Palabras desenterradas..

A veces una sola palabra basta
para traer de vuelta toda una época.

En el diario aparece una noticia
que informa que ha aparecido un brote
de «coqueluche» o tos convulsiva
y se va a proceder a vacunar
a los niños hasta seis meses de edad.

La palabra coqueluche,
remite a la más temprana infancia.

Palabras pronunciadas por mi madre,
que aludían a enfermedades 
de un pasado anterior al nuestro;
historias relacionadas
con los estragos que producían
enfermedades infecciosas
como la tuberculosis, 
el  tifus exantemático
y otras de ese tipo, las cuales
no están del todo erradicadas.

Palabras como coqueluche
nos traen también a la memoria
otras palabras, como Cocoliche
asociadas a los espectáculos
de barras de los clásicos universitarios
de comienzos de los años sesenta,
con títeres gigantescos
como los que recorren las calles
en las presentaciones de Royal De Luxe,
aunque con tecnologías más rudimentarias
que las exhibidas por la compañía francesa itinerante.

Cocoliche a su vez nos remite
a otro personaje más bien periférico,
Cocoliso: un infante...una guagua más bien
que aparecía en las historietas de Popeye el marino...

Personajes que nos trasladan al mundo 
de las revistas de historietas,
antes de que llegara la televisión.

Cuando de vez en cuando
aparecían los «empastados»
que reunían en un solo tomo 
una veintena de aquellas revistas
que no se circunscribían
solamente a caricaturas y superhéroes, 
sino que a medida que crecíamos
incluían historias de aventuras,
de la segunda guerra mundial
o incluso de un mundo de "terror"
cuya estética podría decirse
que prefiguraba lo que
en la jerga actual se conoce 
entre los jóvenes como "gótico".

Cuando llegaban dichos empastados,
nos encerrábamos a "devorarlos"
en el dormitorio o en el baño
y no salíamos hasta completar
su lectura y contemplación...

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