Hay espectáculo, bulla y más de algún placer en la destrucción y el desmadre bien dosificado, pero no va a necesitar mucho viento para que se lleve de su cabeza el recuerdo de la película...‏

“En el tornado”

"Hay espectáculo, bulla y más de algún placer en la destrucción y el desmadre bien dosificado, pero no va a necesitar mucho viento para que se lleve de su cabeza el recuerdo de la película..."

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En esta época de efectos especiales digitales, las películas de desastres naturales son sinónimo de excesos apoteósicos capaces de taladrar los sentidos más resistentes, donde la principal víctima es la capacidad de los cineastas de construir dramas interesantes. “En el tornado” es una extraña mezcla entre las clásicas películas de supervivencia que siguen a un grupo de personajes durante la catástrofe, y la ya no tan nueva tendencia de “película–montaña–rusa”, en que todo el metraje es grabado por los mismos protagonistas. El efecto que se busca es generar la sensación de “estar ahí”, aumentando supuestamente la tensión y también el vértigo en aquellos espectadores de estómagos más sensibles. La “historia” esta vez sigue a un puñado de jóvenes en un pueblo a punto de ser azotado por el más feroz de los tornados, y al grupo de “caza tormentas” que llega al lugar esperando grabar material para su documental. Rápidamente la madre naturaleza desata su furia contra los personajes apenas dibujados y todo se reduce a escapar, sumergirse, esquivar, sumergirse y agarrarse a cualquier cosa con tal de no salir disparados. Hay espectáculo, bulla y más de algún placer en la destrucción y el desmadre bien dosificado, pero no va a necesitar mucho viento para que se lleve de su cabeza el recuerdo de la película.

“Into the storm”. EE.UU., 2014. 89 minutos, todo espectador.

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