Carlos Portales"En todas las esferas de nuestra vida se requieren liderazgos honestos y transparentes que construyan confianza entre los chilenos..."
Chile está enfermo de desconfianza. Menos del 20% de los habitantes de este país cree en las otras personas y menos del 50% confía en las instituciones políticas, económicas, laborales, sociales y religiosas (CERC, 2014; UC 2013). Y mientras menor es la confianza en una nación, más escasas son sus posibilidades de progreso. En su libro "Confianza" (1995), el politólogo Francis Fukuyama muestra cómo este factor promueve una sociedad civil empoderada y un Estado menos intervencionista, factores que conducen a la prosperidad.
¿Cómo frenar esta desconfianza que coloniza nuestra convivencia? Instituciones transparentes promueven la construcción de una sociedad inclusiva. Pero es insuficiente. También se requieren los liderazgos responsables para construir una nación con verdadero affectio societatis .
En el ámbito político, el programa para el desarrollo de Naciones Unidas dio a conocer su "Auditoría a la Democracia en Chile", que evidencia una baja credibilidad en nuestros partidos políticos, lo que en parte explica una disminución de la participación electoral a menos del 50%. Por ello, la reciente aprobación de la reforma, que permite modificar el binominal dotando a nuestro sistema político de mayor representatividad, competencia y participación ciudadana, y recuperando en parte la confianza perdida.
Sin embargo, de poco sirven estos cambios institucionales si no van acompañados de dirigentes políticos creíbles y con visión de Estado que acerquen a los ciudadanos a la democracia. Liderazgos como los del ex Presidente Sebastián Piñera destruyen la confianza en la política. En un régimen presidencialista como el nuestro, la influencia del Primer Mandatario es decisiva para el desarrollo de su coalición. Pues bien, al comenzar su mandato en 2010 la derecha tenía el 52% de los votos y dos partidos fuertes. Al terminar, deja como balance su figura personal con un 50% de aprobación, pero con la mitad del apoyo electoral y cuatro partidos destruyéndose entre sí. ¿Quién confía en el ex Presidente Piñera para el 2017?
En la otra vereda, Marco Enríquez-Ominami intenta su tercer asalto a La Moneda seduciendo a la izquierda de la Nueva Mayoría a quienes ha criticado incesantemente desde las elecciones del 2009. ¿Quién le cree a la voltereta oportunista de ME-O, que cambia su eterno discurso rupturista para buscar ser el candidato de una izquierda tradicional sin carta presidencial? Por su parte, las recientes declaraciones del intendente Francisco Huenchumilla focalizando la "solución" del conflicto en La Araucanía exclusivamente en el traspaso de tierras al pueblo mapuche tampoco facilita el diálogo y el acercamiento de las partes involucradas. Otros dos casos de destructores de la confianza.
La falta de credibilidad también afecta otra esfera de nuestra convivencia: las relaciones laborales. Hay una brecha de confianza significativa entre empleadores y trabajadores (UAI-Visión Humana, 2013) y temor de estos últimos a la sindicalización (Encla, 2011). Por ello, hay que aplaudir la eliminación del multi-RUT, impulsado por la ministra Javiera Blanco, que contribuye a detener el debilitamiento y fragmentación de los sindicatos y a facilitar que los trabajadores negocien con su real empleador.
Sin embargo, los cambios legislativos y la fiscalización no cimentarán relaciones laborales de confianza si no se produce un cambio de conductas. Hay empleadores que aplican prácticas antisindicales y existen dirigentes que malversan los fondos del sindicato y venden su derecho a fuero al propio empleador. Y hoy opera una activa industria de asesoría a sindicatos que lucran con la exacerbación del conflicto entre empresarios y trabajadores. Es el caso de Miguel Cano, marido y socio de la actual ministra de Desarrollo Social, Fernanda Villegas. Con su empresa, él recorre el retail en busca de sindicatos débiles a quienes empuja a desechar el diálogo, radicalizar sus demandas y promover las huelgas, dejando a su paso relaciones laborales dañadas, difíciles de recomponer, y destruye confianzas.
