Sexual Democracia y la generación North Star por Sergio Paz Diario El Mercurio, Wikén, viernes 24 de junio de 2011http://diario.elmercurio.com/2011/06/24/wiken/dejenme_en_paz/noticias/7225F355-29A4-45C2-98F7-8EE9A15865C0.htm?id={7225F355-29A4-45C2-98F7-8EE9A15865C0} "Miguel Barriga está en 'Talento chileno'. ¿Es un oportunista o un astuto? Esa es la pregunta". Unos días atrás, en la cola del banco, me encontré con Miguel Barriga. Fue justo antes de que entrara a "Talento chileno", transformándose en el hombre-rating, el hit de las redes sociales que es hoy. No me acuerdo cuándo fue que conocí a Miguel, supongo que en los años en que era Ludwick, la voz del sillón azul en el malogrado "ENETV" de Kathy Salosny. -¿Y? ¿Qué tal? -le dije al ídolo de Sexual Democracia, el divertido "popklorista", el hombre que alguna vez debe haber vendido más de cien mil discos de su clásico e inolvidable "Buscando chilenos", sin duda uno de los más exitosos en la historia de la música nacional. -Aquí. Sobreviviendo. Como todos -dijo Barriga, con un puñado de cuentas en las manos. Acto seguido lo perdí. No sin que antes se lanzara un pálido "estoy planeando algo" que luego sabría era "algo" grande. La cosa es así: hay quienes acusan a Barriga de haberse metido a "Talento chileno" sólo buscando publicidad para el disco que acaba de terminar. Y, bueno, eso habría sido un buen negocio para los de CHV, que se frotaron las manos con el freakeado regreso de un grande. También para el mismo Miguel que, sin duda, logró volver, recuperarse, del rayado disco duro de la memorabilia nacional. Otros, en cambio (la mayoría), celebran lo astuto que otra vez fue Barriga; aprovechándose una vez más de la media, tal como alguna vez lo hizo en Viña, el tiempo en que toda la Quinta coreó ese hit que, hasta hoy, sólo es comparable con lo más deschavetado de Florcita Motuda. ¿Se acuerdan? Ahora que lo pienso, creo que la primera vez que escuché a Barriga fue en Valdivia; en algún Yanquilandia, uno de esos energéticos festivales de música que se hacían cuando aún nadie en Chile pensaba que podíamos tener un Lollapalooza. Me refiero a los años en que la Generación North Star aún no sabía que terminaría transformándose en la Generación North Face. Tan inflada y autocomplaciente, como bien abrigada y descreída de todo. Creo no equivocarme si digo que Miguel Barriga, el Miguel Barriga, representa como pocos la esencia de una generación que creció entre el pub y la peña y no en el karaoke. Una generación que, si bien no tuvo la chispa del stand up comedy, al menos tenía el sarcasmo, el cinismo, la ironía de la shopería; todo eso que luego se perdió y ahora se recicla en el suave (y a veces inocentón) minimalismo vigente. Miguel Barriga debe tener ¿unos 13 discos? Y sigue ahí; siempre dispuesto a empezar una y otra vez de cero. Y siempre con humor, pero no con cualquier humor, sino con un humor negro que corroe, ya sea cuando lo escuchamos en "Cazuela con sushi", la canción que hizo para el disco de Anita Alvarado, o "Canciones pícaras para los asados", el disco que hizo junto a Marco Fernández, hijo del Temucano. Es bueno saber (y reconforta) que hay un espíritu común, de generación, que se mantiene. Me refiero a esa ochentera idea de que en verdad el mundo no funciona bien y que la mejor receta para eso es la protesta mezclada con mucho humor. La risa frente al caos. ¿Han escuchado las consignas contra HidroAysén? La causa es justa pero los gritos son fomes. ¿Han estado en las protestas de los estudiantes? Los gritos no riman, no tienen humor. Es bueno saber que Miguel Barriga aún está ahí. Es bueno saber que, ahora que las lacrimógenas son más y más fuertes, uno igual puede reír. ¿Una tontera? ¿Muy ochentero?
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