Franco Deterioro‏



Franco y Antonino

No es claro que este quiebre familiar -al menos en el plano público- sirva para contener los daños. Franco sigue vivo, pero nadie duda de que está herido.

por Andrés Benítez - 26/10/2013 - 04:00




HASTA EL domingo pasado, Franco y Antonino aparecían como los hermanos del año. Todo lo hacían juntos. Cuando uno hablaba, siempre se refería al otro. Un ejemplo perfecto de clonación. Pero todo cambió con la denuncia de Evelyn Matthei. Franco primero trató de desacreditar a la candidata de la Alianza, a los poderosos y a cualquiera que no estuviera con él. Luego, frente a la contundencia de los hechos, usó su carta más desesperada: culpar a Antonino. “Si llego a ser presidente, mi hermano no participará del gobierno”, aseguró ayer.
No es claro que este quiebre familiar -al menos en el plano público- será efectivo para contener los daños. Franco Parisi sigue vivo, pero nadie duda de que está herido. De querer ser una suerte de James Bond italiano -lo que ya era raro-, hoy se compara con Rocky, el mítico boxeador de las películas. Algo de eso hay, porque se pasó toda la semana en el ring, dando tumbos y golpes al aire. Su discurso, de por sí vacío, perdió nitidez.
Tampoco es evidente que esto favorecerá en votos a Evelyn Matthei. Pero nadie puede negar que esta semana tuvo una suerte de resurrección política. Apareció la Evelyn que muchos estaban esperando. La que sin pelos en la lengua y sin miedo, se salió del tedioso y cuidado libreto en que la tenían atrapada, para pegar un golpe a su contendor. De esos que sólo ella sabe dar. Directo al mentón. Los partidos que la apoyan reaccionaron tímidamente. Incluso, la criticaron por no haberlos consultado. Lo que no entienden es que la gente no quiere ver a Matthei capturada. Quieren sentir que la candidata tiene personalidad propia. Que no es un títere de nadie.
Y más allá de las consideraciones políticas -que sin duda han motivado todo esto-, la denuncia de Matthei es importante. Porque todo indica que es cierta. Tanto que el propio Parisi dijo que iba a pagar esta semana una parte de la deuda previsional que debe a los trabajadores de dos colegios. La conclusión es una: ya estaba bueno que alguien le parara el carro a Parisi, que de franco parece tener bien poco.
Algunos dicen que no hay que menospreciarlo, porque igual puede tener un porcentaje de votos significativos. Se equivocan en el análisis. La única exitosa en esta elección se llama Michelle Bachelet. Tanto, que algunos vaticinan que no habrá segunda vuelta. Y que si la hay, ganará por lejos. Si ello es así, entonces la conclusión es una: el país no está para aventuras como las que propone Parisi.
¿De dónde viene entonces su apoyo? Bueno, una parte se explica porque en todas las elecciones hay un grupo de gente que vota contra los políticos. Y Parisi es quien representa ahora eso. Segundo, porque pilla a la derecha en su peor momento. Con una candidata que entró tarde y con partidos que, hasta hace poco, estaban enfrascados en peleas. Por ende, si hay un castigo en votación a la derecha, no es por Parisi. Es por errores propios.
Pero quien más debe cuestionar el supuesto éxito de Franco es Antonino. Aunque ha aceptado en silencio los golpes de su hermano, sabe que eso no se hace. Ni siquiera en política. Ellos eran socios en todo, pero ahora Franco no ha dudado en condenarlo públicamente. Que le digan que no participará en su gobierno, es lo que menos le importa, porque sabe que Franco nunca llegará a ser presidente. Por suerte para él y para todos.

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