La institucionalidad y las leyes no bastan para devolver la credibilidad perdida. En todas las esferas de nuestra vida se requieren liderazgos honestos y transparentes que construyan confianza entre los chilenos. Ese es el camino para un mayor progreso y una sociedad que integre a todos los suyos.
Carlos Portales E.
¿Cómo frenar esta desconfianza que coloniza nuestra convivencia? Instituciones transparentes promueven la construcción de una sociedad inclusiva. Pero es insuficiente. También se requieren los liderazgos responsables para construir una nación con verdadero affectio societatis .
En el ámbito político, el programa para el desarrollo de Naciones Unidas dio a conocer su "Auditoría a la Democracia en Chile", que evidencia una baja credibilidad en nuestros partidos políticos, lo que en parte explica una disminución de la participación electoral a menos del 50%. Por ello, la reciente aprobación de la reforma, que permite modificar el binominal dotando a nuestro sistema político de mayor representatividad, competencia y participación ciudadana, y recuperando en parte la confianza perdida.
Sin embargo, de poco sirven estos cambios institucionales si no van acompañados de dirigentes políticos creíbles y con visión de Estado que acerquen a los ciudadanos a la democracia. Liderazgos como los del ex Presidente Sebastián Piñera destruyen la confianza en la política. En un régimen presidencialista como el nuestro, la influencia del Primer Mandatario es decisiva para el desarrollo de su coalición. Pues bien, al comenzar su mandato en 2010 la derecha tenía el 52% de los votos y dos partidos fuertes. Al terminar, deja como balance su figura personal con un 50% de aprobación, pero con la mitad del apoyo electoral y cuatro partidos destruyéndose entre sí. ¿Quién confía en el ex Presidente Piñera para el 2017?
En la otra vereda, Marco Enríquez-Ominami intenta su tercer asalto a La Moneda seduciendo a la izquierda de la Nueva Mayoría a quienes ha criticado incesantemente desde las elecciones del 2009. ¿Quién le cree a la voltereta oportunista de ME-O, que cambia su eterno discurso rupturista para buscar ser el candidato de una izquierda tradicional sin carta presidencial? Por su parte, las recientes declaraciones del intendente Francisco Huenchumilla focalizando la "solución" del conflicto en La Araucanía exclusivamente en el traspaso de tierras al pueblo mapuche tampoco facilita el diálogo y el acercamiento de las partes involucradas. Otros dos casos de destructores de la confianza.
La falta de credibilidad también afecta otra esfera de nuestra convivencia: las relaciones laborales. Hay una brecha de confianza significativa entre empleadores y trabajadores (UAI-Visión Humana, 2013) y temor de estos últimos a la sindicalización (Encla, 2011). Por ello, hay que aplaudir la eliminación del multi-RUT, impulsado por la ministra Javiera Blanco, que contribuye a detener el debilitamiento y fragmentación de los sindicatos y a facilitar que los trabajadores negocien con su real empleador.
Sin embargo, los cambios legislativos y la fiscalización no cimentarán relaciones laborales de confianza si no se produce un cambio de conductas. Hay empleadores que aplican prácticas antisindicales y existen dirigentes que malversan los fondos del sindicato y venden su derecho a fuero al propio empleador. Y hoy opera una activa industria de asesoría a sindicatos que lucran con la exacerbación del conflicto entre empresarios y trabajadores. Es el caso de Miguel Cano, marido y socio de la actual ministra de Desarrollo Social, Fernanda Villegas. Con su empresa, él recorre el retail en busca de sindicatos débiles a quienes empuja a desechar el diálogo, radicalizar sus demandas y promover las huelgas, dejando a su paso relaciones laborales dañadas, difíciles de recomponer, y destruye confianzas.
La institucionalidad y las leyes no bastan para devolver la credibilidad perdida. En todas las esferas de nuestra vida se requieren liderazgos honestos y transparentes que construyan confianza entre los chilenos. Ese es el camino para un mayor progreso y una sociedad que integre a todos los suyos.
Carlos Portales E.
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