por Sergio Melnick
Diario La Segunda, Jueves 28 de Junio de 2012
Diario La Segunda, Jueves 28 de Junio de 2012
http://blogs.lasegunda.com/redaccion/2012/06/28/educacion-y-lucro-la-camara-re.asp
La comisión de la Cámara de Diputados ha emitido un informe simplemente vergonzoso, casi copia simple de un reportaje periodístico, muy parecido a un senador que hacía copy-paste de Wikipedia. Un informe pobre, groseramente repetitivo, poco prolijo, politizado, prejuiciado, en que hubo una votación dividida por la ideología; no por las ideas, menos por la evidencia. Si los que lo hicieron hubiesen sido universitarios, habrían sido reprobados. El manejo de los datos es poco riguroso, tendencioso, prejuicioso. Hasta faltas de ortografía se permitieron. Y se denuncian algunas universidades con nombre y apellido, pero muchas de ellas ni siquiera dieron su testimonio ni fueron invitadas.
Más aún, el informe muestra un voluntarismo añejo. Supone que la oferta académica no responde a las necesidades del país por ser un mercado no regulado: aseveración audaz e irrelevante. Uno de los problemas fundamentales de la educación postsecundaria en Chile es que requiere especialización a los 17 años, y que es profesionalizante, no educante. No sé si los diputados entienden bien la diferencia entre educación, entrenamiento y capacitación. No sé si entienden bien el desafío educacional del siglo 21, acerca del nuevo metalenguaje postsimbólico como su base. No sé si entienden el problema de la velocidad del conocimiento, y la nueva mente tecnológica colectiva. Ahí están algunas de las claves de futuro, y no en el lucro.
Los mejores sistemas de educación del mundo son inicialmente educantes ( college ) y otorgan grados académicos. Luego viene la especialización. La educación tiene muchos más alcances que sólo el empleo, y es lamentable que muchos de nuestros legisladores no lo entiendan.
Curiosamente, se focalizan en las universidades privadas y no en todas las universidades. Sorprendentemente, el rector de la Chile no concurrió, quizás porque tendría muchas explicaciones que dar. Hace pocos años ese plantel fue sorprendido en oscuros manejos financieros a través de entidades que usaban su nombre. Tampoco fue el rector de la Católica, que está llena de entidades comerciales. Zolezzi apareció y fue trasquilado. Es que tiene una entidad lucrativa para suplementar rentas de académicos. También me acuerdo del escándalo con el Registro Civil.
Confunde el informe, además, el apoyo financiero a los estudiantes con el apoyo a las universidades. Critican despiadadamente a los gobiernos de la Concertación por su "servidumbre voluntaria con el mercado, ese intocable, el que está junto al Altísimo, en el gran altar de los venerados". Diputados que llegan a estos extremos de odiosidad, ideologismo y desvarío son quienes están legislando en Chile.
La comisión no demuestra qué leyes se han infringido en torno al lucro. Denuncia aumento de aranceles, pero éstos en las privadas son menores al aumento en la Chile, la Católica y otras del CRUCh.
Nuestros honorables aún no entienden que el objetivo nacional es la educación, y no el apellido de ésta. Creen que por llamarse pública es éticamente superior, pero la evidencia simplemente no lo ratifica. Las universidades privadas en Chile han generado una revolución. Quizá lo más impresionante es que abrieron la educación superior a grupos sociales que nunca podrían haberlo hecho en las estatales. En menos de 30 años, una buena parte de estas nuevas universidades, sin subsidio alguno, han superado en calidad e infraestructura a muchas públicas. Y también algunas privadas empiezan a disputar los más altos puntajes a las tradicionales, y a competir en investigación, como la Andrés Bello, vilipendiada livianamente.
Las universidades privadas tienen gran diversidad ideológica, religiosa, cultural. Las hay de propietarios cristianos, católicos, laicos, masónicos, derechistas, izquierdistas y neutros. Para mí, esa libertad y diversidad es tanto mejor que el sesgo obvio que muestran las públicas, algunas de las cuales además son especialmente laxas con estudiantes violentistas, agresivos y peligrosos para la sociedad. La política se adueñó de ellas y ahora quieren más recursos.
El Estado sin duda tiene una enorme responsabilidad en la provisión de educación en el país. Pero no es su responsabilidad, ni especial habilidad, administrar centros de educación. Claro, con estos diputados es difícil que se avance, porque no logran superar sus propios sesgos ideológicos y prejuicios.
La educación parece ser un tema demasiado importante para dejársela a los políticos chilenos de hoy.
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