Una blanca mariposa
se desprende de una rama
y en su aleatorio vuelo
hasta el suelo
parece un doble pétalo
que en pleno otoño
ha caído a destiempo.
En un especie de
un-dos-tres-momia
se queda estática
contrastando
su blanca palidez
con los colores tierra
del polvo pedregoso.
De improviso
sale de su letargo
y resucita como
por encanto
y se aleja vacilante
como si fuera
una hoja empujada
por el viento...
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