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“Crearé una defensoría ciudadana de las víctimas” (sic), dice el abogado litigante Alfredo Morgado (PPD) quién ahora sumó el ingreso a la política, como candidato a concejal en la comuna de Santiago. Es difícil decidirse a gritar o suspirar, porque reírse no está dentro de las posibilidades en este caso. El PPD lo lleva a él, justamente a él que se ha dedicado a litigar en casos “emblemáticos” -o también podríamos decir “vistosos”- para la opinión pública, como uno de sus candidatxs. Ergo UN ROSTRO a la papeleta. Uno de los casos representativos en que ha litigado, y aquí me siento agraviada como defensora de los DDHH, fue en contra de que la Jueza Karen Atala mantuviera la tuición de sus tres hijas. El abogado Morgado recurrió a la Corte Suprema con una queja disciplinaria en contra de los ministros de la Corte de Apelaciones de Temuco que habían fallado a favor de que la jueza mantuviera la tuición, sin considerar un riesgo para las niñas que ella tuviera una relación de convivencia lésbica. Morgado, con un pensado y articulado alegato acerca del peligro de la convivencia lésbica, logró convencer a la Corte Suprema (que colaboró copiosamente) de quitarle la tuición y, consecuente con su modus operandi, tornó público el caso, convocando a la prensa y litigando a través de los medios de comunicación social, amén de lapidar públicamente la figura de la hasta entonces desconocida jueza. Esto ocurrió en mayo del 2004: “vi mi familia desarticularse, apartando a mis niñas de 3, 4 y 8 años de mi seno”. Así, el abogado se transforma en el autor ideológico de la discriminación en contra de las parejas lésbicas con hijos, a través de la jurisprudencia que obtuvo de la Corte Suprema. Debido a esto, seis meses después, la Jueza Karen Atala recurrió a la Corte Interamericana de DDHH la que, después de casi nueve años, falló a su favor y de sus hijas y en contra del Estado Chileno, obligándolo a reconocer su responsabilidad internacional y a realizar una serie de reparaciones, entre éstas un acto público (que aun no habemus) en que el Estado debe pedir disculpas a Karen y sus hijas, las víctimas según estipula la Corte Interamericana de DDHH. Karen Atala y sus hijas han vivido separadas, entre otras cosas, por la “astucia” de abogados como el Señor Alfredo Morgado, que al parecer no trepidó en hacer su trabajo sin considerar que vulneraba los derechos de las niñas y de la madre, lo que quedó consignado en el fallo condenatorio de la CIDH al Estado Chileno (un abogado que desconoce los estándares y los tratados internacionales, dicho sea de paso). Entonces, es válido preguntarse: cómo se entiende que el abogado Morgado vaya como uno de los candidatxs a concejal de la lista de la “Concertación Progresista”. Sí, sí… leyó requetebién, progresista, y del mismísimo partido -PPD- que aboga con sus máximxs representantes por una ley antidiscriminación (puchas en qué estarán pensando ahora CarolinaTohá y Antonieta Saa), ¿dónde está la CONVICCIÓN de los “partidos progresistas” de Chile?… Jacques Chirac, ex presidente de derecha francés, es más progresista. Es grave que partidos políticos autodenominados progresistas en Chile le hagan la finta a la demanda de las mujeres por un aborto seguro, legal y gratuito, y también a darle los mismos derechos a las personas de la disidencia sexual, no quieran debatir sobre la eutanasia, o cuestionar cómo acabar con el neoliberalismo que ha sido la herramienta clave para la tremenda desigualdad que existe Chile… Para qué seguir… Pareciera que el trabajo del Señor Morgado de litigar en casos “llamativos”, que lo han hecho un “rostro” suficientemente conocido como para llevarlo como candidato, con la misma superficialidad con que se han llevado modelos o actores, sin ninguna reflexión… Después no entienden, se quejan, se preguntan por qué el desprestigio de la política. Sólo sé que al menos para mí -y soy cierta que para muchxs-, el “rostro” de Alfredo Morgado nos trae el peor de los recuerdos, a pesar de que lo inter/cambie hoy defendiendo a personas de la disidencia sexual. No hemos sabido que haya pedido disculpas a la Jueza Karen Atala ni a sus hijas. Sería al menos una reparación simbólica significativa.
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