Hace poco, siendo ya de noche,
caminaba distraído, como se dice en la luna,
cuando llego a la esquina, bajo a la calzada
-en el cruce de peatones- sin percatarme
del oscuro bólido que se acerca a toda velocidad.
En cosa de un instante, soy arrollado
por un especie de meteoro metal-mecánico
que produce como consecuencia
el que salga despedido por los aires.
Un pequeño paso para un pobre hombre
un gran salto para mi desarticulada humanidad.
Desde el suelo alcanzo a escuchar
al conductor que airadamente me espeta:
«¡Es paso de cebra, huevón, no paso de tortuga!»____________________________________________
*: una versión levemente modificada de las anteriores, sólo por divertimento
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