ALFREDO JOCELYN-HOLT, DIARIO LA TERCERA, SÁBADO 15 DE MARZO DE 2014HTTP://VOCES.LATERCERA.COM/2014/03/15/ALFREDO-JOCELYN-HOLT/CON-EL-PUNO-EN-ALTO/
Con el puño en alto
LES HA dado a algunos de los diputados núbiles con levantar el puño. El otro día, al inicio del año legislativo por de pronto, aunque vienen haciendo aspavientos de este tipo desde hace tiempo, desde que se andan jactando de haber abierto las grandes Alamedas. El gesto en particular no es muy dialogante, hace ruido innecesario en un “Parlamento” (desde la partida, antes incluso de que se les haya dado la palabra). Es más, es confuso: que tu mano izquierda no sepa con qué te alimenta tu derecha puede traer consecuencias antiestéticas permanentes; sin querer queriendo, puede que se te pase la mano y subas de peso (la dieta parlamentaria es suculenta). Quizás exagero, no fue el caso, ni fue en serio, fue una pura chiquillada sólo para la galería.
¿Qué dice la historia al respecto? Que, aunque de antigua data, no se sabe con certeza quién empuñó primero, si los obreros del siglo XIX o las fuerzas de choque comunistas que se enfrentaban con los nazis durante la República de Weimar. En ambos casos -fascistas y comunistas- los brazos extendidos tienen mucho de pavoneo fálico prodigioso (remito a Miguel Serrano para mayor abundamiento), aunque de la mano de mujeres (e.g. las feministas de los años 60 y 70) dio inicio a cierta confusión andrógina. Dejó de ser signo de musculosos que se querían identificar con el “Black Power” (i.e. los dos norteamericanos medallistas en las Olimpíadas de México 68 que tanto revuelo produjeron). Los principales dirigentes del PSOE reciente, desde luego, se han mostrado ambivalentes (hay fotos de Alfonso Guerra y Felipe González juntos en que ambos empuñan y otras en que Felipe se abstiene).
En nuestros días la confusión es total. Marine Le Pen y el asesino noruego ultraderechista Anders Behring Breivik lo han apropiado para sus “causas”. En Chile, se conocen registros de Camilo Escalona e Isabel Allende con puño en alto, aunque nuestra flamante presidenta del Senado, el martes pasado, se abstuvo de la “maniobra”. No así Rafael Correa y el canciller de Venezuela, que puñetearon en algunos de los eventos en que participaron durante su reciente visita. Comprensible lo suyo. Chávez, Evo y Maduro volvieron a poner de moda el saludo. Roxana Miranda, Vallejo y Boric les han seguido el amén.
El puño en alto, a estas alturas, significa poco, en una de éstas, nada. Se ha manoseado demasiado. Es un alarde retro, no más que un “selfie” caricaturesco, “dandismo igualitario” (Tara Isabella Burton) rabioso y mal trajeado. Lo único que le va quedando como estrategia a cierta izquierda nostálgica de cuando todavía inventaba signos que, sin embargo, con el tiempo, se han extraviado y vaciado de sentido aunque sigan metiendo algo de bulla. Así es como ellos se quieren seguir retratando (disfrazando) a sabiendas de que no pueden hacer nada más significativo. Ya todo esto -es bien sabido y ellos también lo saben- se ha hecho alguna vez y no les resultó entonces (¿recuerdan la película Ya no basta con rezar?). Empero, les queda (les sobra) porfía, la majadería de querer ser/pretender ser “protagonistas” de una historia que gracias a ellos comenzaría supuestamente de nuevo, aunque esta vez como rito yermo, eco sordo, o peor, copia indigesta y exhibicionista… para la foto.
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