No será poesía pero es cierto: que la cumbre del cerro Santa Lucía sirve de cagadero municipal...‏

Lo publica el Museo Histórico Nacional "Un legado para todos & para nadie":
El innovador ensayo que le regalarán a Parra

Mientras el poeta se apronta a cumplir 98 años este miércoles, César Cuadra -profesor de la Universidad de Chile y director de la Sociedad de Autores Nacionales de Teatro, Cine y Audiovisuales- prepara un estudio acerca de la complejidad de la antipoesía y su trasfondo ecológico.  

por Pedro Pablo Guerrero 

Diario El Mercurio, Revista de Libros, domingo 2 de septiembre de 2012

"No soy neurótico", fue lo primero que le dijo mientras abría el portón de su casa en La Reina. Corría 1983 y César Cuadra, entonces un veinteañero alumno de la Universidad Complutense de Madrid, conocía personalmente a su objeto de estudio e iniciaba una relación de amistad que dura hasta hoy. Mucho después, Cuadra le preguntó a un psicoanalista qué significaba esa frase del antipoeta. Le respondió que lo que le había querido decir es que no lo interpretara.
Es precisamente lo que César Cuadra (Rancagua, 1959) se propuso. Primero, en su tesis doctoral en filología hispánica -aprobada en 1993-, que dio origen al libro Nicanor Parra en serio & en broma (1997). Luego, en su ensayo La antipoesía de Nicanor Parra. Un legado para todos & para nadie , que publicará el Museo Histórico Nacional. "Nicanor Parra no escribe para ser interpretado. Y eso es lo más importante de su obra. La antipoesía instala un diseño de escritura que actúa en el lector. Lleva gozosamente a la práctica, a la experiencia concreta de sus lectores, una nueva manera de conocer y vivir el mundo a través del lenguaje. Esa manera se puede llamar ecológica o compleja ", dice Cuadra.

-¿Compleja en el sentido de que tiene segundas lecturas?

-Y terceras y cuartas, pero propias. Tú, como lector, te haces cargo de esa complejidad. El punto central de la antipoesía es que enfoca toda su teoría hacia el lector. Este caballero cambia el concepto de la literatura, lo revoluciona. No hace que el lector se trague el pescado. Lo expulsa, lo distancia y le obliga a hacerse responsable de su lectura. Por lo tanto, lo libera del yugo del texto. Antes, la metafísica de la tradición estética te atrapaba. Tenías que tratar de entender al autor. Aquí no. Ahora tú eres el que debe armar un cuento. Desde el principio de incertidumbre de la física, sabemos que ya no hay un lector privilegiado. Esto arruina cualquier idea de que uno pueda contarle a otro cómo es el mundo. Cada uno lo ve como lo ve. Parra le da al lector un diseño para que saque sus propias conclusiones.

-Destacas que el antipoeta no es un poeta lírico, sino dramático. Citas a Parra: "Cuándo van a entender/ Estos son parlamentos dramáticos/ Estos no son pronunciamientos políticos".

-Exacto. Lo que te quiere decir es que la antipoesía es una puesta en escena donde el actor principal es el lector y el habla. Él se reconoce en el lenguaje, no hay una alquimia verbal como en el modernismo. La poesía de Parra recupera el habla cotidiana para comunicarse con los lectores. Recobra el código de la oralidad y se deshace del lenguaje privado que inventaba el poeta, separado de la vida misma, artificialmente. Parra desecha el lirismo y el esteticismo, pero también modifica el paradigma cultural, que buscaba la belleza, la verdad y todas esas cosas. Incorpora a la estética lo que ésta desechaba, las cosas cotidianas, prácticas, todo lo que tiene interés real para las personas.

-Pero este reciclaje, como lo llamas, ya lo habían hecho las vanguardias. ¿No se puede leer a Parra como un neodadaísta?

-Lo puedes leer como neodadaísta, siempre y cuando te des cuenta de que hay dimensiones que el dadaísmo no reconoce. Yo veo los "Trabajos prácticos" de Parra y digo esto es Duchamp. Pero él no intenta destruir nada. Reescribe el gesto de ruptura del dadaísmo incorporando la variable práctica. Como en Artefactos : "No será poesía pero es cierto: que la cumbre del cerro Santa Lucía sirve de cagadero municipal". Fíjate lo que hizo, despachó la poesía al discurso de la mentira. A la pasadita. Y a la vez dice "esto no será poesía", pero resulta que es un poema. Instala la contradicción dentro de un proceso de escritura que deniega lo mismo que dice. Por lo tanto te deja atrapado. ¿Es o no es?, se pregunta el lector. Y yo digo: es y no es.

