Tarde en Curacaví


Tarde en Curacaví
por R. Rigoter, Diario El Mercurio, Lunes 19 de Diciembre de 2011   
http://blogs.elmercurio.com/editorial/dia-a-dia/tarde-en-curacavi.asp

Nos convidan a almorzar a Curacaví. En el trayecto, las urgencias y neurosis de la urbe quedan atrapadas en el túnel de Barriga, de donde emergemos ya serenos. Los anfitriones nos esperan en la acogedora terraza de su parcela, con un champagne helado. Se oye el rumor del agua de una fuente, y la mirada reposa en los macizos de flores que se recortan contra el fondo verde de una hilera de álamos. Pronto arriban unos mariscos, y luego la parrilla entrega una carne tierna y sabrosa, mientras la conversación se va hilvanando bajo el arrullo de la fuente y la contemplación del jardín. El dueño de casa es belga, y en un castellano chapurreado nos cuenta acerca de la rivalidad entre flamencos -flamingos, dice él- y valones, y la dominación española sobre los Países Bajos. "¡Carolus Quinto nació en Gante, y nunca hablando español!", dice desafiante. Luego relata historias vivenciales de la guerra, que los demás comensales escuchamos con el secreto alivio de no haberla sufrido.
No nos damos ni cuenta cuando cae la tarde. La alameda susurra con la brisa vespertina que trae olores a leña y se siente a lo lejos el tañer de la campana de una iglesia. En tanto disfruto de una cerveza belga helada, advierto un lucero que se destaca nítido sobre un atardecer de tintes anaranjados, indicando que ya es hora de irnos.
Y cruzamos nuevamente el túnel, retornando con cierta tristeza a las urgencias y neurosis de nuestra vida citadina.
R.RIGOTER

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