El monosaurio


"La conclusión es tipo parábola: el dinosaurio se quedó y se extinguió; el mono se arrancó y se salvó.


El Chilesaurus diegosuarezi es un rompecabezas evolutivo y eso indica claramente que la especie descubierta es totalmente chilena.

No es ni lo uno ni lo otro. Es de la familia de los tiranosaurios, pero herbívoro.

Algo de terópodo, un poco ornitisquio y lo restante de saurodopomorfo.

Es decir, con una morfología que no la entiende ni Dios, como diría un español.

Como las regiones de Chile, donde la XV es fronteriza con la I y la XIV está entre la IX y la X.

El Chilesaurus diegosuarezi era un ser con cuerpo de puma, cabeza plana y parecida al de un guanaco, dedos cortos, porte de pony y manitas de avestruz.

Como un mosaico que lleva de un cuanto hay: piedra, sudor, madera, ramas, escupo, yeso, barro, vidrio y qué sé yo.

Una extrañeza y una rareza.

Como el ministro de Bienes Nacionales o como Andrés Navarro presidiendo la Sofofa.

Como los 50 años de Cecilia Bolocco, en 10 días a partir de hoy.

Como esos parlamentarios apernados y atornillados que van para los 40 años con la prédica de la renovación. Ahora apoyarán un límite de dos períodos, ¿pero los que llevan siete, esos siete: los van a contar o no? Los honorables Patricio Melero, Sergio Aguiló, Sergio Ojeda y René Manuel García deberían dejar sus partidos y formar un grupo aparte: la bancada de los marinados. Y hay decenas de honorables con 6, 5, 4, 3 y 2 períodos. ¿Cuál será la cuenta? La del pequeño capitán: borrón y empecemos de cero, aunque llevemos 38 años o 26 o 12 u 8.

Ver para creer.

Al Chilesaurus diegosuarezi nadie lo vio y como solo quedan los huesitos recién hallados, nadie lo toma en serio, por pequeño, inexplicable, ridículo, raro y contrahecho, para ser dinosaurio. Y por eso mismo muy chileno.

Entonces uno entiende la suerte del Chilecebus carrascoensis, el primer mono sudamericano.

Un primate feliz y juguetón que vivía por los alrededores de lo que hoy es Rancagua, pero hace 20 millones de años.

Dicho mono, cuando empezó a evolucionar, vio venir el porvenir, por intuición, reflejos y olfato.

Entonces se fue moviendo como que no quiere la cosa y cuando evolucionó otro poco, comenzó a trepar por la delgada y larga franja de tierra.

Cuando llegó a su cima evolutiva, en ese instante, el primate huyó de esta parte del mundo, en busca de climas más benignos y fértiles para su especie. Esas selvas tropicales, con harta selva y pajaritos, con lianas, ramas donde protegerse y mucha fruta.

Lejos del espino, el litre y el matorral de la zona central y de los fríos de los Andes.

En la actualidad no hay monos en Chile y la razón es evidente: no son tontos.

El Chilecebus carrascoensis no quiso correr la suerte del Chilesaurio, y en vez de la extinción, prefirió la huida.

El Chilesaurus diegosuarezi estaba descansando en paz. Bien por esa especie tan rara y extraña. Así fue durante 145 millones de años y fracción.

Hasta que un cabro chico encontró sus huesitos en las cercanías de Mallín Grande, un pueblo como en bajada, con un emporio a la entrada, donde venden pan.

Lo descubrió, lo bautizaron y resulta que ahora es chileno.

La conclusión es tipo parábola: el dinosaurio se quedó y se extinguió; el mono se arrancó y se salvó.

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