La espera terminó

El default de Grecia


La cesación de pagos más grande de la historia, y la más anticipada. El caso de Grecia pondrá a prueba la resistencia del sistema financiero para el pago de los CDS.  

Diario El Mercurio, lunes 19 de marzo de 2012


Publicado originalmente en The Economist
 
La mayoría llegaron en silencio al final. Después de un tortuoso proceso, la mayoría de los tenedores privados de bonos de Grecia habían acordado, para el 9 de marzo, cambiar sus bonos por otros nuevos de más largo plazo con menos de la mitad del valor nominal de los viejos y a una tasa de interés baja.
La mayor reestructuración de deuda soberana en la historia permitió a Grecia limpiar unos 100 mil millones de euros de sus deudas de alrededor de 350 mil millones de euros. También será la primera prueba de la resistencia del sistema financiero para el pago de seguros contra cesación de pagos (CDS en inglés), una forma de seguro contra deudas incobrables.
Los titulares de 152 mil millones de euros de los 177 mil millones de euros de bonos soberanos emitidos bajo la ley griega firmaron el intercambio. El resto, los que no han respondido a la oferta de bonos de intercambio o los titulares de alrededor de 9.000 millones de euros de bonos que se oponían a la oferta, se vieron obligados a aceptar el acuerdo.
El gobierno griego invocó una ley recientemente promulgada que unía a todos los tenedores de bonos privados con el vínculo de intercambio si más de dos tercios de ellos daban su consentimiento. Alrededor de 20 mil millones de euros de los 29 mil millones de euros de los bonos griegos emitidos bajo ley extranjera también acordó el canje. Al grupo se les dio hasta el 23 de marzo para analizar la oferta.
La amenaza de la coacción podría explicar por qué los titulares de los grandes, como bancos y fondos de pensiones, decidieron no impugnar los términos del intercambio. Pero Grecia necesitaba alcanzar casi el 100% de participación en el canje de bonos para desbloquear su segundo paquete de rescate de los prestamistas internacionales.
Eso significaba que tenía que forzar al pequeño grupo de descontentos a tragarse el acuerdo, que a su vez significaba que ya no podía ser visto como voluntario. Eso provocó un "evento de crédito" y comenzó un proceso que dará lugar a un pago de seguro de los CDS de los bonos griegos a finales de este mes.
Los mercados financieros tomaron la noticia con indiferencia, a pesar que desde hace meses los funcionarios europeos han mirado con horror la perspectiva de un evento de crédito soberano en la Zona Euro. Su angustia se debió, en parte, a las anteriores promesas oficiales de que Grecia no dejaría de pagar o reestructuraría sus deudas: una pérdida "voluntaria" por parte de los inversores privados permitió que la ficción se confirmara. Las autoridades de la Zona Euro también podrían haber estado ansiosas por no disparar los pagos a los "especuladores" que habían apostado contra la caída del país.
Su inquietud también tenía raíces más profundas. Impagos corporativos que dan lugar al pago de los seguros CDS son de rutina, pero un evento de crédito soberano es una novedad. Había ansiedad natural por cómo iría.
El valor nominal de bonos soberanos griegos asegurados por los CDS es de alrededor de 69 mil millones de euros, de acuerdo con DTCC, un repositorio de datos. Pero los bancos y los hedge funds han compensado su exposición, expendiendo algunos contratos de seguro de CDS y comprando otros.
Una vez llevado a cabo, la exposición neta a un impago griego es de 3,2 mil millones de euros. Las pérdidas sufridas por las aseguradoras en los CDS griegos tendrían que estar muy concentradas para amenazar al sistema financiero. Y puesto que los nuevos bonos griegos emitidos en el canje tienen valor en el mercado, el dinero que cambiará de manos después de que el pago preciso se determine el 19 de marzo, será un poco menos de esa cifra.
El verdadero problema habría sido si el canje de bonos griego no hubiera provocado los pagos en los CDS, arruinando su credibilidad como fuente de protección contra futuros incumplimientos soberanos, y aumento de los costos de los préstamos del gobierno.
Otros aspectos de la reestructuración son más preocupantes. Uno de ellos es que el BCE fue capaz de esquivar una restrictiva amortización de los bonos griegos, adquiridos como parte de un programa para estabilizar los mercados de bonos de países en problemas de la Zona Euro.
Eso socavaría su poder para detener el pánico del mercado en el futuro a través de compras de bonos, ya que los inversores ahora sabemos que cuanto mayor sea la participación del BCE en bonos de un país, más grande podría ser la rebaja para el sector privado en una reestructuración.
En vez de eso, el BCE podría insistir en proporcionar una cantidad ilimitada de préstamos baratos a largo plazo a los bancos para frenar cualquier pánico a futuro, como lo hizo con tanto éxito con sus subastas de dinero de tres años en diciembre y febrero. Pero el éxito tiene un precio. Ahora es menos probable que los bancos más sanos, con un exceso de depósitos sobre préstamos, presten su dinero excedente a otros bancos por temor a que ya hayan comprometido su mejor garantía con el BCE a cambio de liquidez a largo plazo.
Jens Weidmann, el jefe del Bundesbank alemán, alertó a viva voz esta semana que algunos bancos se convertirán en dependientes de la liquidez barata del BCE. Ese miedo puede ya haber llegado a pasar.

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