MEZQUINA MEMORIA

Breves extractos desordenados 
de MEZQUINA MEMORIA
de Antonio Gil

Pocos granos quedan 
de las seis libras de arena fina
que hacen la noche entera en el reloj.

Los herradores revistarán casco por casco
las montas que saldrán en séquito,
en un largo viaje por yermos pedregosos,
cruzando ríos y montes, hacia el Sur inalcanzable.

¿Quién se recuerda allí, 
con tanto fulgor, 
de los tiempos apagados?,
preguntará en la oscuridad
una voz tiritada de frío en las orillas.

¿Quién hace detalle y memoria,
de ese trillar de años y cenizas
que ya no tornarán jamás, ni valen nada?

Sólo un pobre paseante 
que va olvidando, a cada paso, 
más de lo que acuerda.
Y acuerda sólo aquello que 
no tiene ya provecho ni peligro.

Nadie soy en verdad,
sólo uno que aún libra
del molino la gavilla
y guarda su propia ceniza
en este cuerpo mío.

Uno que no viene nada más
que cargando su propio cadáver.

Mientras el poeta escriba
no habrá muerte.

Porque escribí estoy vivo…

Nada más que el vino desmedido es medicina 
para la pesadumbre de no ser nadie
y habitar entre iguales en un sitio sin nombre.

Porque para ese fin el vino fue creado, mis doctores, 
como virtud y bendición en la hora del desasosiego.

Sólo el vino enseña el arte olvidado de olvidar...

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