CORTE EN TRÁMITE

De este tema controversial,
hay muchas visiones distintas
y nunca es malo dar tribuna
a al menos permitir la lectura
de algunos de los numerosos artículos y cartas publicadas
en que el tema es abordado desde diversas perspectivas,
con el fin de ponderarlas y poder reflexionar acerca de éstas
para que, ojalá con una opinión mejor fundada,
información más completa, contrastada con la evidencia,
nos permita discernir qué es lo que resulta conviente para Chile.
 
 
Corte en trámite
por Antonio Gil
Diario Las Últimas Noticias, jueves 9 de junio de 2011
 
Se equivocaron los profetas
y los esclarecidos autores de ciencia ficción
que hace sólo un par de décadas
nos auguraban un futuro aterrador, crispado,
con el estanque vacío de petróleo.
 
Mad Max no se convirtió, por fortuna,
en realidad y las porfiadas evidencias
nos muestran que hoy lo que se nos está
volviendo dramáticamente esquivo
y codiciado es aquello que algunos redactores
llaman, con desmayada, decimonónica
y jocosa cursilería: "el vital elemento".
 
El agua, en efecto,
se ha hecho cada vez más escasa
y su demanda se duplica cada 20 años.
 
Sobra agregar que cuando
las cantidades de un bien necesario
empiezan a ser menores
y su demanda aumenta,
crece el interés comercial por él.
 
En este sentido las leyes del mercado son claras:
mientras más escasean una mercancía
y mayor es su demanda, la ganancia es superior.
 
Hacia donde miremos, en toda la redondez del planeta,
podemos comprobar un fenómeno global idéntico:
las fuentes acuíferas se contaminan crecientemente
por la negligencia de las autoridades,
los glaciares se descongelan por el cambio climático
y las multinacionales se apropian del agua
ante la pasividad política, obsecuencia
o complicidad de los gobiernos.
 
De la misma manera
de los prestidigitadores de circo,
que atraen nuestra atención con una mano
mientras realizan su truco con la otra,
ahora mismo a los chilenos
nos están embolinando la perdiz con voltios,
con megavatios y, cómo no, con el fantasma
de una oscuridad fría y eterna como la muerte,
al tiempo que la mano que realiza
el acto de prestidigitación busca
un propósito de fondo
muy distinto al de la generación eléctrica:
apropiarse del agua.
 
Eso queda en evidencia cuando
veamos el extraño olvido de tramitación
de los miles y miles de kilómetros
de tendidos necesarios para el traslado
energético desde la Patagonia
hasta los centros productivos.
 
¿No son las dos cosas en realidad una sola?
 
¿Por qué esa rara dilación?
 
Fácil: porque la generación eléctrica es una patraña.
 
El objetivo último de HidroAysén
es desnacionalizar las aguas
de los ríos Baker y Pascua.
 
Así cientos de miles de millones de litros
de las aguas más límpidas del globo,
que pertenecen a todos los chilenos,
dejarán de pertenecerles
por el expediente de la "generación eléctrica".
 
Pero le ha salido gente al camino
a este intento de expolio
y estamos viviendo en Chile
una guerra de baja intensidad,
librada entre una población
que rechaza categóricamente
la intervención del territorio patagónico
y los intereses de las monstruosas megacorporaciones.
 
Mientras el presidente de Endesa, Borja Prado,
asegura en la junta de accionistas de Madrid
que HidroAysén es "clave" para el grupo,
en las calles de Santiago la gente grita a todo pulmón
"Patagonia sin represas, no a HidroAysén".
 
Gane quien gane esta guerra,
los chilenos no nos debemos dejar engañar como niños.
 
Cuando se trata del interés nacional,
es deber de cada uno
tener las cosas claras como el agua.

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