Un inventario de los patrimonios tangibles e intangibles...




por Miguel Laborde
Diario El Mercurio, sábado 29 de diciembre de 2012

Hace medio siglo, la palabra patrimonio no existía en el vocabulario habitual del chileno; más bien había una cierta melancolía por ser un país carente de riquezas que valiera la pena cuidar. Pero en estas décadas fue emergiendo un continente antes oculto bajo el agua; después de todo, no éramos pobres.
Decía un economista boliviano que Chile -a diferencia de su país- ya había entrado en el túnel del progreso: mucha inversión, mucha destrucción, pero sin contar con los controles ni los fiscalizadores necesarios, ni la cultura para orientar su desarrollo. En Bolivia, en cambio, incluso se había detenido la carretera interoceánica porque cruzaba una reserva natural, de rica diversidad, por lo que indígenas locales se habían manifestado: ¿No había estudios previos, de biólogos, de antropólogos?
Cada vez hay más conflictos en las ciudades de Chile porque, en una economía dinámica, la infraestructura crece, se renueva, y también las construcciones privadas. Sucede lo mismo que con los territorios ancestrales indígenas: ¿No hay un catastro en el Ministerio de Obras Públicas? ¿Tiene que empezar una obra para que afloren los reclamos?
En la capital, incluso, también ocurre lo mismo. Llámese restaurante San Remo, ahora, o Pérgola de las Flores hace medio siglo: ¿Cuándo van a tener las municipalidades un inventario de sus patrimonios tangibles e intangibles?
En estas décadas, al menos en las comunas más progresistas y con recursos, hay catastros físicos bastante completos, pero los intangibles no están enlistados; los arrollados con papas fritas del San Remo no aparecían.
Los nuevos alcaldes, se espera, tienen cada vez más conciencia de sus deberes al respecto; y los votantes a su vez, más empoderados, están aprendiendo a exigir.
Hubo reclamos en torno a la Plaza Las Lilas, pero ya era tarde; no hubo valoración previa y la empresa constructora de las torres tenía todos sus permisos en regla. Sin listas, es imposible defender aquello que la comunidad reconoce como un patrimonio.
De repente, por ejemplo, demolerán la casa que proyectó Neruda en Lo Curro, de privilegiada vista sobre el Valle del Mapocho, y los reclamos también llegarán tarde.
En esto de pedir tres deseos para el Año Nuevo, es una opción para los ciudadanos; pedir listas al señor alcalde, listas de lo material y de lo inmaterial, lo tangible y lo intangible, listas y más listas en cada comuna.
En junio será el Foro Mundial de Alcaldes, en la ciudad de Bilbao que, además de su protagonismo en la Exposición Universal de Shanghai 2010, recibió el prestigiado -y millonario- premio mundial urbano Lee Kuan Yew, por sus buenas prácticas de equilibrio entre innovación y patrimonio. La sede será La Alhóndiga, que es un muy buen ejemplo; un edificio industrial más que centenario, otrora gigantesca bodega de vinos y licores de una manzana completa, donde un equipo en el que destacan el arquitecto chileno Marcial Echenique y el diseñador industrial francés Philippe Starck (quien intervino sus 43 columnas dejándolas todas diferentes), dieron luz a un espacio tan noble como espectacular; una clase magistral de cómo hacer presente el pasado y dejar asomar el futuro en el presente.

 Patrimonio
Los nuevos alcaldes, se espera, tienen cada vez más conciencia de sus deberes al respecto; y los votantes a su vez, están aprendiendo a exigir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS