Debate sobre el aborto

Alejandro Miranda Montecinos
Profesor de Filosofía del Derecho
Universidad de los Andes Diario El Mercurio, Miércoles 21 de Marzo de 2012 

http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2012/03/21/debate-sobre-el-aborto-i-1.asp 


Señor Director:
En un reconocimiento implícito de la debilidad de su argumento original, el profesor Villavicencio presenta en carta del sábado, ahora junto a la profesora Zúñiga, un nuevo argumento para intentar probar que el Derecho no puede prohibir de modo absoluto la acción de matar intencionalmente al no nacido. El argumento dice que el no nacido no merece la misma protección jurídica que la madre, puesto que aquél usa los órganos de ésta para sobrevivir; es decir, “usa a la mujer como incubadora”.

Por otra parte, don Javier Contesse, en carta del domingo, ha sostenido que es lícito matar directamente al no nacido, porque éste constituye la “fuente de peligro” para la vida de la madre.
Pero si el no nacido es persona (condición que mis contradictores no le han negado), entonces tiene dignidad, lo que impide tratarlo como si fuera un mero instrumento o una cosa. Y no resulta razonable desconocerle esta dignidad por el hecho de que necesite el cuerpo de la madre para sobrevivir, que es una circunstancia que no cambia su naturaleza. Por otro lado, el no nacido es un inocente, y no un agresor injusto, lo que descarta la posibilidad de aplicar en su caso las reglas de la legítima defensa. Una agresión es el “acto de acometer a alguien para matarlo, herirlo o hacerle daño”. Y nada de esto hace el no nacido. Él, simplemente existe y realiza funciones vegetativas, pero no movimientos violentos que sólo puedan ser repelidos mediante el uso de fuerza letal. Además, el no nacido no viola ningún deber por estar donde está, pues ocupa su lugar natural y ni siquiera ha llegado ahí por iniciativa propia. Mal puede ser considerado, entonces, como un intruso o un agresor.
Finalmente, la expresión “fuente de peligro” no permite extraer la conclusión que Contesse pretende. En efecto, en las crisis obstétricas, muchas veces la fuente de peligro es la madre, porque el problema se origina por una condición patológica de ella.

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