Apuntes apurados de un artículo
dedicado a «Los 10 + Creativos de Chile»
publicado en la Revista Sábado
del diario El Mercurio, 7 de mayo del 2011
Cuando llegue la inspiración,
que me encuentre trabajando. (Pablo Picasso)
Alejandro Aravena:
Es tan importante
no inventar la rueda de nuevo
como querer volver a inventarla,
porque los saltos importantes en el conocimiento
vienen de mejorar algo que se suponía inmejorable.
En principio Chile es un país fértil para la creatividad,
porque tenemos suficientes problemas y restricciones
que son la materia prima para la creatividad,
pero no tantos que estemos agobiados
y sólo podamos contestar con clichés.
También porque nuestra masa crítica interna
es pequeña y eso nos obliga a estar
constantemente enterados
de lo que pasa en otros lados,
pero por otro lado
estamos suficientemente lejos
para poder trabajar concentrados.
El problema es que la gente en Chile
no creo que sea particularmente creativa,
porque para eso hay que tener
mucho que ganar y poco que perder.
Los que tienen las herramientas para crear, la élite,
parece tener susto de hacer algo distinto y una autoestima baja,
lo que explicaría conductas que tienden al rebaño.
Y los que tendrían la libertad mental
de pensar desde fuera de la caja,
los que tienen poco que perder,
en general no han tenido
una educación apropiada
como la de la élite
y por tanto no tienen
ni las herramientas para prosperar.
Eso quizás explique
que los emigrantes sean
los que han empujado
el carro de Chile,
porque tienen la educación
y la libertad al mismo tiempo.
-¿Qué ayuda para pensar creativamente?
-Lo que normalmente hacemos
es, por un lado, pensar en voz alta,
en grupo, sin vergüenza a decir cosas
de las que uno se arrepiente casi en el momento
que están saliendo de la boca o del lápiz;
en esos momentos hay una desnudez intelectual
que obliga a tomar el riesgo de proponer
y abandonar el plano seguro del diagnóstico y la crítica.
Eso, alternado con aislamiento en silencio
y sin distracciones, sin email, sin música,
en la nada más absoluta posible, donde pensar duro.
-¿Qué lo inspira fuera del mundo de la arquitectura?
-Las historias de cambios revolucionarios
donde se puede identificar tanto la descripción inédita
del "Big Picture" que alguien haya hecho
para permitir una innovación consciente
(lo contrario de un chiripazo),
como el detalle técnico específico
que explica ese salto discontinuo...
Pienso en la capacidad de saber
que para resolver
el problema de una silla de ruedas
que se pueda poner de pie,
hay que mirar cómo se equilibra una escoba.
---
Pablo Larraín:
Buscar nuevas soluciones para viejos problemas
Con el tiempo he aprendido
a botar lo que no sirve,
aunque me guste mucho.
Al final el cuento no te lo cuenta nadie, te lo inventas.
Armar un buen equipo es tan o más importante que la idea misma.
Raúl Ruiz:
En el espacio
de lo que se cree que va a suceder
y lo que realmente sucede,
está el campo magnético de la creatividad.
Una simple evocación de infancia
me hace crear asociaciones.
Confundir realidad con imaginación
a veces desencadena un sistema asociativo...
La pequeña creatividad es muy abundante,
en Chile, de las grandes ideas no sé.
Pero los ocurrentes, a los que se les
ocurren ideas chicas, hay.
Y así como no hay amigos chicos,
no hay ideas chicas.
Raúl Menjíbar:
Cuando transformamos las ideas en realidad,
estamos hablando de nuevas realidades que no existen
y que no se pueden mirar con temor sino con fascinación.
Así, la idea se convierte en desafío y el desafío en obra.
Chile es un constante todo por hacer.
A pesar de ser un país conservador,
nos ayuda mucho el ser un país sufrido.
Nuestras crisis son trágicas pero benignas.
Tenemos metidas de patas
en vez de corrupción,
chaqueteo en vez de abuso,
terremotos en vez de decadencia.
Siempre estamos al filo,
y eso nos hace creativos en esencia.
Un estado inspirador:
la inocencia del niño
con el rigor del adulto.
Las ideas no aparecen
cuando me propongo
tener una idea.
Aparecen automáticamene
después de curiosear,
jugar e imaginar.
Darme espacios para lo lúdico,
después trabajar muy duro.
Las soluciones están en el colectivo creativo,
en las personas y su diversidad.
Es necesario darles espacio y respetarlas.
Encontrar una solución requiere
de un acto de humildad
y de entender que las ideas
provienen de momentos inesperados.
Tolerar las estupideces,
porque muchas veces
detrás de lo que parece tonto
puede haber una genialidad.
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