por Sergio Melnick
Diario La Segunda, Jueves 24 de Octubre de 2013
Ha empezado la penúltima cuadra de la primera pata
de la carrera presidencial, parlamentaria y de consejos regionales.
La última será en diciembre.
La confusión es enorme para los votantes,
quizás hasta para los mismos candidatos.
Se nota muy poco entusiasmo masivo en la campaña.
A Bachelet se la ve agobiada, arrancando del debate
y evadiendo responder el cómo se podrían implementar
sus propuestas, siempre rodeada de escoltas
para no hablar y tratar de cometer pocos errores.
Cuando ella habla sin hacer las tareas,
es decir, improvisa, se equivoca,
como fue la última opinión
sobre los colegios de excelencia,
en que debió retractarse,
como lo ha hecho ya en muchas ocasiones,
especialmente en el tema educación,
Constitución y reforma tributaria.
Da la impresión
de que no entiende bien los temas
más allá de los titulares
y que no se acuerda que ya gobernó
e hizo demasiadas promesas que no cumplió.
Su programa 2006-10
debe leerse para ver lo poco que hizo.
Matthei, a su vez,
no parece encontrar aun su propia veta
y se ha perdido en una campaña tradicional
más o menos típica de la derecha
con pocas ideas novedosas, trascendentes e interesantes.
Yo creo que ella debe salirse del traje
en que la han vestido y ser ella misma,
que es muy potente.
Debe contar su sueño de país
y transmitir desde el corazón
por qué quiere ser Presidente.
Parisi la toreó públicamente
una y otra vez, hasta que la encontró,
y ahora sufre de sus propias debilidades.
La política es sin llorar, dijo Allamand alguna vez.
Parisi también ha hecho
una descalificación absoluta de la política nacional,
precisamente en la que él mismo está ahora,
sosteniendo paradójicamente que no es político,
sino sólo un profesor, que ahora incluso
reniega de sus diversos negocios familiares,
por cierto legítimos, y que para mí debieran
ser más bien motivo de orgullo.
Podemos decir
lo que queramos de nuestros políticos,
que igual es un deporte nacional,
pero no es menos cierto que ya tenemos
30 años de gran progreso en Chile,
y eso se lo debemos a ellos.
La OCDE nos señala como ejemplo mundial
y nos distinguimos sobremanera en América Latina.
Tan mala no puede ser una clase dirigente
que ha logrado todo lo que tenemos.
Chile nunca estuvo mejor que ahora
en toda su historia y eso no es menor.
No significa
que no tengamos problemas,
pero no estamos para revolución.
A ME-O le ha costado mover sus ideas
y con Parisi compiten mano a mano
por el tercer lugar con la ilusión
de ir a la segunda vuelta.
Una ilusión que por esta ocasión no ocurrirá.
En conjunto, estos dos candidatos
podrían tener unos 20 puntos porcentuales,
que es esencialmente lo que gatilla la segunda vuelta.
Claude y Roxana ya no son tan jóvenes
y aún juegan a la revolución de los ’60,
con una irresponsabilidad que es difícil de entender.
Israel y Sfeir son dos personajes
muy interesantes, serenos, respetuosos,
intelectualmente destacados,
cada uno focalizado en sus temas.
Sfeir es el medio ambiente y la espiritualidad,
e Israel es regionalización, descentralización
y empoderamiento local, pero lamentablemente
no llegarán muy lejos esta vez.
Jocelyn-Holt es un testimonio poco claro aún,
pero que recuerda la pasión e idealismo
de la antigua falange de la DC,
una energía que mucha falta le hace
a ese conglomerado y a mi juicio a nuestro país.
En otro carril, la famosa franja electoral
parece que está totalmente obsoleta,
no genera demasiado interés
y francamente es difícil
que genere algún impacto
significativo en los electores,
pero ahí seguimos pegados
sin capacidad de reaccionar
y cambiar cosas esenciales.
Por su lado,
las encuestas brillan por su ausencia,
pocos se atreven a publicarlas, habiendo un par
y que dan resultados bastante disímiles,
todas difíciles de creer, frente a un padrón electoral
que es un enorme misterio y que hace toda la diferencia
en la calidad de las encuestas.
Los votantes probables de las encuestas
están en el entorno del 50%
y eso debilita enormemente las muestras.
Es probable que los candidatos más pequeños
estén subrepresentados y que el comportamiento final
de los votantes sea casi impredecible.
Estamos, entonces, manejando de noche y casi sin luces.
Con todo, creo que habrá segunda vuelta
y que esta abrirá un escenario político nuevo
en que se confrontarán Matthei y Bachelet.
Esta vez, Bachelet
no se podrá esconder entre los 9 candidatos,
la cobertura de los medios estará focalizada en ellas,
y deberá enfrentar a su contendora cara a cara,
al menos en un debate.
También tengo la impresión
de que la votación de ambas
en la primera vuelta será bastante similar,
e incluso Matthei podría tener un par más de puntos.
Creo que ME-O será tercero y Parisi el cuarto.
Los dos siguientes para mí serán Israel y Claude,
luego Sfeir y finalmente Jocelyn-Holt y Roxana.
Aun así también creo que habrá
sorpresas inesperadas en la votación
y también creo que aún quedan un par de eventos
que podrán cambiar el escenario electoral
en cualquiera de los lados.
En suma, ha sido una campaña
un poco decepcionante por la falta de ideas
y propuestas interesantes y factibles.
Mucho ofertón, mucho slogan,
poco debate, mucha parafernalia.
Todo esto nos habla de una sociedad poco madura.
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