Becas y crédito universitario, aumento de subvenciones y cobertura
universal de la educación preescolar:
¿Cuánto cuesta financiar cinco años de reforma total? Los cálculos
llegan a los US$ 20 mil millones
El Mineduc, Educación 2020 y la Universidad Católica entregan sus
visiones sobre las platas en juego.
por Pablo Obregón Castro
Diario El Mercurio, domingo 14 de agosto de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/08/14/economia_y_negocios/_portada/noticias/5A7A78DE-3BAB-4FC2-A88F-CD6EF3B6CBD4.htm?id={5A7A78DE-3BAB-4FC2-A88F-CD6EF3B6CBD4}
En un verdadero enredo de cifras se ha convertido el debate sobre el
financiamiento de la reforma educacional que exigen los estudiantes.
Mientras el Gobierno asegura que con los US$ 4.000 millones anunciados
por Hacienda estaría garantizado el financiamiento de los cambios más
importantes por un periodo de entre cuatro y seis años, desde el mundo
académico consideran que esas cifras darían para cubrir el gasto
corriente de un solo año de reformas, en el caso de que se recogieran
todas las demandas de los actores movilizados.
Esto último, porque las platas que están sobre la mesa no sólo
deberían estirarse para resolver las principales demandas de los
universitarios, sino también para cubrir gastos menos visibles, como
universalizar la educación preescolar y sentar las bases de la
institucionalidad que, en teoría, reemplazaría a las vapuleadas
corporaciones municipales.
La investigadora de Educación 2020, Valentina Quiroga, estudió los
costos que tendría para el país implementar cambios profundos a la
educación preescolar, escolar y universitaria, y llegó a cifras que
quintuplican las que maneja el Gobierno. Según sus cálculos, harían
falta del orden de US$ 20 mil millones en un horizonte de cinco años
para construir la infraestructura y solventar el gasto corriente que
implicaría una reforma como la que se está demandando desde distintos
sectores.
Claro que el debate no se agota en las cifras. El investigador del
Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación de la
Universidad Católica (Ceppe), Javier González, advierte que el tema no
sólo pasa por los recursos, sino también por implementar cambios
institucionales: "en educación superior, por ejemplo, es importante
que el Estado (como ocurre en otros países) tenga la facultad para
limitar el nivel máximo de aranceles que pueden cobrar las
instituciones".
Preescolares
En educación preescolar, la iniciativa del Gobierno pretende
universalizar la cobertura en los dos quintiles más pobres, lo que
significa sumar al sistema del orden de 55.200 niños. Para eso, según
Quiroga, se requieren 574 instituciones que den cabida a 96 niños cada
uno. La inversión para poner en funcionamiento esa nueva
infraestructura sería del orden de US$ 142 millones (unos US$ 250 mil
por cada institución).
A esto, habría que sumar un gasto corriente de US$ 163 millones
anuales, considerando una subvención de $115 mil mensuales por niño,
que es el estándar de los jardines infantiles de la red Integra.
En el Mineduc aclaran que algunas de esas cifras parten de supuestos
irreales. Por ejemplo, la caída en las tasas de natalidad y la
infraestructura ociosa del sistema público permitiría incorporar una
buena cantidad de niños sin tener que edificar, necesariamente, todos
esos establecimientos desde cero.
Tal es así, que entre 2000 y 2010 las escuelas públicas perdieron más
de 459 mil estudiantes y el número de escuelas se mantuvo casi
inalterado. Eso significa que, en la práctica, existen unos 589
establecimientos subutilizados que se pueden acondicionar.
Además, el promedio de $115 mil por cada niño que exhibe el sistema
Integra incluye el gasto de alumnos de prekínder, kínder y también de
sala cuna.
"Estos últimos requieren una inversión mayor, lo que eleva el
promedio. Lo que estamos proponiendo apunta a prekínder y kínder,
donde el gasto por alumno es de $55 mil", dice el subsecretario de
Educación, Fernando Rojas.
La subvención óptima
Debido a la merma de alumnos que ha experimentado la educación
municipal -y la consiguiente caída de ingresos vía subvenciones- las
alcaldías aportan anualmente unos US$ 265 millones a las escuelas.
Además, las corporaciones más pobres tienen una deuda de arrastre de
unos US$ 200 millones.
Para el coordinador de Educación 2020, Mario Waissbluth, si cambia la
institucionalidad y se crean nuevas agencias a cargo de las escuelas
públicas, el Estado debería, al menos, absorber la deuda y reemplazar
los recursos que hoy ponen los municipios.
Si además se pretende aumentar la Subvención Escolar Preferencial
(SEP) a $100 mil para todos los escolares vulnerables -hoy es de $85
mil para los alumnos de prekínder a cuarto; de $73 mil para los de
quinto a sexto, y de $62 mil para séptimo y octavo- se requerirían US$
1.620 millones, según Quiroga.
En el Mineduc también desestiman estos cálculos y aseguran que, de
acuerdo a sus proyecciones, para entregar una Subvención Escolar
Preferencial de $100 mil a todos los alumnos hasta octavo se requieren
del orden de US$ 500 millones.
En educación superior es donde se presentan las visiones más
contrapuestas. Mientras los estudiantes ponen todas sus fichas en la
obtención de más recursos, en el mundo académico creen que el tema no
sólo se resuelve con dinero, sino incluso con cambios culturales.
Tal como advierte Javier González, la evidencia comparada muestra que
los sistemas de créditos son adecuados para financiar aumentos
sostenidos en la matrícula, pero son menos efectivos para aumentar la
participación de jóvenes pobres.
De hecho, un estudio del Ceppe UC muestra que el 43,4% de los alumnos
de nivel socioeconómico alto tiene una gran disposición a financiar
sus estudios vía crédito, mientras que sólo el 29% de los estudiantes
más pobres comparte esa actitud.
"Esto se debe probablemente a las diferentes percepciones que poseen
en relación con su capacidad para pagar el préstamo. Mientras que el
32,5% de los estudiantes pobres piensa que tendrá dificultades para
devolver sus créditos, este porcentaje se reduce a la mitad entre los
estudiantes de mayores recursos".
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