Libros: La pedagogía del miedo


En las primeras 50 páginas de Filomela, la segunda novela de Pablo Torche (1974), conocemos la historia de Tereo, un guerrero de la Grecia antigua que se tienta y abusa de Filomela, la hermana de Procne, su esposa. Pero como las infamias se pagan doble, el castigo que recibe este sabandija alcanza las proporciones suficientes para transformarse en mito y así lograr persistencia en el tiempo.
Es la función de los clásicos griegos: la didáctica del horror, la pedagogía del miedo. Salvo cuando ganaron heroicamente la Eurocopa 2004, su última gran epopeya.
Torche reconstruye una historia ejemplar, que sirve para introducir el camino que toma la novela luego de la página 51, cuando los personajes antes mencionados ahora habitan un barrio marginal del Santiago de hoy. Un giro con el sello de un narrador atípico dentro de la fauna local, que va hacia delante con su literatura, convencido de que los buenos relatos son un fin más que un medio.
Filomela se planta como un artificio inteligente y, si nos ponemos espesos, lleno de "signos opacos"; es una construcción narrativa que no se entrampa en confundir a nadie: Torche no quiere que nos preguntemos qué es verdad y qué no, qué es ficción y qué es personal. No está para eso. Y, por las dudas, bien sirve aquella otra gran máxima griega: en el camino arreglamos la carga.
Editorial Emecé

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