivo. Al revés, si el señor Atria paga su arancel o recibe un crédito reembolsable, libera recursos para que jóvenes del quintil más pobre estudien en la misma universidad donde él se formó. Eso no es adoctrinamiento, es manejar bien conceptos económicos elementales.
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