Mis vacaciones y el derecho


por Gerardo Varela Alfonso
Diario El Mercurio, sábado 1 de marzo de 2014

Me fui de vacaciones el 31 de enero.

Me iba a Cuba con mi familia
y había seleccionado un par de libros
que prometían suplir 
la falta de literatura en ese país.

Sin embargo, 
me tuve que llevar
quinientas páginas 
de una formulación de cargos
de un bullado caso.

En los buenos tiempos,
la guerra de trincheras
se suspendía para la Navidad
y a un abogado no se le hacía 
trabajar en febrero.

¿Que ya no queda amistad cívica en este país?

El viaje por Cuba
y la lectura de los cargos,
me tuvo reflexionando
sobre el Derecho
y cómo éste refleja
la idiosincracia de los pueblos.

Un profesor de Derecho
lo enseñaba con algo de humor
diciendo:

"¡Jóvenes!

En Rusia todo está prohibido.

En Alemania, todo está prohibido,
salvo lo que está permitido.

En Inglaterra todo está permitido,
salvo lo que está prohibido;

y en Italia, todo está prohibido,
pero a nadie le importa
y hacen lo que quieren".

Nuestra tradición jurídica
es liberal y republicana.

Los funcionarios públicos,
por expresa norma constitucional,
son "alemanes": sólo pueden hacer
aquello que la ley expresamente los autoriza.

En cambio, 
los ciudadanos de a pie 
somos "ingleses": 
podemos hacer todo aquello 
que no está expresamente prohibido.

Esta es la columna vertebral
de cualquier sistema jurídico civilizado,
y a Occidente le costó muchos años conquistarlo.

Con estas reglas, 
mientras uno vacaciona en un país
puede ubicar dónde se encuentra 
su Estado de Derecho.

Cuba por ejemplo:
las autoridades creen que están en Rusia,
pero hace rato su pueblo vive en Italia.

Si usted va a Argentina, están en Italia,
pero la Sra. K cree que está en Mónaco,
mientras aplica recetas rusas.

Nuestros políticos son divertidos.

La ultraderecha 
siempre quiere vivir
entre Rusia y Alemania.

En cambio la ultraizquierda
le gusta ser oposición en Italia
pero gobernar en Rusia.

Esto se nota en la FECh,
ellos dedicados a la "dolce vita"
mientras exigen rigor ruso
para los estudiantes venezolanos.

Esto es fácil de aprender y recordar.

Pero la gente se confunde 
y sin querer se pasa defendiendo a Alemania
cuando debería defender siempre a Inglaterra.

Por ejemplo, 
la diferencia entre respetar
el texto claro de la ley 
o respetar el esquivo espíritu 
de la misma es monumental;
es la diferencia entre vivir 
entre Inglaterra o Alemania.

Los más enredados de todos son los periodistas,
que defienden su derecho a ejercer en Italia,
pero a los empresarios y profesionales
les exigen que ejerzan en Rusia o Alemania
y a los funcionarios estatales les demandan
que crucen de Alemania a Inglaterra.

Si tienen éxito, olvídense de la libertad de expresión.

Los funcionarios públicos chilenos en general
son muy proclives a confundirse
y tratar de meter a los privados en Alemania,
donde viven ellos; como que les molesta
ese dejo despreocupado y libre de los "ingleses".

Me preocupa eso sí que en Chile
se ha ido creando 
una creciente dicotomía
en algo que era muy respetado
por nuestra tradición jurídica,
como es la igualdad ante la ley.

Hoy, si usted es mapuche, ambientalista,
dirigente universitario o sindicalista portuario,
los jueces y la policía lo tratan como si viviera en Italia.

Por el contrario, si usted es un chileno normal,
o peor, si es un empresario, entonces lo tratan como "ruso".

Ojalá esta sea una moda pasajera.

Esta discusión invade 
todos los ámbitos de la actividad
y es importante tenerla presente,
porque se apareció marzo
y se viene una discusión constitucional
y legislativa con miradas
desde "rusas" a "italianas".

De hecho, no sería malo extender
un poco las vacaciones
y que varios se dieran una vuelta 
por Cuba, Argentina o Venezuela,
para que vean que las experiencias políticas
que crean muchos derechos, pocos deberes
y generan expectativas desmedidas
siempre parten a la "italiana"
y terminan a la "rusa".

Como resulta obvio,
no pude desconectarme
en todas las vacaciones
y sólo pensé en leyes.

Por eso me hice el firme propósito
de defender durante el año
nuestra tradición jurídica
y nuestras libertades personales,
que me sospecho van a estar
fuertemente amenazadas
por el lado oscuro de la fuerza.

"God Save the Queen!"

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