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"ZURITA" El último libro del autor de "Purgatorio"

por Patricio Tapia
Diario El Mercurio, domingo 3 de julio de 2011http://diario.elmercurio.com/2011/07/03/al_revista_de_libros/_portada/noticias/1CFF12AE-2195-429D-B3F2-4C48B2DE5E2A.htm?id={1CFF12AE-2195-429D-B3F2-4C48B2DE5E2A}
 
Leer 'Zurita' es como sumergirse en el sitio de un naufragio...
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Desde el año 2006 el poeta había publicado adelantos de este libro en
varios otros. Ahora ya están disponibles las más de 700 páginas de
quizá su mayor empeño poético.
 
Así como una perspectiva heroica de la historia quiere pensar que una
época puede resumirse en la vida de un hombre, hay quienes creen que
la vida de un hombre puede explicarse (o redimirse o justificarse) por
un día o un instante. Sólo la pretensión modernista consideró posible
cifrar todo lo anterior en una obra literaria. Zurita , el libro,
proporciona mayor evidencia de que Zurita, el poeta que lo escribió,
probablemente comparte esa idea.
 
Zurita transcurre o cuenta desde el atardecer hasta el amanecer de un
día, del 10 al 11 de septiembre de 1973. Pero a través de recuerdos,
citas, saltos temporales, sueños, va entrelazando la historia chilena
(y no sólo la chilena) con su vida. El golpe de Estado lo ve a través
de los golpes que recibió. Están los hechos que han alimentado su
leyenda: sus autolaceraciones (quemarse el rostro, intentar cegarse
con ácido), el episodio de una masturbación en el contexto de las
acciones del colectivo artístico CADA. Cómo escribió en el cielo de
Nueva York y en el desierto de Atacama... Pero también van apareciendo
sus padres (particularmente un padre al que apenas conoció: murió
cuando él tenía 2 años), sus parejas, y sus separaciones, lecturas,
música, ciudades y lugares, paisajes imponentes, la enfermedad de
Parkinson que lo aqueja...
 
Historia de un hombre
 
Leer Zurita es como sumergirse en el sitio de un naufragio. Hay restos
de embarcaciones -recoge textos de varios libros previos- y piezas
nuevas. Quitando el sedimento, pueden encontrarse momentos fulgurantes
e incluso, con el trabajo paciente de la escobilla, algo de humor: Bob
Dylan escribiendo poemas sobre la cordillera de Chile -a Zurita se le
acusó de plagiar a Dylan-, un soldado que lo golpea le pregunta si le
gusta un disco de Pink Floyd, pero "Zurita" le precisa que faltan años
para que ese disco salga
Como siempre, los epígrafes de Zurita son importantes. Aquí es: "Hondo
es el pozo del tiempo", de Thomas Mann, sin otra referencia. En el
último poema del libro, hablando al padre, lo repite. Entre medio da
otras versiones: "Profunda es la fosa del tiempo" (p. 245) y "Sin
fondo es la poza del tiempo" (p. 485). Es el inicio de la tetralogía
José y sus hermanos : "Es profundo el pozo del tiempo. ¿Quizá
debiéramos decir que insondable? Sí, insondable, y puede que todavía
más si hablamos del pasado del hombre...". Ese hombre, en este caso,
es Zurita.
 
-¿Hace usted algún distingo entre vida y obra?
 
-Cuando creas, se suspende la vida y sin embargo es esa obra la que te
inventa una vida. Yo no sé quién fue Kafka, sólo sé que la K de su
inicial es el trazo mediante el cual un hombre concreto quiso que, de
existir un lector, ese lector vislumbrase entre las letras el espacio
de una vida, de una vida real, de un ser que sufrió y que estuvo allí
y que sólo por la mirada de aquel que recorre las líneas de ese libro
quemó su vida. Crear es un doble nacimiento y por lo mismo también es
un doblaje de la muerte. El máximo sueño del arte sería desaparecer
para que la vida misma, cada segundo de ella, fuese una obra de arte.
 
-¿Diría que "Zurita" es una autobiografía?
 
-No existe una escritura que no sea autobiográfica. En el momento que
te sientas a escribir estás informado por la totalidad de tu vida, por
la totalidad de tus sueños, por todo lo que has leído, visto. Vivir es
estar condenado al recuerdo, y si "Funes el memorioso" es un relato
memorable, lo es porque todos los seres humanos, absolutamente todos,
son Funes el memorioso. En toda escritura está la huella de tu vida.
Nadie puede escapar a eso. Pero su pregunta me supone una hipocresía
que tal vez me gustaría tener; la autobiografía, como las memorias, es
la glorificación de la hipocresía; consiste en fabricarse la ilusión
de que somos algo más que distintas metáforas de lo mismo. No, con un
Confieso que he vivido ya es demasiado. A no ser que seas una
pornostar, abstente de escribir tus memorias.
 
-En poesía, como en psicoanálisis, los padres son hojas perennes. Su
libro aparece atravesado por los suyos, sobre todo su padre.
 
¿Alguna explicación?
 
-Sí, claro: Yo, Antonin Artaud, soy mi propia madre, mi propio padre y yo.
 
