Preces‏

Invoquemos a Dios Padre
que envió al Espíritu Santo,
para que con su luz santísima
penetrara las almas de sus fieles,
y digámosle:

Ilumina, Señor, a tu pueblo.

Te bendecimos, Señor, 
a ti que eres nuestra luz,
y te pedimos que 
este domingo que ahora empezamos
transcurra todo él consagrado a tu alabanza.

Tú, que por la resurrección de tu Hijo 
quisiste iluminar el mundo,
haz que tu Iglesia difunda 
entre todos los hombres la alegría pascual.

Tú que por el Espíritu de la verdad 
adoctrinaste a los discípulos de tu Hijo
envía ese mismo espíritu a tu Iglesia 
para que permanezca siempre fiel a ti.

Tú, que eres luz para todos los hombres,
acuérdate de los que aún viven en las tinieblas
y abre los ojos de su mente
para que te reconozcan a ti,
único Dios verdadero.

Muéstrate propicio, Señor,
a los deseos y plegarias de tu pueblo;
danos luz para conocer tu voluntad,
para amarla con todo el corazón
y danos la fuerza necesaria para cumplirla.

Por Jesucristo nuestro Señor,
hemos sido hechos hijos de Dios;
por eso nos atrevemos a decir:

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros Tu Reino
Hágase Tu Voluntad
Así en la Tierra como en el Cielo

Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas
Así como también nosotros
Perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en la tentación
Y líbranos de todo mal

Amén

________

Domingo III
Oración del Cristiano para cada Día
Monasterio Benedictino de la Asunción
(Rengo, 2000)

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