Donde habitan los sueños también se roban las sábanas...‏


Donde habitan los sueños
por Paula Donoso Barros
Diario El Mercurio, VD, sábado 12 de abril de 2014

El motor de una aventura siempre son los sueños.
Sueños excéntricos los de Tony Hornecker y William Farr
que los llevaron a levantar espacios precarios
donde habitar brevemente cual acto poético, y después partir.

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Vivir la precariedad y buscar aquello 
que se necesita en la vida para ser feliz.

Eso motivó el viaje que desde hacía un par de años
venían pensando Tony Hornecker y William Farr.

Un par de ingleses, artistas y aventureros
que inventaron una travesía donde crearían casas
con los materiales que encontraran en los alrededores
y a los que darían una segunda función.

El sentido de su viaje no sería sólo recorrer y conocer
sino explorar la esencia de una casa, de un refugio
y qué se necesita para vivir confortable.

En marzo de 2013 juntaron algunas herramientas,
compraron un furgón viejo y un mapa rutero.

Chile les pareció perfecto para experimentar
por sus climas y paisajes, los que darían
diversidad a las experiencias que pensaban 
documentar con una bitácora y muchas fotografías.

-Los dos tenemos una fascinación por el hogar,
tal vez porque tuvimos una niñez difícil,
con padres separados y muchos traslados;
un poco turbulenta, sin un lugar seguro.

Siempre estamos explorando el tema de la casa,
qué necesitas para sentirte cómodo,
qué necesitas para vivir -dice Hornecker.

En Arcos de Calán, Cobquecura, levantaron 
la primera de varias construcciones precarias.

Como adolescentes, 
Tony de 42 años y William de 21
disfrutan contando la experiencia.

Una aventura llena de anécdotas cotidianas
que recuerdan entre ataques de risas.

"Nos dormimos en una carpita en la playa,
pensando en comenzar la construcción
la mañana después de comenzar la construcción
la mañana después de recolectar cochayuyos
que íbamos a usar, para despertarnos en medio 
de un asado, rodeados de muchos chilenos".

Tomaron sus cochayuyos y se instalaron 
en un claro del bosque que estaba cerca; 
el lugar perfecto porque había 
un aserradero semi abandonado,
con un montón de maderas 
que les servirían para armar la casa.

"En la noche despertamos con disparos:
era el cuidador del terreno de la forestal
que nos venía a sacar", cuenta Tony.
Pero el hombre entendió,
"y pasamos una muy linda semana".

Luego de disfrutar su construcción,
siguieron a Chiloé, al Parque Cucao,
donde construyeron sobre el pasto,
muy cerca del lago.

Alcanzaron a dormir una noche
en la nueva vivienda y comenzó la lluvia.
Siguió al día siguiente y no paró más.
"El agua subía y subía y perdimos la casa".

Se empecinaron en una segunda,
esta vez como un palafito.
La gente se acercó con curiosidad
e hicieron amistades.

"Comimos rico, había caballos, fue fantástico", dice Farr.

Como a esta segunda se la llevó una tormenta,
la tercera la construyeron arriba de un árbol.

"La vida así es difícil, pero uno puede", fue la conclusión.

Es posible vivir así: construyendo, alojando.
"Es algo que funciona, 
sólo se necesitan algunos materiales y fuego".

Siguieron viaje:
"El clima en el sur se enfriaba.
De ahí construimos en la montaña y había nieve".

Fue cerca del Conguillío, rodeados de araucarias,
donde levantaron una casita con madera y ventanas
que recogieron en Lanco.

Cambiaron rumbo hacia el norte
y se instalaron en Punta Choros en la Cuarta Región.
"Siempre buscando un lugar para sentirnos bien".

-La primera y la última fueron las mejores- dice Tony.
Casas en que reconocen la influencia del lugar,
que terminaron pareciéndose a las de la zona
ya que se hicieron con lo que la gente elimina.

"Es bonito lograr eso a través de desechos. Tiene una lógica,  
se obtiene un tipo de construcción para cada clima".

Comprobaron que aunque su idea 
sonaba a disparate, en la práctica fue distinto.

-Nos decían que tendríamos problemas,
que era peligroso para dos gringos juntos,
muy lejos de su país, sin plata…

Además, como el furgón murió en el desierto,
íbamos como abriendo el corazón por el mundo,
pidiendo "ayuda, por favor", y el Universo da ayuda.

Finalmente saben que están tras algo que nunca podrán encontrar.

-Pasaré toda mi vida buscando ese lugar que pueda sentir mío
-dice Tony-. Donde me guste estar porque me siento muy bien.
Pero ahora sé que es una sensación que se da sólo por momentos.

Uno podría estar siempre construyendo para encontrarla
y la sentirá sólo por unos instantes.  Pero yo soy feliz
construyendo las casas, haciéndolas acogedoras
y con William trabajamos muy bien en eso.

La sexta casa está instalada en la fachada del MAC en Quinta Normal.
Junto a una exposición de las fotografías con que William registró el proceso.

-Hicimos un pequeño libro sobre el viaje que subimos a la web
y lo vio Nicole Andreu, gestora cultural y le encantó.

Como ella tiene contactos y nosotros buscábamos el lugar
para construir la casa final…Con mucha suerte quedamos
en el frontis del museo -dicen entre risas-.

Y la gente ha quedado encantada con la obra, porque es muy sincera.

Y así como la construcción chilota quedó bajo la lluvia
y la del norte impregnada con la sequedad del desierto,
en la casa santiaguina -con ventanas ovaladas
que compraron por diez mil pesos al hombre
que pasó con ellas en un triciclo
y una cama que sacaron de un local
cercano a los Traperos de Emaús
-bastó una noche para que le robaran las sábanas.

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