Creo
por Aldo Schiappacasse
Diario El Mercurio, Deportes
Lunes 3 de Octubre de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/10/03/deportes/columna/noticias/869455B2-83F5-45F1-85DC-DBB10150F6B9.htm?id={869455B2-83F5-45F1-85DC-DBB10150F6B9}
Creo en la madurez de un grupo que ya aprobó este trance con nota
sobresaliente. Han pasado varios años y un Mundial adulto para una
generación que está acostumbrada a los desafíos y al éxito, y que
ahora tendrá la oportunidad magnífica de consolidar sus virtudes y
relativizar sus defectos.
Creo en un técnico que supo administrar el capital que se le entregó,
que tiene la confianza de sus jugadores y que ha depositado en más de
una ocasión sus propias experiencias en los grupos que dirige. Que va
al frente, pero que aprendió en su paso por Argentina a equilibrar los
afanes ofensivos. Y que ve el fútbol y la vida de manera simple,
entusiasta y positiva. Que delega responsabilidades y que aplica en su
trabajo la sabiduría que le dio el tránsito por la pobreza, el
esfuerzo y el talento.
Creo en las individualidades y en el grupo. No es casual que ahora
tengamos representantes en los principales clubes de Europa y América.
Que la nómina albergue los nuevos grandes proyectos del fútbol chileno
y que todos plasmaran su crecimiento en la entrega personal. Esta
selección aceptó a los redimidos, a los que tuvieron dudas, a los que
han confiado siempre y a los voluntariosos que empujaron el carro de
la fe.
Creo en la buena fe de la hinchada, que hizo el luto del proceso
anterior, que sigue añorando la impronta de Bielsa, pero que
comprenderá, en este periplo -que será más duro y complicado-, que una
dosis importante de la fórmula para llegar al Mundial comprende el
apoyo de la gradería y el viaje permanente y constante de los
fanáticos a las capitales del continente. Y, fundamentalmente, que
ante los grandes desafíos habrá matices, errores, caídas feas y
opiniones divergentes, pero la selección sigue siendo el principal
capital futbolístico del país. Y tal como pasó antes, incluso en los
procesos del 2002 y el 2006, que la Roja sobrevive a todo, incluidas
las peores decisiones técnicas y directivas.
Creo en la pasión del fútbol, y en la maravillosa experiencia que
comienza este viernes. Un sendero largo y tortuoso, con muchas etapas,
que nos colocarán una vez más ante el debate y la discusión, entre el
amor y el odio, entre el aplauso y la pifia. O sea, en el combustible
que nos hace más sabios y más tolerantes.
Creo en que, a partir del duelo del Monumental de River, echaremos a
andar la maquinaria incierta de un camino que tiene una sola
recompensa. Ante la cual mi obligación es mantener la distancia
crítica que implica una competencia. Donde están involucrados nuestros
afectos, pero también la visión lejana de quien analiza, opina y se
involucra en los juicios.
Creo que viviremos tres años en vilo. Y creo que eso es lo más
apasionante que nos puede pasar. A los que estamos siempre y a los que
caen en este juego ante la convocatoria masiva que impone la Roja. Que
nos sea grato, intenso y que tenga un final feliz.
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