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Efectos del anuncio del fin del tratado de doble tributación: "Argentina va a tener que medir estas decisiones y ver dónde gana más"



El embajador de Chile en Buenos Aires analiza los desafíos de la integración entre ambos países y relata sus diálogos con Julio de Vido cuando estaba convaleciente de una intervención quirúrgica, y afirma que Cristina Fernández también se comunicó con él a través de su jefe de gabinete. "Conmigo fueron muy delicados en Argentina", dice.  
Cecilia Derpich 
La relación de Adolfo Zaldívar (69) con Argentina viene desde mucho antes de que fuera nombrado embajador, en junio de 2010. Parte de la familia de su madre, Josefina Larraín, era de la provincia de Salta -en el noroeste argentino-, por lo que conoce de cerca las costumbres de los habitantes de este país, a quienes define como "únicos".
Pero, además, durante el gobierno militar trabajó en la Universidad de Buenos Aires y luego presidió la comisión chileno-argentina de integración, un tema que lo apasiona, porque asegura que la relación con el país trasandino es la más importante que tiene Chile y que si ambas naciones actúan en conjunto, tienen "la oportunidad única" de potenciar sus economías mirando al desarrollo que está teniendo el Pacífico.
Estaba en Argentina cuando, a mediados de abril, comenzó a sentir malestares, que semanas después le permitieron detectar un cáncer que decidió operarse en 48 horas. Enfermedad a la que se refiere públicamente por primera vez.
Mientras estaba convaleciente en la clínica recibió el llamado del ministro de Planificación, Julio de Vido, para conocer su estado de salud, en medio de la crisis luego de la nacionalización de la petrolera YPF y las consecuencias para la explotación de pozos petroleros en Chubut.
"Tomé el teléfono y hablé con el ministro De Vido. Me dijo que no me preocupara, que el problema no era con Enap, sino con Repsol. Le dije: 'mira, Julio, esto es fundamental', y él me garantizó el pleno respeto de las inversiones chilenas, y así fue".
-¿Cómo ve el proceso de integración entre Argentina y Chile?
-La atracción que hoy ejercen el Pacífico y la globalización que se nos viene debería llevar a Chile y a Argentina a darse cuenta de que necesitamos entendernos, más allá de las diferencias.
-¿En qué estado se encuentra ese entendimiento?
-He releído mucho el Tratado de Paz y Amistad de 1984, y ahí se refleja una voluntad de entendimiento entre la gente. Se abrió un espacio para ello en el gobierno militar y luego los cuatro gobiernos de la Concertación lo recogieron, y lo mismo pasó en el lado argentino.
-¿Cómo ve las relaciones políticas?
-Ahí está el problema. Si me pregunta si hay una toma de conciencia completa de la sociedad o de los sectores políticos, de los partidos políticos, yo le diría que no, no veo que esto haya pasado a ser uno de los temas centrales. Pero la voluntad del Presidente Piñera existe.
-¿Y en el gobierno argentino?
-Sí, la Presidenta me ha manifestado su voluntad, y también lo hablé con Néstor Kirchner en más de una oportunidad.
-¿Cómo influyen los conflictos económicos que hemos observado en el último tiempo?
-Obstáculos va a haber siempre, pero lo importante es dejarlos en la dimensión que tienen. Si alguien me dice que lo que pasó con YPF va a llevar a que no tengamos una buena relación comercial, eso no es cierto.
-¿Y el fin del acuerdo de doble tributación?
-Tengo que reconocer que eso es distinto. Ese tratado, Argentina lo viene desahuciando no sólo con Chile, sino que también con otros países, porque creen que les genera problemas. Hubo empresas que hicieron mal uso de esto, que no estaban pagando ni en Chile ni en Argentina. Ahora tenemos un año para renegociarlo, y yo no he soltado la esperanza. Pero no creo que esto entrabe la relación. Aun cuando Chile continuara con una política tan abierta como la que tiene y Argentina continuara en políticas restrictivas, deberíamos de buscar cómo lo conciliamos, pero no podemos renunciar a este desafío que se nos viene. Argentina va a tener que medir estas decisiones y ver dónde gana más.
-¿En qué etapa está la negociación?
-Eso no pasó por Cancillería, sino que lo manejaron Hacienda e Impuestos Internos.
-Ellos insisten en que usted estuvo informado, y usted dice que no participó en las negociaciones...
-No es así. La Cancillería en general no tuvo conocimiento, porque eso lo manejó Hacienda, y la embajada hizo de buzón. A mí no me llamaron, y en eso hay que ser bien claro. Y, claramente, al canciller tampoco.
-¿Ahora participa de las negociaciones?
-No. Lo planteé donde corresponde, pero eso claramente tendrá que resolverlo el Presidente. Hablé con la Presidenta Fernández, le reclamé y le dije que había una contradicción.
-¿Cómo ha sido su relación con las autoridades argentinas?
-Mi relación con Argentina viene de mis raíces familiares, de cuando en época de dictadura me abrieron las puertas en la Universidad de Buenos Aires y trabé relaciones con gente que hoy día está en el Parlamento, en el gobierno y en la oposición.
-¿Y con el gobierno?
-Cuando era senador por el sur nació mi relación con Néstor Kirchner. Apenas me nombran embajador, en un par de horas fui a saludarlo, y la primera cosa que hice fue tomar un avión y venirme a Chile para plantearle al Presidente Piñera que lo votáramos como secretario general de la Unasur, cosa que él siempre agradeció, y al Presidente Piñera le valió una excelente relación con la Presidenta Fernández. Ella conmigo ha sido muy delicada, muy deferente. Y con varios de sus ministros, como Julio de Vido y Florencio Randazzo, el ministro del Interior, somos amigos.
