BOTTOM LINE


Desde la perspectiva masculina
la diferencia entre hechicera y bruja
aplicada a la mujer se podría graficar 
comparando una aguda observación 
expresada magistralmente
por Ambrose Bierce
y complementada muy bien
con el no menos agudo
comentario de mi mujer:

AB: «Una mujer sería encantadora 
si uno pudiera caer en sus brazos 
sin caer en sus manos».

ML: «Una mujer  sabia y astuta 
(¿superviviente?, ¿embaucadora?) 
se asegura primero que el susodicho 
esté comiendo de su mano
antes de dejarse caer en sus brazos».

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