Sampaoli al ajillo por Antonio Martínez


Diario El Mercurio, Domingo 09 de Diciembre de 2012
http://blogs.elmercurio.com/deportes/2012/12/09/sampaoli-al-ajillo.asp

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La banca de la selección de Chile es un lugar de llanto y dolor.
El entrenador que llega lo sabe y le consta, porque se lo han dicho y lo ha visto. Viene con espíritu curtido, mente firme y sabe de qué se trata.
Pero una cosa es verla venir y otra bailar con ella.
El puesto merece la pena por honor, plata y oropel: entrenador de la selección de Chile, pero ésta es la banca donde tanto se sufre. Más que en La Moneda.
Es que nos encanta la movida del rey muerto -Borghi I, el Carnívoro- y el rey puesto: Sampaoli I, el Poseído.
Para empezar a picar y morder. De a poco, pero no lo podemos evitar. Nos nace y nos gusta. Siempre hay algo: que habla mucho o poco, que aparece demasiado o se esconde. Algo habrá.
Y luego ver la transformación física. Lenta e implacable, porque vienen las canas verdes y el semblante espeso. Los hacemos sufrir y es cosa de comparar fotos, para comprobar que es un cargo de tormenta y tormentos.
Cuando llegó y firmó, entre abrazos y sonrisas, con aspecto de recién nacido: limpio, lozano, bonito y bueno. Y otros adjetivos: obsesivo, trabajador y empeñoso. Dientes de nácar, ropa interior fragante, rostro anguloso, el perfil del César y se respira grandeza.
Y cuando habló por última vez. En la despedida, porque se marchó por voluntad ajena o propia, sin nadie a quien abrazar y se fue apestado por la puerta, enrabiado por la ventana o dolido por la chimenea. Ojeroso y sudoroso, cabellera deshilachada y cuerpo hinchado por la incomprensión e injusticia.
¿Cuántas arrugas, angustias y rabias se echan encima?
Cuánto deterioro físico: angina de pecho, apnea, dificultad al respirar, problemas dentales, hipertensión, gota, cefalea y soplos al corazón.
También ocurre que imaginan escenarios inexistentes y vienen análisis errados, pérdida de educación y rabia contra el mundo.
Llegan como príncipes azules y salvadores, pero terminan como hobbit, con sus patas grandes y peludas.
Nos hemos comido a muchos.
Rudi Gutendorf, plato exótico. Caupolicán Peña, charquicán de pueblo originario. Xabier Azkargorta, bacalao humeante. Nelson Acosta, puro charqui. Y el corazón de Bielsa y el hígado de Borghi.
Y para el deporte y blandura, se recomienda un golpeteo o apaleo, con mazo o cuchara de madera. De a poco o al tiro. Con disimulo o sin dudas. Instantáneo, calculado, espontáneo o sistemático.
Se acaba de renovar la carta y hay novedad: Sampaoli al ajillo, al escabeche o con perejil y vinagre.
Estamos en las entradas, para empezar a hablar.

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