Gath & Chaves




A propósito de una reciente
carta al director en el diario El Mercurio 
y comentarios en el blog respectivo 
en el que se explayan  acerca 
de esta céntrica tienda por departamentos
que funcionó en el Santiago
de la primera mitad del siglo XX, 
hasta  comienzos de los años 50.

Se inauguró el 17 de septiembre de 1910
en vísperas del centenario de la Independencia
(Oreste Plath escribe que abrió un poco antes,
el 5 de septiembre)
y aparentemente la fecha de cierre
coincide con la de la muerte 
del padre Hurtado, el 18 de agosto de 1952
(Oreste Plath dice que la huelga ocurrió
en víspera de Navidad de dicho año,
que duró algunas semanas y
al no llegar a acuerdo 
el empleador con los empleados
terminó cerrando sus puertas para siempre
y el edificio demolido para levantar
el Edificio y la Galería España.

Gath & Chaves fue fundada
en Buenos Aires en 1883
por Lorenzo Chaves y Alfredo Gath
y pasó en 1912 a manos inglesas como 
The South American Stores (Gath & Chaves) Ltd.
En 1922 Gath & Chaves se fusionó
con Harrods Buenos Aires.
En 1945 la tienda contaba con 
cerca de veinte sucursales en toda la Argentina.
El cierre en el país trasandino ocurrió en 1974.
Actualmente la última ubicación del
Gath & Chaves bonaerense lo ocupa
la tienda chilena Falabella.

En el quinto piso de la tienda santiaguina 
estaba el famoso salón de té
conocido como "Tea Room"
y junto a él funcionaba la peluquería de niños.

Estaba ubicada en la esquina
nororiente de Estado con Huérfanos,
donde hoy se encuentra el Edificio España.

En la esquina encontrada (sur-poniente)
se levantó el edificio Oberpaur
para una casa comercial de ese nombre
(pronúnciase 'Oberpauer'), obra
del arquitecto Sergio Larraín García Moreno
y José Arteaga, inspirado en edificios
que Sergio Larraín conoció
en visitas a Alemania en 1928.

Fue el primer edificio en contar
con una escala mecánica
y en el subterráneo funcionaba
el 'Goyescas' que de día operaba como salón de té 
y de noche como sala de espectáculos y boîte.

A comienzos de los años cincuenta
estuvo la orquesta de Pérez Prado;
también actuaron vedettes del Follies Bergere.

Cuando se cerró Gath & Chaves,
hubo una exposición en que se exhibió
el Cristo de Dalí.

Oreste Plath, en su libro 'El Santiago que se fue'
dedica un capítulo a Gath y Chaves (pp. 197-199)
-Casas de compras en Londres, París, New York y Alemania-
que se transcribe a continuación:

Gath y Chaves
Casas de compras en Londres, París, New York y Alemania.
(Pág. 197-199)

