Dios pide permiso‏


Comentario del Evangelio de Hoy
Lucas 1, 26-38

Dios pide permiso
por Monseñor Andrés Arteaga Manieu
Domingo Segundo de Adviento
Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María
Diario El Mercurio, domingo 8 de diciembre de 2013


Ya iniciado el tiempo de Adviento,
la liturgia nos propone por un especial privilegio
para este domingo de la segunda semana,
celebrar una de las fiestas marianas más importantes,
la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.

Esto significa que por los méritos de Jesucristo,
Dios ha liberado a María de todo pecado, desde su concepción.

De tal manera que ha recibido en su corazón 
la Palabra de Dios y la ha engendrado en su cuerpo virginal,
la semilla del Evangelio ha dado la más plena eficacia
en su vida y en la historia humana.

De esta forma culmina el popular Mes de María,
que tiene una rica tradición en nuestra patria,
un tiempo de gracia que nos acerca 
de una manera especial al misterio de Cristo.

El texto evangélico de hoy es de una belleza
y hondura literaria y teológica sobresalientes
en toda la Sagrada Escritura.

Es también el texto más proclamado
en todo el círculo del año litúrgico.

Es la narración del acontecimiento
de la Encarnación del Hijo de Dios
en las entrañas de la Santísima Virgen María
con el anuncio del ángel.

Pues, junto con el profeta Isaías,
el precursor de Juan el Bautista,
la Madre de Jesús es modelo
en este tiempo de espera del Salvador.

Dios ingresa en la historia humana
para llevarla hasta su plenitud
sin prepotencia ni fuerza,
sino mediante el diálogo con María,
que se vuelve un paradigma
del diálogo de Dios con la humanidad.

El Dios eterno y todopoderoso
se abaja a nuestra débil condición
y pide permiso para entrar
por medio de la fe
y disponibilidad de María
a sus proyectos salvadores.

Es una muestra más de la delicadeza 
que Dios tiene con nosotros.

Busca nuestra alegría
y solicita el aporte de nuestra libertad.

Ella, María Santísima, es el espacio
que Dios mismo ha preparado,
sin mancha alguna y liberado del pecado,
que acoge esta iniciativa divina:
"Hágase en mí según su Palabra".

Aquí encontramos 
la fuente de la alegría cristiana

"La alegría del Evangelio 
llena el corazón y la vida entera
de los que se encuentran con Jesús.

Quienes se dejan salvar por él
son liberados del pecado, de la tristeza,
del vacío interior, del aislamiento.

Con Jesucristo siempre 
nace y renace la alegría.
(Evangelii Gaudium, 1)

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1 comentario:

  1. Quienes se dejan salvar por él
    son liberados del pecado, de la tristeza,
    del vacío interior, del aislamiento.

    Con Jesucristo siempre
    nace y renace la alegría.
    (Evangelii Gaudium, 1)

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