por Aldo Schiapacasse
Diario El Mercurio, Deportes, lunes 8 de agosto de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/08/08/deportes/columna/noticias/6267598D-5E0B-4EC4-9B67-88D9BDBA29A0.htm?id={6267598D-5E0B-4EC4-9B67-88D9BDBA29A0}
Ya está dicho que en lo formal el principal cambio entre Bielsa y
Borghi es en la forma del liderazgo. Mientras el rosarino prefería el
sistema autoritario, el Bichi es lo que la psicología denomina un
"laissez faire". Es decir, entrega la responsabilidad de los actos a
sus subordinados, confía en ellos al punto de delegar cuestiones que
-en el concepto- le corresponderían exclusivamente a quien detenta la
autoridad.
Es una apuesta arriesgada cuando se trata de fútbol, y cuando los
jugadores no tienen ni la madurez ni la responsabilidad debida. Hay
tratados, libros y estudios a ese respecto, en sociología, en gestión
empresarial y, por supuesto, también en los juegos colectivos. Y la
potestad para elegir la forma de ejecutar la autoridad es exclusiva de
quien la ejerce.
El asunto se plantea porque si bien en lo futbolístico hay matices
donde el sistema deberá ajustarse en las próximas clasificatorias, a
lo que habrá que acostumbrarse es al abismal cambio en el ejercicio de
las autoridades. Para este amistoso frente a Francia, por ejemplo,
Mauricio Pinilla se autodescartó antes de llegar a Montpellier,
mientras que Matías Fernández y Humberto Suazo se quedaron en sus
clubes porque "hay que dejarlos tranquilos", en palabras del mismo
seleccionador.
Suazo, de hecho, jugó y marcó por su equipo este fin de semana, pero
ya era un secreto a voces que su intención después de la Copa América
era tomar distancia del proceso, agotado por las críticas y el
esfuerzo que le demanda jugar por la Roja, en el Mundial y ahora.
En la psicología de manejo de Borghi, a los jugadores que más conoce
los deja operar con las sensaciones y los sentimientos, con la baraja
de sus propias percepciones. Y en aquellos con los que no tiene mayor
vínculo -como el del Palermo o Mark González, por ejemplo- los quiere
observar para hacerse el cuadro completo antes de incorporarlos o
descartarlos por completo.
Como se trata de amistosos y un período de ajuste general -que
comprende además la relación con la prensa y las reacciones de la
hinchada-, el sistema se juzga sólo a la luz del fiato que logrará el
seleccionador con el grupo, entendiendo que esa relación es de ida y
vuelta: los jugadores se empoderan, pero deben ser capaces de
responder a esa confianza con resultados y una fidelidad a toda
prueba.
El problema es si esas libertades no se traducen en resultados o metas
objetivas, lo que debilita todo el proceso. En esta pasada por
Montpellier, y entendiendo la necesidad de un especialista de área a
la altura del desafío, me habría gustado más exigencia, entendiendo
que Suazo y Pinilla no tienen reemplazantes a la altura y que Paredes
comenzará a alejarse de esa función en Colo Colo.
Pero como en todo proceso, habrá que hacer un acto de fe. Y creer que
lo de Suazo no es el afán de alejarse de la Roja y que Pinilla no
llegará al partido con Argentina por las clasificatorias sin ni un
partido en el cuerpo.
Es ese el cambio que me parece más radical y profundo. Y que
representa la verdadera apuesta de este proceso. Porque se requiere no
sólo de un técnico responsable, seguro y convencido de su sistema (que
Borghi lo es), sino de un grupo a la altura del desafío y sus
responsabilidades. Y ahí están mis dudas.
▼
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS