No es la economía ministro, ¡es la calidad!‏


Estimado ministro, nos ha pedido que confiemos en usted, a pesar de todas las declaraciones extrañas que ha hecho desde que asumió. Yo estoy más que dispuesto, pero ayúdenos un poco a hacerlo. Ha pedido que confiemos porque fue un buen ministro de Hacienda y lo fue, pero ha reconocido que no sabe de educación. Ha pedido que lo evalúen por los hechos no por los dichos, pero sólo tenemos dichos y una confusión en todos los sectores incluyendo a su coalición de gobierno.
Nos dice que no puede decir cuál es el diseño de toda la reforma, sino que la irá revelando de a poco. Eso es como construir una casa sin planos de arquitectura. Los proyectos que ha mandado al Congreso son realmente malos, como el interventor universitario, y lo referente a los colegios subvencionados. No debe haber interventor sin una superintendencia. Puso la carreta delante de los bueyes.
Nada de esto ayuda a que le tengamos confianza, ya que, como los antibióticos, sus reformas van a arrasar con lo bueno y lo malo al mismo tiempo.
La confianza llegará cuando entienda que la primera prioridad de una reforma educacional es la calidad, la segunda es la equidad y se focalice en ello. Todo el resto es instrumental, es ideología. El día que tengamos total cobertura y calidad en la educación preescolar, y liceos públicos de alta calidad, otro gallo cantará. De eso es lo que queremos hablar, no de más cruzadas ideológicas sesenteras que no llevan a nada, salvo a la polarización como entonces.
¿Qué va a hacer con la traba que es el estatuto docente? ¿Cómo va a conseguir buenos profesores y directores? ¿Cómo va a lograr la máxima diversidad de proyectos educativos y aplicar las nuevas tecnologías disponibles? ¿Cómo va a involucrar a los padres?
¿Cuánto cuesta realmente todo lo que propone y cómo será la asignación de los recursos? No es confiable, ministro, que nada haya dicho de ello y que pida los recursos sin decir exactamente cómo los quiere usar, y de eso sí que usted sabe. Yo creo que está muy consciente de que con todo lo que Bachelet ha ofrecido gastar, ya no quedan tantos recursos para la educación cómo se suponía. ¿Por qué no transparentar el gasto?
La desmunicipalización es un serio error y una pérdida de 30 años de experiencia del país. Lo que hay que hacer es apuntalarla y financiarla adecuadamente, lo que no se hizo por razones ideológicas en la Concertación. La nueva forma de centralización que propone no es confiable y no sabemos cuánto cuesta ni cómo será administrada.
En el tema universitario, la confusión es gigantesca. ¿Piensa fijar tarifas en las carreras? Ese sería un error de proporciones, ya que la educación no es un commodity. Tendría que fijar miles de precios. ¿Cómo será la gobernanza de las universidades estatales con nuevo financiamiento? ¿Por qué discriminar a la Universidad Católica que es hoy la mejor de América Latina o a las privadas que son mejores que las públicas? ¿Qué hará en investigación?
En fin, ayudemos a ayudarle, porque que hoy ya no tiene el capital político que tuvo para pedir un cheque en blanco. Yo más bien diría que está sobregirado. Necesitamos garantías reales y todos lo ayudaremos.

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