El año 1910 que en Chile marca en todo sentido una revolución de aspectos sociales, en medio de la tumultuosa alegría de las fiestas centenarias de la Independencia, la Casa Gath y Chavez abre sus puertas en Santiago el 5 de septiembre de ese año. El acontecimiento produjo sensación. Es lo que fluye de una crónica publicada en "El Mercurio" el 6 de septiembre. No me resisto a la tentación de reproducir, algunos párrafos: "El mundo femenino de Santiago estaba revuelto y conmovido desde hace tiempo con la próxima apertura de Gath y Chavez, que armaba su jaula de hierro y cemento en la esquina de Estado y Huérfanos y que en los últimos días había provocado todos los apetitos, con sus artísticas vidrieras y su iluminación feérica. A las 8 de la mañana, cuando los empleados alzaron o trataron de levantar las cortinas de hierro, una multitud femenina se lanzó sobre las puertas en un ímpetu amenazador e invadió los diversos pisos del edificio. En tal forma, que hubo de venir la policía para impedir accidentes y permitir sólo la entrada de grupos discretos a medida que salían los compradores que no se cansaban de manipular objetos y de indagar precios".
Moustache, Julio Bozo Valenzuela, publicó en Ziz-Zag caricaturas alusivas al acontecimiento: cierto caballero que acudía con dos niños, en cueros. Se decía que en Gath y Chaves se podía entrar en cueros y salir vestidos de pie a cabeza. Otro "mono" consistía en dos mujeres de manto, feas y pobres. Debajo decía: Hicieron cola toda la noche y entraron... para comprar dos varas de choleta (tela de algodón que se empleaba para forrar vestidos). La dueña de casa se sentía conquistada a causa de encontrar desde la alfombra mullida a la fina seda. La sección abarrotes en el piso bajo ofrecía los comestibles. Comprar en esta sección fue una modalidad exquisita, como contaba Daniel de la Vega, "Y cuando a usted le servían un plato de fideos, le advertían con orgullo que habían sido comprados en la Casa Gath y Chaves. Y así aquí hubo una época en que se comieron los fideos respetuosamente".
La casa repartía un catálogo en provincia, en el que figuraban los trajes marineros para niños y niñitas que iban a señalar una época fotográfica y el lujo para los retratos al óleo. El traje marinero, tanto para niñas como para niños, tenía dos juegos de cuellos, lo mismo de bocamangas, su gorra y un pito. Era un orgullo estrenarlo para el 21 de mayo.(Mis tías chillanejas, estando mi madre de visita en Chile, de paso algunos meses para seguir a Bolivia, me pusieron en una escuelita, frente al fundo El Tejar de Chillán Viejo, y estimaron que el niño debía presentarse con algún número el 21 de mayo y para mayor realidad, con la celebración, se encargó a Gath y Chavez un traje marinero y se me presentó en el proscenio declamando una poesía, después de muchos ensayos y orientaciones. En mi actuación la gente empieza a reírse y yo a sentir que me estoy mojando, en medio de este mar, la tía me saca en vilo del escenario, sin dejar de recibir algunos aplausos de mis familiares. Este fue mi primer traje marinero y creo que mi iniciación literaria.)
En el invierno de 1921, en el 4º piso, inauguró los Salones del Tea Room.
No existía hasta entonces ningún sitio a la manera de este. El organizador de esta nueva sección era don Arturo Vieira, el que se basó en del Tea Room de la Casa Harrods de Buenos Aires —filial de Gath y Chaves—, para invitar a tomar té con cierta comodidad y elegancia. Don Pedro Harguindeguy, un señor vasco-francés era el que hacía gozar de una fineza. Se pensó hacer traer un buen violinista de Buenos Aires, pero por consejo del maestro Enrique Soro, director del Conservatorio Nacional de Música, se escogió al primer violín de la ópera de Santiago, cargo que desempeñaba el joven Armando Carvajal que fue director de un espléndido quinteto de cuerdas que ofreció novedosos conciertos.
Stravinsky, Manuel de Falla y Ravel fueron dados a conocer en Chile. Se establecieron los viernes de moda y el quinteto ofrecía íntegro el programa o la música de algún país o de algún autor, como interpretaciones de compositores nacionales: Alliende, Soro, Leng. Por el mes de agosto de 1922, los diarios y el público reconocen y aplauden que por primera vez se ha escuchado en Santiago un concierto de la obra del insigne Debussy. En un viaje a Chile, el ya célebre pianista Claudio Arrau, asistió a uno de los conciertos de Armando Carvajal en el Tea Room. Chiffon, tras cuyo seudónimo se ocultaba Luisa Irarrázaval de Sutil, redactora de vida social de "El Diario Ilustrado", que hizo después conocido y celebrado su seudónimo de Ivonne Claudell, describía el ambiente culto y refinado de las reuniones, y, especialmente, las tenidas de las damas.
Los aperitivos no estaban de moda. En el Tea Room sólo podía beberse oporto, jerez o champagne de marcas importadas, naturalmente. Después se inauguraron las tardes bailables, a cargo del profesor Valero. Se establecieron días para los niños, con números artísticos. Para Navidad empezó a atender Santa Claus y el Viejo Pascuero a fotografiarse con los niños, unos muertos de miedo y otros muy alegres. La librería de Gath y Chaves no ofrecía la atracción de la librería francesa, de la Casa Francesa que se encontraba en la esquina opuesta. Aquí se reunían algunos escritores. Mariano Picón Salas frecuentaba la tertulia diaria que mantenía Mariano Latorre, Ricardo Latcham, Alberto Romero, Domingo Menfil.
Y fue una víspera de Navidad de 1952, que el personal de Gath y Chaves estimó ir a una huelga, la que se sostuvo por semanas, lo que llevo a la empresa a bajar las cortinas metálicas definitivamente y cerrar la casa en Chile. Pasado el tiempo el grandioso edificio que abarcaba una parte por la calle Estado y la otra por la de Huérfanos se demolió para construir el Edificio España y crear pasajes o galerías.

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