-El trasfondo del libro es el golpe del 11 de septiembre de 1973. ¿Es
uno de los hechos más determinantes de su vida?
 
-Sí.
 
-¿Nada que agregar?
 
-No. A diferencia de la vida, en la literatura tú puedes elegir tus onomásticos.
 
-¿Cómo explicaría las relaciones con hechos históricos como Hiroshima,
Auschwitz o Las Malvinas?
 
-Hiroshima, Villa Grimaldi, Dresde, Bagdad, esa infernal monotonía del mal.
 
-Se refiere a su vinculación con el CADA como "ese pajeo" "del arte
bajo dictadura y blá blá blá". ¿Cómo lo ve en la distancia?
-Me refería a los discursos teóricos sobre el CADA, son realmente
divertidos. Pero no, éramos unos pequeños seres rotos en un pequeño
país roto y sin embargo hicimos un gran arte contra la dictadura, un
arte lleno de fuerza, de belleza y de miedo. El CADA fue algo muy
extraordinario y ninguno de los que fuimos entonces hoy renegaría de
él, esas obras las debe completar la historia, aún siguen abiertas.
 
-¿Qué puede decir de su apropiación de la geografía y los paisajes?
 
-Los paisajes son inmensos telones en blanco que la pasión de vivir va
llenando y las escrituras en el cielo y en el desierto son mis poemas
más íntimos, más secretos, los que están más hondamente grabados en
mí. Fueron pensados en las condiciones más desesperadas y dolorosas de
las que tenga memoria.
 
-En este libro aparecen mucho más que antes las ciudades. ¿Alguna razón?
 
-Sí, aparecen ciudades desaparecidas hace miles de años, Boston,
Santiago, Dresden, Hiroshima, Berlín. En una de ellas alguien que tal
vez contuvo mis rasgos, es decir, que contuvo un insomnio, un
determinado nerviosismo, una manera de hablar, reconoció entre las
trituradas piedras una de esas ciudades donde creyó haber vivido:
Valparaíso. Zurita está escrito desde la muerte. Toda literatura son
cartas que nos llegan desde la muerte.
 
-Hay muchas menciones a sueños. ¿Cuál es la importancia de la
dimensión onírica en su libro?
 
-Escribir es una dimensión del sueño y en ese sueño finalmente los
hombres resucitan, vuelven de la muerte. Se escribe desde una cierta
irreparable desesperación y a la vez desde una también imposible
alegría; del encuentro de esos fantasmas nace la escritura. La
escritura es como las cenizas que quedan de un cuerpo quemado. Para
escribir es preciso quemarse entero, consumirse hasta que no quede una
brizna de músculo ni de huesos ni de carne. Es un sacrificio absoluto
y al mismo tiempo es la suspensión de la muerte. Si persisto en la
escritura es porque es mi ejercicio privado de resurrección.
 
-¿Según usted no hay insultos en el capítulo "Los países muertos"?
 
-No. No hay insultos, hay crudeza, hay desolación, hay fuerza y, si
usted quiere, mi particular sentido del humor, pero no insultos y en
todo caso, de haberlos, el más dañado es el personaje que habla, ese
tal Zurita. En la arquitectura del libro esa sección representa el
fracaso infernal del amor y está en el medio, en el fondo de la noche,
en la zona más honda y oscura. La gran mayoría de esos nombres serán
borrados y quién sabe si ese poema no les otorga una posteridad
inmerecida.
 
-Casi todos los escritores actuales señalan que su único compromiso es
con su obra. ¿Cuál es su idea del "escritor comprometido"?
-Espero contarme entre los que pueden mencionar sin sonrojarse la
palabra compromiso en toda su vastedad, en su honor, en lo fatal e
irremediable que ella conlleva.
 
-Siempre le ha importado la estructura de sus libros. Las frases que
le gustaría escribir en los acantilados de la costa nortina conforman
el índice del libro. ¿Podría dar más luces sobre ellas?
 
-Es un proyecto difícil de realizar y tal vez yo seré el único que lo
vea en toda su demencia y belleza. Son 22 frases, 22 Verás ,
instalados en los acantilados del norte que sólo podrían leerse desde
el mar. Me pareció que era lo que un ser humano va viendo en el curso
de su vida y a la vez es el nombre de cada una de las 11 secciones de
la primera y tercera parte del libro, en el medio está la noche. El
que ese proyecto sea a la vez el índice del libro fue uno de los
hallazgos más emocionantes que he tenido en mi vida, saltaba de
alegría, quería contárselo a todos, parar gente en la calle. Verás un
mar de piedras , Verás margaritas en el mar ... Le estaba poniendo
nombres a las escenas de mi vida.

1 comentario:

  1. Zurits es un resurrecto penitente un cristo masturbado por el mar de chile
    una adan constante en mi inconciente, que nace mil veces con una voz mas viva que todos los milagros y la muerte
    Zurita es un maestro un niño una vision sagrada en la humanidad que compartimos
    un ser humano extraordinario que baja de una cruz
    y canta con todos los volcanes y los desaparecidos con todas las piedras y los dolores
    infinitos del inconciente donde vivimos remando con los que amamos en direccion al abismo

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