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Daniel Samper Pizano, John Carlin y Juan Villoro

Extractado de un resumen que Alberto Montt hizo de una conversación sobre fútbol entre Daniel Samper Pizano, John Carlin y Juan Villoro, en el encuentro llamado 'Hay Festival', cuya décima versión se realizó en Cartagena de Indias‏


En el fútbol la emoción ocurre dos veces 
en los hechos y en su representación
a través del mundo de la palabra.

Es difícil agregarle 
algo misterioso
a algo que en sí mismo 
ya es una épica narrada.

El fútbol es lo más importante
de lo menos importante.

Me pregunto si merece tanta atención,
tantas palabras y horas dedicadas.
Gente seria como nosotros,
con familias que alimentar.

Eso define mi estado mental.


Siempre tengo ambas partes presentes.
Al punto que yo mismo no estoy seguro
si, cuando escribo columnas, 
estoy hablando en serio o no.
Me enredo con estos 
dos elementos tan contradictorios.

El hecho científico y objetivo
es que el fútbol es el gran tema
de conversación para la humanidad.
Quizá de asuntos domésticos
se hable más, pero como 
fenómeno social nada lo supera.

Conocemos a quienes son incapaces
de recordar las cosas más elementales
de su trabajo y no olvidan, por ejemplo,
la alineación del equipo favorito
o cómo se llamaba el árbitro
que invalidó un gol decisivo para los suyos.

Tenemos una memoria selectiva,
y la del hincha es la de 
un erudito de la pasión,
que llena su cabeza de datos inútiles
que solamente le van a servir para aumentar
sus propios sentimientos y emociones.
Eso te da el fútbol.

Es uno de los deportes
en que más se escupe.
En el sistema narrativo del fútbol,
el escupitajo es una especie
de signo de puntuación,
una pequeña pausa.
Te permite articular un partido.
Quizá tiene que ver con un resabio agrícola
al jugarlo en una especie de falso campo.

Una de las cosas más maravillosas del fútbol
es que es injusto y la injusticia forma parte
de la vida. Es el deporte que más se parece
a la experiencia que tenemos del mundo.

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