A 40 años del punto de quiebre


Claudio Arqueros - Fundación Jaime Guzmán
Diario La Segunda, miércoles 11 de septiembre de 2013

A pesar de que por estos días se ha señalado que “no es justo hablar del golpe de Estadocomo un destino fatal inevitable”, nadie puede dejar de reconocer que, hace 40 años, Chilehabía llegado a una situación de desborde institucional e intolerancia que había sido provocado fundamentalmente por la UP. En ese contexto, la acción militar era fácticamente ineludible.
El mismo Patricio Aylwin, en entrevista poco después del 11 de septiembre de 1973, afirmaba: “La destrucción institucional a la que había llevado el gobierno de Allende al país provocó un grado de desesperación y angustia colectivo que precipitaron el pronunciamiento de las fuerzas armadas (…) En esas circunstancias, creemos que la intervención de las fuerzas armadas se adelantó a ese riesgo para salvar al país de caer en una guerra civil o en una tiranía comunista”. Sus palabras contextualizan la crisis y dan cuenta de que no es justo hablar de la acción militar desde la teoría de las diversas salidas posibles, ya que las opciones en la historia se dan en un marco contingente y no en abstracto.
Hoy, a 40 años, es fácil afirmar que el quiebre podría haberse evitado y que lo ideal habría sido un mayor esfuerzo por impedirlo. Pero nada de eso ocurrió y no fue por responsabilidad de las FF.AA. o de la inmensa mayoría del país que deseaba la salida de Allende y el término de su proyecto totalitario. Entonces, ¿por qué no hubo una salida diferente? ¿Qué llevó a la polarización de la sociedad? ¿Qué impidió que la UP hiciera esfuerzos reales por buscar una solución que no pasara por el enfrentamiento? La promesa de la política de lograr una convivenciasana en la diferencia se rompió debido a la ideología del odio que se venía predicando y practicando desde hacía décadas por los partidos marxistas. Las injustificables violaciones a los derechos humanos fueron un reflejo de ese odio que se había gestado en el país, pero que ciertamente no comenzó ese 11 de septiembre.
El proyecto de la UP utilizó la vía electoral únicamente como un medio más para su revolución socialista que buscaba el poder total. Así lo acreditan múltiples intervenciones del Presidente Allende, como la declaración de los dirigentes del PS (El Mercurio 28/2/1967), la entrevista a R. Debray (Punto Final 16/3/1971) o su primer mensaje al Congreso Pleno en 1971.
Todo fenómeno se debe conocer por sus causas; de lo contrario, no habrá nunca conciencia profunda y real. En esta hora de balances y reflexiones, no es justo olvidar qué motivó el quiebre institucional y cuál fue la responsabilidad de quienes sustentaron una ideología hegemónica articulada sobre el odio y la lucha de clases.

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