Oposición sin liderazgo


Oposición sin liderazgo
por Eduardo Engel
jueves 25 de agosto de 2011
http://focoeconomico.org/2011/08/25/oposicion-sin-liderazgo/

Políticas redistributivas sin sustento fiscal
son de corto alcance y en general terminan mal.

El escenario es propicio
para una reforma tributaria importante
que permita reducir las desigualdades
de manera permanente
durante las décadas que vienen
sin sacrificar el crecimiento.

El gobierno se vio más ordenado esta semana,
lo cual no es mucho decir, dada la evidente
falta de conducción de los últimos meses.

Finalmente hay esbozos de una estrategia
con cierto grado de coordinación.

Las reformas de la educación
propuestas por el gobierno
se traducirán en proyectos de ley
que irán al Congreso durante septiembre,
independiente de si los estudiantes
participan en la discusión o no.

Un incremento de impuestos
para financiar las reformas ha sido descartado,
al menos por el momento.

Y las reformas políticas más importantes,
como el fin del binominal, también
han sido desahuciadas por el oficialismo.

Concertación sin liderazgo

La Concertación, en cambio, sigue sin una estrategia.

Los puntos en que concuerda
con los líderes estudiantiles
se han enfatizado una y otra vez,
su cercanía afectiva con las protestas también.

Pero son pocos los líderes concertacionistas
que se atreven a disentir
de los planteamientos estudiantiles
en temas donde la ciudadanía
intuye que hay diferencias importantes.

Los problemas de calidad
y segregación en la educación son serios
y resolverlos es uno de los grandes desafíos
que enfrenta el país. Pero creer
que se resuelven poniendo fin al lucro,
simplifica las cosas más allá de lo razonable
y constituye una falsa panacea.

La falta de consecuencia de la Concertación
y de los líderes estudiantiles
ante el Colegio de Profesores ha sido manifiesta.

El trabajo que hacen los profesores es crucial,
pero su dirigencia es parte del problema
de la mala calidad de la educación.

Todos los trabajadores de Chile
somos evaluados todos los días,
todos, menos los profesores
que se niegan a ser evaluados
o que su pago esté vinculado
a su desempeño.

Por muy impopular que sea,
alguien tendrá que decir
que mejorar la calidad
de la educación básica y secundaria
requiere de mejoras importantes
en la calidad de los profesores,
lo cual requiere más recursos,
pero también una actitud
muy distinta del profesorado.

La oposición ha enfatizado las deficiencias
de la provisión privada de educación,
ignorando los serios problemas
que tiene la provisión pública.

Así, por ejemplo,
los líderes estudiantiles
y de la Concertación
no han pedido la más mínima garantía
que asegure que los mayores aportes
a las universidades públicas sean bien gastados.

¿A quién y en base a qué criterios
rendirán cuenta las universidades públicas
por cómo gastarán las nuevos recursos
que financiaremos todos los chilenos?

¿Quién asegura
una buena gestión de recursos
y reformas que mejoren
el gobierno interno de las universidades?

Si la Concertación no plantea estos temas, ¿quién lo hará?

A lo anterior se agrega
que casi ningún líder opositor
se ha atrevido a decirles a los estudiantes
que el impacto de las reformas educacionales
se notará sólo después de muchos años,
seguramente décadas.

Sin líderes dispuestos a comunicar este mensaje,
tenemos garantizadas protestas estudiantiles recurrentes
y una ciudadanía cada vez más frustrada.

Y por si todo lo anterior no bastara,
son varios los líderes opositores
felices de tirar por la borda
todos los avances en educación
de las últimas décadas.

Los rendimientos en las pruebas
Simce, Pisa y Timms vienen subiendo.

Tomó tiempo,
porque las reformas en educación
toman tiempo en tener efecto,
pero finalmente estamos mejorando.

Un sólido estudio de McKinsey
destaca a Chile como uno de los países
con mayores avances en educación.

Falta mucho por hacer, de eso no cabe duda,
pero el desafío es cambiar lo que no funciona,
no cambiarlo todo como propone
más de un parlamentario concertacionista.

La excepción a la falta
de liderazgo en la Concertación
fue la oposición de los senadores
Ignacio Walker y Andrés Zaldívar
a los plebiscitos,
manifestada durante la semana.

Los restantes parlamentarios de la oposición
que se pronunciaron sobre el tema
apoyaron entusiastamente la idea
de resolver temas técnicamente complejos
por la vía plebiscitaria, renunciando así
a su rol en una democracia representativa.

Cuesta creer que Walker y Zaldívar
sean los únicos parlamentarios concertacionistas
opuestos a legislar  por la vía plebiscitaria.

La gran oportunidad

Para la Concertación
va a ser impresentable
negarse a legislar los proyectos
que enviará el Ejecutivo al Congreso
para mejorar la calidad y equidad de la educación,
aun si los líderes estudiantiles y del magisterio
persisten en la negativa de participar en el proceso.

Si a lo anterior se agrega
que es probable que durante septiembre
el movimiento estudiantil pierda fuerza,
la Concertación terminará perdiendo
una oportunidad única para avanzar en temas
que valora y que son importantes para el país.
Como las reformas políticas y una reforma tributaria en serio.

Cuando el gobierno de Ricardo Lagos
se vio sumamente complicado por el caso MOP-Gate,
la oposición de aquel entonces decidió aprovechar la oportunidad
para sacar adelante un plan ambicioso de reformas al Estado.

Entre ellas la creación de la Alta Dirección Pública,
que redujo sustancialmente el cuoteo político en cargos del Estado.

A la Concertación no le gustó para nada esta reforma,
pero estaba debilitada y tuvo que aceptarla.

Es probable que la mano que la Alianza
dio al gobierno de Lagos no haya sido desinteresada.

Contaba con que Lavín sería el próximo presidente
y no era atractivo recibir un gobierno por los suelos.

Cabe preguntarse, entonces, por qué la Concertación
no ha sido más proactiva en la coyuntura actual.
¿No tiene propuestas en materia educacional?
¿No existen reformas que quiera priorizar
para mejorar la política? ¿Duda de que será gobierno el 2014?

Las reformas políticas son el desafío más importante
para hacerse cargo del fracaso que hemos visto
en estas semanas de nuestra democracia representativa.

Partidos políticos con prácticas poco transparentes,
influencia excesiva del dinero en la política,
cortapisas para registro de votantes
y un empate por diseño entre la Concertación
y la Alianza en el Congreso explican
por qué la inquietud ciudadana
respecto de la educación
no se ha canalizado a través
de los cauces habituales de una democracia.

La Concertación
tiene una oportunidad única
para avanzar en estos temas,
sobre todo en el binominal,
fuente importante de la sobrerrepresentación
de la UDI en la política chilena.

Algo similar ocurre
con la posibilidad
de una reforma tributaria.

El argumento del gobierno
de que las reformas en educación
se financiarán con más crecimiento
no resiste un análisis serio.

Una política fiscal responsable
fue uno de los hitos
de los gobiernos de la Concertación
y debiera seguir siéndolo.

Políticas redistributivas sin sustento fiscal
son de corto alcance y en general terminan mal.

El escenario es propicio
para una reforma tributaria importante
que permita reducir las desigualdades
de manera permanente durante las décadas
que vienen sin sacrificar el crecimiento.

Mucho se ha dicho
sobre la falta de liderazgo en el gobierno,
menos sobre la falta de conducción en la Concertación.

La coyuntura política actual
da una oportunidad única a la Concertación
para avanzar en temas importantes para el país.

Es de esperar que emerjan liderazgos
que permitan aprovechar esta oportunidad.

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