DANILO DÍAZ, DIARIO LA TERCERA, DOMINGO 1 DE JUNIO DE 2014HTTP://VOCES.LATERCERA.COM/2014/06/01/DANILO-DIAZ/FANTASMAS-DE-LOS-CARPATOS/
Fantasmas de los Cárpatos
Confieso que cuando Kamar anotó para el 2-0 parcial de Egipto sobre Chile en el penúltimo amistoso antes del Mundial, de inmediato apareció ese recuerdo transversal que convive con todo futbolero que supera los 40 años. El 18 de mayo de 1982 la selección que dirigía Luis Santibáñez enfrentaba a Rumania y al término del primer tiempo perdía 3-0. Un marcador casi mezquino para el equipo que entonces dirigía Mircea Lucescu, que aterrizó de modo brutal las expectativas desmesuradas del cuerpo técnico, plantel, algún sector de la prensa y sobre todo de los hinchas.
El 3-2 resultó un maquillaje para el tardío toque de atención. España 82 estaba a menos de un mes y por eso el fracaso dolió tanto. Esta vez la historia fue diferente. Pronto el equipo de Jorge Sampaoli pudo descontar y luego aseguró la victoria, aunque en los 82 minutos Gary Medel salvó un balón que ingresaba en el arco de Claudio Bravo. Un 3-2 que permite sacar conclusiones.
La más positiva es que Alexis Sánchez atraviesa por un estado de forma extraordinario. Chile estaba noqueado y requería de un futbolista que torciera el rumbo. Lo demostró en el descuento, al iniciar una carrera a la salida de la mitad del campo, romper la línea defensiva del rival y servir un centro preciso a Marcelo Díaz.
En el tanto de la igualdad y del triunfo, supo salir de la zona de los zagueros, acelerar y meter un pase a la espalda de los centrales. Eduardo Vargas, ausente por largos pasajes, reiteró que en la hora de la definición es difícil que se equivoque. Su pique corto y facilidad de remate pareciera no tienen reemplazante. Sánchez pudo anotar tres veces en el primer lapso, pero Ekramy se opuso. La confianza es vital en cualquier deportista y el tocopillano lo reiteró.
Las preocupaciones grandes vienen por lo sucedido en la media hora inicial. Chile defendió muy mal, su peor expresión con Sampaoli. Cuesta entender que los tres defensores (Medel, Gonzalo Jara y Miiko Albornoz) salieran a la línea de la mitad de la cancha con los externos (Mauricio Isla, muy bajo, y Jean Beausejour). Nadie sobraba para cruzar a los veloces atacantes, donde Mohamed Salah (Chelsea) explicó con un pique y un zurdazo demoledor de qué se trata la Premier League.
Sería fácil darles a los zagueros. El meollo del asunto estuvo en la mitad. Los mediocampistas jamás presionaron con la intensidad y el orden que este sistema reclama. Los lanzadores tuvieron espacio para elegir el lugar donde enviar el pelotazo, mientras los externos rompían desde su terreno la feble oposición de un conjunto que carecía del orden que lo distingue. Si a eso sumamos balones perdidos en la salida, el cóctel es total.
Charles Aránguiz naufragó en el primer tiempo, porque no se acomoda a jugar de 10, detrás de los puntas. Necesita espacio para dar ritmo, continuidad y vértigo al ataque. Felipe Gutiérrez tampoco se acercó al mediocampista que deslumbró ante Alemania y Marcelo Díaz reiteró su precisión para habilitar, pero no marcó como reclaman sus obligaciones.
El retorno a los cuatro defensores, el ingreso de Eugenio Mena y Albornoz de lateral izquierdo permitieron recobrar una estructura que tiene un rendimiento probado. El experimento del primer tiempo no fueron sólo dos acciones aisladas de Egipto. El rival desnudó un planteo que no estaba aceitado y que a esta altura es preferible abortar.
Chile tiene una manera de jugar, es flexible, pero posee sus límites. No estiremos la cuerda, porque capaz que aparezcan los rumanos…
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