La iniciativa se lleva a cabo en un área protegida privada, a unos 30 kilómetros al sur de Valdivia, donde se reemplazaron plantaciones de eucaliptos por especies autóctonas.
por Óscar Riquelme
Diario El Mercurio, martes 21 de enero de 2014
VALDIVIA.- En la Región de Los Ríos, una ONG, una empresa forestal y una universidad se unieron para conservar el agua de los bosques por medio de los árboles nativos.
The Nature Conservancy (TNC), Masisa y la Universidad Austral de Chile (UACh), sustituyeron cerca de 150 hectáreas de eucaliptos de la Reserva Costera Valdiviana, por unos 225 mil árboles de coigüe y así probar que el agua en dichos lugares se conserva de mejor manera. Luego de ocho años de trabajo y con las 150 hectáreas reconvertidas, el agua en dichos lugares aumentó cerca de un 200%.
La iniciativa nació en 2005 tomando como base la investigación planteada por los profesores Antonio Lara y Christian Little -ambos de la Universidad Austral-, quienes, gracias al apoyo de TNC y Masisa, iniciaron un proceso de restauración ecológica para así recuperar la provisión de agua y, con ello, la biodiversidad de la Reserva Costera Valdiviana.
La zona es un área protegida privada de 50.250 hectáreas que se ubica a unos 30 kilómetros al sur de Valdivia, en la comuna de Corral.
La mayor parte de estas tierras está cubierta de especies como olivillo costero, alerce, arrayán, mañío y bosque siempreverde. No obstante, en el sitio hay unas 3.600 hectáreas de eucaliptos, antiguamente propiedad de una forestal, las que fueron adquiridas por TNC en 2003.
Durante los años 80 y 90 la empresa forestal Bosques S.A., dueña del predio, taló indiscriminadamente cerca de 3.600 hectáreas de bosque nativo para reemplazarlo por plantaciones de eucaliptos de rápido crecimiento. Se trató de la sustitución de especies autóctonas por exóticas más grande que se ha llevado a cabo en Chile.
Eucaliptos por coigües
La primera etapa del proyecto en el área contempló la tala rasa de 45 hectáreas de eucaliptos que fueron replantadas por coigües. Bajo la supervisión de Masisa, esta tarea la desarrollaron pescadores artesanales de Chaihuín y Huiro, quienes aprendieron el rubro forestal.
"Cuando se inició la tala, la comunidad tenía miedo porque ya habíamos sentido los efectos de la tala rasa del bosque nativo. La gente pensaba que iba a quedar la 'embarrá' de nuevo, pero después se calmó la cosa y se entendió el objetivo final. Hoy, la comunidad ve bien esto, pero lo que falta es generar más trabajo", dice Iván Railaf, pescador que participó en la tala.
El proyecto estableció diferentes puntos de muestreo hídrico para determinar si el agua aumentaba o disminuía conforme se sustituían los eucaliptos por especies nativas. Esto se realizó a través de estaciones de aforo en donde se medía el agua de diferentes esteros ubicados en las cuencas.
Según explica Christian Little, los resultados obtenidos comprueban la hipótesis. "Aumentó la cantidad de agua presente en las cuencas. En los dos primeros años tuvimos un 200% más de agua que los años previos, cuando se mantuvo la plantación en la cuenca", dijo.
No se trata de un resultado mágico, advierte el académico: "Es un resultado predecible, porque si tenemos muchas plantaciones de rápido crecimiento y las sacamos, ya no hay más agua que estos árboles puedan consumir y esa agua llega finalmente a los esteros, para las actividades productivas, pero también para la conservación de los ecosistemas".
En cuanto a las proyecciones, la idea es reconvertir las 3.450 hectáreas restantes. "Esa es la meta. Ahora no tenemos plazos ni definidos los sitios que vamos a evaluar como prioritarios, porque uno de los objetivos de este proyecto fue establecer una línea base de cómo se desarrollan estos procesos en general. Esto es inédito, pero toda la información que tengamos servirá para replicar la idea en otros lugares", explica Little.
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