-Un problema de lógica moderna.

-¡Pero los huasos son iguales! Si Parra lo dice: Hamlet es huaso. Es chillanejo. Hace ocho años que hago un curso monográfico sobre Parra en la Universidad de Chile. Mis alumnos son de ingeniería, no tienen lecturas, y ellos disfrutan y entienden la antipoesía perfectamente. El problema es darle la dimensión que corresponde, esa que proporciona el entendimiento. Y es lo que yo intento hacer manteniendo el respeto por las contradicciones. Por algo Parra se mueve en la estética y no en la filosofía. Yo hago el trabajo sucio, soy el exégeta.

-¿Y qué dice Parra de tu trabajo?

-"Hay que estar a favor y en contra de todo lo que dice César Cuadra", escribe en una carta. Es que es muy difícil hablar de la poesía de Parra. Han pasado sesenta años y los críticos todavía no saben qué hacer. La mayoría de los estudios realizan una lectura literaria. Este no. Esa es mi particularidad y Parra se da cuenta. La crítica "lee" como poesía o literatura lo que explícitamente es anti-poesía, o anti-literatura. Es decir, lee en un contexto esteticista y no en su complejidad. La tarea es restaurar la riqueza multidimensional y práctica de la antipoesía, secuestrada hasta hoy por el paradigma esteticista dominante.

-¿Cómo llegas a este tipo de acercamiento?

-Honestamente, yo no habría llegado a Parra, en este nivel de comprensión, si no hubiese sido por los postestructuralistas franceses. Si no paso por el engranaje teórico de Derrida, Foucault, Deleuze, Guattari, Morin, Lyotard. Ellos son mi formación. Ahora incorporé a Roland Barthes y su teoría del placer del texto. Por eso este nuevo libro es muy importante. Tiene que ver con el proyecto de la antipoesía como escritura de grado cero, que es justamente cuando la literatura trata de rebasar el concepto de literatura.

-¿Por qué te interesa tanto superar esta lectura literaria?

-Tiene que ver con el orden del mundo. El contexto fundamental es la ecología. Hace 40 años, Fernando Cesarman, un psicoanalista mexicano, publicó un librito,Ecocidio , tomando los principios de realidad y de placer de Freud. Sabemos que, cuando la guagua está en la guatita de la mamá, vive bajo el principio del placer: no necesita nada, porque la madre le da todo. Nacer es lo peor que le puede pasar al ser humano, porque pierde todo y sale a la nada. Entonces tiene que empezar a llorar o hacer risitas para que le den comida. A estas acciones Freud las llamó el principio de realidad. Los ecologistas dicen que hacemos lo mismo con la naturaleza: ella es nuestra madre, pero el problema es que el principio de realidad que articulamos hace cuatro mil años, y que da origen a esta cultura y a esta civilización, es destructivo. La tarea primordial para la sobrevivencia es modificar el principio de realidad ecocídido por uno equilibrado.

-¿Qué papel juega la antipoesía en todo esto?

-Hace justamente eso, trabaja los signos que construyen el principio de realidad y propone modificar nuestra forma de relacionarlos con el mundo a través del lenguaje. Hay que comprender que la deconstrucción no es un valor en sí; está al servicio de la sobrevivencia. Es la parte ideológica de la antipoesía. Por algo Parra escribe: "NI SOCIALISTO NI CAPITALISTO/ sino todo lo contrario Sr. Director:/ ecologista muerto de susto!". Hay que volver a la vida, a la realidad. La tarea de la antipoesía es instalar una visión, no intelectualmente, sino empíricamente, en el lector.

"La antipoesía, como proyecto, ya se acabó"

-¿Crees que ganar el Nobel le serviría a Parra para llamar la atención sobre estos problemas?
-Sí. Para divulgar el "mensaje" literario y ecológico. La antipoesía, si la difundes, tiene que ver con construir nuevos lectores o ecologizarlos. El Nobel sería darle una tribuna que todavía es marginal. Pero no ganarlo tampoco es grave. Hace años les preguntaron a varios políticos e intelectuales cómo le gustaría que fuera Chile en el año 2030. Parra dijo: "Le voy a responder por escrito en quince días". Después le mandó una nota al periodista: "¿Y a mí qué me importa?" ¡Lo aterrizó! Él va a estar muerto el 2030. Es la primera respuesta que te da un hombre de noventa años. La misma tiene para los premios. Dice que son como las Dulcineas del Toboso: mientras más pensamos en ellas más enigmáticas, más lejanas.

