Año Nuevo, ¿gabinete nuevo?

A nadie le gusta que lo pauteen, pero si las cosas van de mal en peor, ¿no será mejor hacer cambios que esperar que te puteen?‏



"Pongámonos en un escenario ficticio y maquiavélico por un instante. Imaginemos que el gabinete es deficiente, inepto e ineficaz, y que es más una carga que una ayuda para la Presidenta..."


Hay un famoso dicho norteamericano que dice más o menos así: " If it ain't broke, don't fix it ", que quiere decir: "si algo no está estropeado, no lo arregles".

La frase la dijo a fines de los 70 Bert Lance, un ex asesor y jefe de presupuestos de Jimmy Carter, el que tuvo que renunciar al gobierno tras ser vinculado a un escándalo de corrupción.

Me acordé de Lance y de su frase a propósito de los rumores de cambio de gabinete que resurgieron esta semana en Chile. Porque pese a que se han multiplicado las voces que piden un ajuste de ministros, la Presidenta Bachelet se ha mantenido impertérrita.

Esto puede ser por dos razones.

La primera es que ella podría estimar legítimamente -en gustos no hay nada escrito- que su gabinete está poblado de puros cracks y que "la están rompiendo", como se decía en mi pueblo. Así las cosas, estaría aplicando el principio de que es inoficioso intentar reparar algo que funciona perfectamente bien.

La segunda es que -como ella misma lo ha reconocido- la Mandataria detesta que la pauteen, tanto desde los partidos como desde los medios de prensa. Entonces, es posible que ella evalúe qué miembros de su gabinete lo están haciendo mal, pero que pese a eso no los va a cambiar mientras haya personas naturales o jurídicas que se lo recomienden.

El problema que tiene esta segunda alternativa es que la pone a ella en una situación vulnerable.

Pongámonos en un escenario ficticio y maquiavélico por un instante. Imaginemos que el gabinete es deficiente, inepto e ineficaz, y que es más una carga que una ayuda para la Presidenta. Que además está mal evaluado por la ciudadanía y eso incluso arrastra a la Mandataria hacia la impopularidad. Pues bien, la estrategia óptima de aquellos que le desean mal al gobierno es pedir todos los días que haya un cambio de gabinete, porque así evitarían que ella haga los cambios que necesita para enmendar el rumbo. Y así las cosas seguirían de mal en peor hasta toparse con otra frase típica, variación de la Ley de Murphy: "si algo está saliendo mal, lo más probable es que siga saliendo mal".

Esta reflexión es harto perturbadora, porque me puse a revisar en los medios quiénes han pedido cambio de gabinete y encontré que se reparten casi por partes iguales las solicitudes provenientes desde la oposición y desde el oficialismo.

Pero el problema es el siguiente: este miércoles 31 de diciembre es la víspera de Año Nuevo, y la tradición es que el gobernante de turno organice una velada en el palacio de Cerro Castillo para recibir el nuevo año junto a sus ministros y sus parejas frente al espectáculo pirotécnico de Valparaíso. Obviamente, la Presidenta Bachelet tiene contemplado realizar esta fiesta, que sirve de algún modo para estrechar lazos y proyectar el vínculo, en este caso, hacia el 2015. ¿Qué hará ella en esta ocasión? ¿Cambiar a los ministros que quiere/necesita cambiar antes del 31? ¿O los cambiará pocos días después, convirtiendo esa cena de fin de año en una suerte de "última cena", mucho menos bíblica pero igual de trágica? ¿O, para evitar precisamente aquello (probablemente las invitaciones ya están cursadas), no hará ningún cambio hasta febrero o marzo? ¿O no hará nada, porque "si algo no está descompuesto no hay que desecharlo?

Les dejo la inquietud. Y nos leemos el próximo año.

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