Los memoriosos


por Antonio Martínez 
Diario El Mercurio, Domingo 02 de Septiembre de 2012

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Un hombre hace memoria y evoca lo ocurrido en las semanas previas, porque su afán verdadero es recuperar el recuerdo y reinstalar el acuerdo en su imaginación.
Lo intenta una y otra vez, con todo el poder de su mente, pero no hay caso, porque para él los hechos no se habían producido o simplemente no lograba recuperarlos.
La mente y el cerebelo, no lo sabrán los siquiatras, tienen mucho misterio y casi todos son profundos.
El otro hombre quería y solicitaba el recuerdo de un acuerdo que fue efectivo o quizás soñado, pero qué más da, si somos tan seres humanos y por eso cometemos errores.
Pero antes de comunicar la gran conclusión gran, describamos los acontecimientos.
Se desencadenaron rápido y no hubo tiempo para escarbar en el arcón del recetario colonial, histórico y popular.
¿Le dieron un tazón de pasas bien cocidas, hasta con tres hervores?
Lo mejor es tomarse el jugo, y en esas circunstancias hasta puede volver el pasado más remoto: sus correrías de niño, la calle del comercio en la ciudad de provincia, la luna llena en la cordillera.
¿Una ensalada de albahaca aliñada con sal y limón? Un receta casera, secreta y única.
O bien la infusión con hojas de romero.
O tocarle una canción, incluso en inglés.
Una de Texas y de héroes locales: "Remember The Alamo".
La ponen en el DVD, un hombre traduce y no canta, el otro escucha concentrado.
En busca del abono de los recuerdos, para que aparezcan asociaciones mentales de manera insospechada, irracional e inaudita.
Lo dijimos antes, pero nunca está de más: la mente humana y sus misterios humanos.
¿Qué otra cosa ayuda?
Es recomendable, para recordar los acuerdos, recuperar el contexto y volver a la situación vivida.
¿Dónde estaban cuando se realizó el acuerdo de marras?
¿Al aire libre o bajo techo? ¿Caía la lluvia o el sol era de castigo?
¿Qué ropa llevaban puesta y en qué lugar hablaron: oficina, restaurante o pasillo?
¿Sport invernal, chaqueta de lino media temporada, traje formal, ropa de grandes almacenes o de tienda exclusiva?
¿Personalmente o por teléfono? ¿Llamó él o llamaste tú? ¿Había testigos?
Estos son los hechos y se trata de personajes intercambiables.
No es difícil imaginar un diálogo entre las partes, para resumir el sainete.
-Acuérdate del acuerdo.
-¿De qué acuerdo quieres que me acuerde?
-Del acuerdo.
-No recuerdo.
-¿No te acuerdas que acordamos un acuerdo?
-No puedo acordarme de un acuerdo del que no tengo ningún recuerdo.
No son Freud y Jung, evidentemente.
Es la memoria del fútbol chileno.

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