-¿Qué opinas de la edición de sus "Obras completas" que publicó Galaxia Gutenberg?

-Son las primeras obras completas, escribo en el libro. Y no es una sutileza. Además, tampoco están completas. Los editores hicieron selecciones. Tiene una ventaja ese libro, pues por fin permite acceder a su producción fundamental. El problema es que esas "Obras completas" les quitaron toda la tensión dramática a los textos. Cuando Parra publicaPoemas y antipoemas , en 1954, genera un impacto. El libro siguiente, La cueca larga , son puras cuecas. Benedetti pisó el palito: aquí tenemos al Parra verdadero, al del campo, al poeta popular, dijo. Libro siguiente, Versos de salón : otra vez el desconcierto. Y así un libro tras otro. A esa tensión dramática me refiero. O sea, Parra va y vuelve para demostrar que la antipoesía no es lineal, sino discontinua. Expansión y contracción.

-¿Qué hay de sus numerosos inéditos? ¿Te ha dicho lo que va a hacer con ellos?

-No, yo me mantengo independiente de mis responsabilidades. Tendrán que crear la fundación. Yo creo que el Tololo está en condiciones. Ahora recién veo una luz. Al margen de eso, no perdamos el norte. La antipoesía, como proyecto, ya se acabó. Está listo. Todo lo demás van a ser reflexiones, poemas sueltos, apostillas. La antipoesía empieza con Poemas y antipoemas y termina con Discursos de sobremesa . Paralelamente están los "Trabajos prácticos", que tienen que ver con la imagen y los objetos. El resto va a ser tarea para los que andan haciendo pesquisas esteticistas.
 
Cuando Nietzsche olvidó su paraguas

"El título del libro es nietzscheano total", apunta César Cuadra respecto de La antipoesía de Nicanor Parra. Un legado para todos & para nadie . Asegura que la importancia del filósofo alemán en la obra de Parra ha pasado relativamente inadvertida. Un ejemplo es el corazón con patas que aparece en varios de sus artefactos visuales. El antipoeta explica en el libro Así habló Parra en El Mercurio , de María Teresa Cárdenas, el origen de este personaje, que se remontaría al Mr. Nobody del siglo XIV: un círculo con ojos que el antipoeta transformó en un corazón con patas cuando comprendió que "el hombre es más corazón que cabeza".

Pero a veces esta figura aparece con paraguas. César Cuadra lo explica. "Cuando Derrida escribe el ensayo Espolones. Los estilos de Nietzsche , dijo que lo hizo a partir de unas palabras del pensador que nunca fueron incorporadas a la edición francesa de sus Obras completas . Es la frase que Nietzsche escribe justo el día que pierde totalmente la razón, su última frase lúcida: 'He olvidado mi paraguas'. De ahí, Parra saca el corazón con paraguas. El paraguas es lo que te protege. Es la razón, el entendimiento. A veces está en los corazones con patas, pero otras veces no".

Libro contendrá imágenes inéditas

Diego Matte, director del Museo Histórico Nacional, adelanta que mil ejemplares del ensayo estarán listos la segunda quincena de octubre, e incluirán imágenes inéditas del antipoeta pertenecientes al Archivo Fotográfico de la institución. "El Museo publica este libro, en primer lugar, porque nadie más lo hace, y nos parece importante difundir la obra de Parra, entendida con talento por César Cuadra. Su trabajo y pensamiento serán fundamentales para el Chile del futuro. Los poetas chilenos le han dado carácter a esta nación y han sido esenciales para la construcción de nuestra identidad. La antipoesía nos ha ayudado a liberarnos de nuestro dogmatismo, del aturdimiento telúrico y del miedo a la contradicción. Nos ha convertido en unos huasos globalizados, conectados con la vanguardia del pensamiento, con el juego de la razón y sus ilusiones. Nicanor Parra es patrimonio de Chile y, me atrevo a decirlo, de la Humanidad".

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