La manía de no poder quedarse tranquilo con respuestas usuales...
Es difícil hacer una síntesis retrospectiva
que no reduzca la multiplicidad
de circunstancias y motivos
a una sola idea simplificadora,
la de mi vocación.
Pero quizás el primer atisbo
de entusiasmo filosófico
-y que comparto probablemente
con todo el género humano-
pueda remontarlo a interrogantes de niño.
Una cuestión que me abordaba persistentemente
era la pregunta de los límites del universo.
Si lo limitaba: ¿qué quedará afuera?
Si el universo era infinito, ¿como sobreponerse
al vértigo que genera esa idea inabarcable?
De dos profesores en el colegio
que marcaron mi derrotero hacia la filosofía
admiré el arte de formular preguntas
y pensarlas consecuentemente.
En el colegio era un poco desadaptado
y eso me facilitaba lograr la distancia
respecto de las situaciones requeridas
por el preguntar filosófico.
Aunque no podría decir con seguridad
qué fue la causa de qué: si la filosofía
de la falta de adaptación o viceversa.
En la universidad pude dar rienda suela
a mis preguntas y ensayos de respuesta.
Pero debieron pasar varios años
para que ese llamado
al que designamos vocación
adquiriera alguna firmeza.
Aun hoy, no tengo claro
si la filosofía es mi vocación
o algo así como la manía
de no poder quedarse tranquilo
con respuestas usuales
y de volver porfiadamente
a plantear problemas
que emergen sin descanso
desde ese fondo
insondable y misterioso,
pero también insoslayable,
que es la existencia humana.
Hugo Herrera
Profesor del Instituto de Humanidades
de la Universidad Diego Portales
______
Filósofo por accidente
Al terminar la enseñanza media
quería estudiar Periodismo,
pues me prometía la integración
de saberes y actividades que deseaba.
Siempre tuve claro
que no me quería encasillar
en una especialidad estrecha o parcial.
Pero debía entrar a la Universidad
justo después del golpe militar,
cuando las escuelas de Periodismo
de las principales universidades de Santiago
cerraron temporalmente la admisión de alumnos.
Entonces traté de tomar
otra carrera del área de las Ciencias Sociales,
para cambiarme a Periodismo más adelante.
Pero por una serie de circunstancias
fui perdiendo una a una
las posibilidades de inscripción.
En la entrevista
de admisión a Psicología
de la UC, cometí, entre otros,
el error de decir que mi interés
era pasarme a Periodismo,
y naturalmente no me dejaron.
En Psicología de la Universidad de Chile
no había entrevista, pero me equivoqué de hora.
En la tercera etapa quise inscribirme en Derecho,
pero me informaron mal el día y nuevamente quedé fuera.
Finalmente solo quedaban vacantes disponibles
en Enfermería o Filosofía. Elegí esta última,
sin considerarla una opción real como profesión.
Pero la increíble torpeza de la que hice gala
durante el proceso de admisión a la universidad
fue providencial, pues de otro modo
probablemente no habría conocido a profesores
como Humberto Giannini y Rolando Salinas, entre otros,
que me mostraron que mi vocación por un saber integral
y con sentido a la vez teórico y práctico solo podía encontrar
un cauce adecuado a través de la filosofía.
Mariano de la Maza
Decano de la Facultad de Filosofía
de la Universidad Católica de Chile.
¿Es o no una cuestión filosófica el camino, los motivos, que llevan a alguien a la filosofía?
¿Cuándo comenzó, en cada uno de ellos, el interés por la filosofía?
Filosofía y vocación. Seminario de filosofía moderna
José Gaos, Ricardo Guerra, Alejandro Rossi, Emilio Uranga y Luis Villoro
Fondo de Cultura Económica (México, 2012)
Detrás de la pregunta del español se trasluce su nietzscheana convicción de que la filosofía solo vale para el que la hace. No opinan lo mismo sus discípulos, para quienes -optimistas de la filosofía- poco y nada tiene que ver la filosofía con la biografía del autor. Sea lo uno o lo otro, lo cierto es que la autobiografía es y ha sido un tópico de la filosofía: allí están para atestiguarlo las "Confesiones" de Agustín, el "Discurso del método" de Descartes, los estadios en la vida de Kierkegaard o, cómo no, el propio Nietzsche. Por eso, aprovechando la oportunidad que abre este libro, les preguntamos a seis filósofos chilenos -Carla Cordua, Roberto Torretti, Eduardo Fermandois, María José López, Hugo Herrera y Mariano de la Maza- ¿cómo surgió su interés por la filosofía? Estos son sus testimonios.
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