-¿Cómo evalúa su trabajo la Cancillería chilena?
-He tenido pleno respaldo y plena sintonía con el canciller y con el Presidente en el tema de la integración. Yo fui a esto, se los dije el primer día, y si no, no hubiera aceptado. Además que Chile necesita amigos.
 "Fue un momento duro, me ha permitido reflexionar. No soy el mismo"
-¿Cómo ha vivido el proceso de recuperación del cáncer que lo afecta?
-En febrero, el gobernador de San Juan me invitó a cruzar la cordillera a caballo y nada menos que hacer el paso Los Patos que hizo el Ejercito Libertador, que es un paso bastante difícil porque hay que subir a casi cinco mil metros de altura. Entonces, le acepté feliz. Hacía tiempo que andaba detrás de aquello y fui con mis hijos hombres y con mi yerno. Fue un viaje maravilloso, estuvimos cinco o seis días en la cordillera. Cuando volví me vine a la playa, me sentía habiendo hecho una cosa única y así era. Sentí un pequeño malestar y no le di importancia. Volví a Buenos Aires y el malestar se acentuó un poco. Mi señora me dijo que fuera a ver a un médico y vine a Chile a una exposición de ella y me hice unos exámenes. Cuento corto, uno de ellos salió malo y era preocupante según los médicos.
-¿Qué tipo de cáncer era?
-Era uno de esos tumores medios complicados y me dijeron se debía operar. Estimé que tenía que hacerlo de inmediato y en Chile y a las 48 horas me operaron. La operación resultó fantástica, pero tuve que hacerme un tratamiento ambulatorio, porque faltaba una segunda etapa que ya he terminado. Los exámenes han salido cero falta, los doctores están muy tranquilos y yo también. Eso me permitió seguir trabajando porque la verdad es que una vez que terminó la fase operatoria y empezó la fase ambulatoria, yo me hacía las quimioterapias en Chile y me iba a Argentina. Faltan algunos exámenes y controles, que me haré como corresponde, pero me han dicho que las cosas van muy bien y yo los veo muy entusiastas y veo que he reaccionado muy bien. Fue un momento duro, me ha permitido reflexionar. No soy el mismo.
-¿En qué ha cambiado?
-Miro las cosas distinto. Antes andaba siempre más bien apurado, más bien en otra. Hoy aprecio mucho más la relación familiar que ha sido fundamental con mi señora y con mis hijos, aprecio las cosas simples, las hojas y el ruido del mar, el viento y he meditado mucho. Esta es una nueva oportunidad que me ha dado Dios y la voy a asumir bien.
-¿Cree que algo en el estilo de vida influyó en su estado de salud?
-Puede ser, pero en esto soy respetuoso de la ciencia médica. He estado en manos de doctores extraordinarios, pero obviamente la forma de vida a veces no es conveniente. Creo que esto me ha humanizado y me ha hecho darle sentido a las cosas. Soy un agradecido de Dios de la forma en que esto se ha dado, porque perfectamente pude no haberme dado cuenta y pasado de largo. Siempre hay que preguntarse por qué pasan las cosas y yo me estoy preguntando por qué me ha pasado esto; pero no voy a dramatizar ni nada por el estilo. Que esto sea para bien.
-¿Lo han apoyado desde el Gobierno?
-Estuve con una licencia médica solo para las operaciones, pero siempre seguí trabajando, incluso por teléfono, como cuando para la crisis del gas hablé con el ministro De Vido. Conmigo fueron muy delicados en Argentina. La misma Presidenta que me llamó a través de su jefe de gabinete. Y en Chile otro tanto. En el Gobierno han sido muy delicados, y luego de la operación, pude asumir de inmediato mis labores.
"El PRI va a tener una buena elección"
-¿Cuál es su proyección para estas municipales?
-Creo que al PRI le va a ir muy bien, porque es un partido con una gran presencia regional que responde a una realidad. Yo estaba en eso cuando acepté la embajada y me alejé. Pero creo que la actual conducción con Carlos Olivares lo ha hecho muy bien, y se ha sumado un equipo regional que le ha respondido.
-¿Tiene alguna participación política?
-No, la última vez participé en un consejo del partido. Ahora voy a venir a votar, voto en Coyhaique. Y si me invitan a una reunión, voy a ir. A veces me llaman y me piden consejos o me informan, porque he sido el fundador. Para mí es fundamental que el PRI acentúe su visión regional; es prioritario para el Chile que se nos viene, que se avance por el camino de la corrección del sistema económico. El tiempo me ha dado la razón por lo que se ha vivido en Chile.
-¿Lo relaciona con las movilizaciones sociales?
-Claro. Por eso planteé que había que corregir el modelo educacional y darle más espacio a la clase media, para emparejar la cancha. Espero que al PRI le vaya bien, y todo me indica que tendrán en regiones un muy buen resultado, no sé si en la Región Metropolitana. Pero por lo que me cuentan, en la región que representé en el Senado, Aysén, creo que van a tener un muy buen resultado.
-¿Cuál es su cálculo?
-La vez pasada sacaron el 7,6% de los votos, pero con un punto que era de ChilePrimero. Creo que el PRI va a tener una buena elección ahora, con una votación que va a ser muy importante. Los han ninguneado tanto, no les dan espacio, pero al final los hechos se imponen. El PRI representa una realidad que se va a traducir tarde o temprano en la política chilena. El centrodemocrático en Chile tiene que tener un espacio.
-¿Cuándo regrese de la embajada, proyecta seguir con un trabajo político en el PRI?
-No lo sé. He sentido mucho atractivo por la actividad académica, le confieso que eso me motiva y no sé si vuelva. He recibido incluso una invitación de la Universidad Complutense de Madrid para participar en un doctorado, tengo muchas puertas abiertas.

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