¿De dónde viene
la obsesión en las mujeres
por sacar los puntos negros,
aquel folículo pilosebáceo
taponeado por queratina oxidada,
la que le da su color oscuro a la lesión
y que afecta más a personas con piel grasa?
No es raro ver llegar a clientas
de los centros de estética
con el rostro como queso gruyere.
Lleno de hoyos, irritado
o con pequeños parches.
Ni el maquillaje hace pasar desapercibido
que algo horrososo les pasó.
Nadie les pegó ni sufrieron un accidente.
Son mujeres que empezaron a hurguetearse
la cara tratando de sacarse los puntos negros
y se dejaron la escoba.
Antes les preguntaban quién les había hecho eso,
pero ahora saben que fueron ellas mismas.
«No me aguanté, tenía que sacármelo».
El tema es en sí asquerosillo.
Con las uñas, con una pinza o hasta con una aguja.
Cualquier método vale para apretar
y sacar esos puntos negros
que interfieren, distraen y obsesionan.
De verdad no es exagerado decir
que es un tema de obsesión.
«Suena tóxico y en realidad lo es,
porque pasa con hacerlo con tu propia cara,
en privado, pero andar pendiente
de los otros es como mucho».
Tal vez la irresistible atracción
que ofrecen los puntos negros,
opina un psicólogo entrevistado
tienen que ver con el placer,
en el sentido más amplio del término.
"Hay una fascinación en ese acto
de apretar, de ver salir esa
impureza como un gusanito.
La ansiedad subyace y lo que manda es el placer.
También tiene que ver con la imagen que uno proyecta,
con ser aceptado, y en ese contexto
los puntos negros molestan y dañan la estética.
Las mujeres tienen más fijación por lo estético
que los hombres, que se fijan más en el cuerpo.
Y si bien es medio asqueroso el andar
sacando puntos negros, por otra parte
se busca la limpieza".
Extractado por RAA para UU.GG del Diario Las Últimas Noticias
www.lun.com
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